VÍCTIMA Y VICTIMARIO
ramviurEnsayo22 de Julio de 2013
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VÍCTIMA Y VICTIMARIO
Hay diversos tipos de víctimas son elegidas por determinadas razones y otras vienen escogidas al azar.
En cualquier caso, siempre se encuentra que existe una relación entre víctima y victimario, que puede ser muy simple o extraordinariamente complicada.
Cuando se menciona víctima y victimario viene a la mente la idea de dos opuestos, de dos entes contradictorios, del bien y el mal, del culpable y del inocente, de Caín y Abel.
Pero la situación no es tan sencilla, la Victimología nos ha venido a demostrar que en ocasiones víctima y victimario podrían no ser tan diferentes, y que pueden tener más semejanzas que diferencias
Elegir a una víctima no equivale a escoger un objeto. La víctima tiene vida propia, personalidad, un camino recorrido, sus propias creencias, deseos, ilusiones. No pude pensarse en un sujeto “activo” que selecciona a un sujeto “pasivo”. Por esta razón es tan importante, para dilucidar el tema, estudiar las relaciones entre ambas partes, en el fenómeno que Mendelshon llama “pareja penal”, para diferenciarla de la “pareja criminal” que estudió Scipio Sighele. La pareja criminal la componen dos sujetos que unen sus esfuerzos para tener mayor éxito en su empresa delincuencial; es la forma más simple y primitiva de delincuencia organizada, y sigue sus propias reglas.
La pareja penal es la relación víctima-victimario, que en principio es antagónica, aunque no en todos los casos, como hemos comentado, pues hay ocasiones en que se dificulta la distinción, o los papeles pueden turnarse y cambiar de un momento a otro.
Otra dificultad se plantea en los casos de multiplicidad de personas victimizadas por el mismo sujeto o cuando alguien es victimizado por varios criminales, lo que complica notablemente el problema. Para hacer el análisis de la pareja penal, debe tomarse en cuenta tres variables, que son el conocimiento o desconocimiento entre ambos, las actitudes mutuas y la percepción que se tiene de la contraparte.
RELACIÓN Y CONOCIMIENTO
La relación previa de víctima y criminal es un hecho de gran trascendencia que puede aclararnos gran parte de la dinámica, ya que hay casos en los que se elige a una víctima por ser conocida y en otros se selecciona exactamente por ser desconocida.
En la misma tónica, hay delitos que nunca se cometerían a un conocido y, por el contrario, hay ilícitos que es imposible cometer si no se conoce a la víctima.
Se plantean cuatro posibilidades en lo relacionado con conocimiento-desconocimiento:
a) Víctima y victimario se conocen, por lo tanto hay una vinculación interpersonal que puede ser de mayor o menor grado.
b) El criminal conoce a la víctima, pero esta no a su.
c) La víctima conoce al criminal, pero este no conocía a la víctima.
d) Víctima y victimario no se conocían previamente, eran desconocidos, el encuentro es fortuito.
ACTITUDES
Una vez detallado el hecho del conocimiento previo entre víctima y victimario, se debe proceder a analizar las actitudes que pudieran encontrarse entre ellos. La actitud es la disposición mental específica de un sujeto hacia una experiencia concreta que puede ser positiva, negativa o neutra.
Hay múltiples actitudes, pero para el caso de este ensayo, podemos simplificar en tres variantes: atracción, rechazo, indiferencia, que pueden combinarse tal como lo hicimos con la dualidad conocimiento-desconocimiento, simplemente enumeremos las posibilidades:
a) Víctima y criminal se atraen (proxenetismo, estupro, incesto).
b) El criminal se siente atraído por la víctima, pero esta rechaza al criminal (violación).
c) El criminal rechaza a la víctima, pero esta se ve atraída por aquel (estupro).
d) Víctima y victimario se rechazan (violencia, violación, riña, duelo, venganza)
e) El criminal se ve atraído por la víctima pero esta es indiferente (hostigamiento sexual).
f) El criminal rechaza a la víctima, a esta le es indiferente aquel.
g) La víctima se ve atraída por el criminal, a este le es indiferente.
h) La víctima repudia al victimario, pero este adopta una actitud indiferente (terrorismo).
i) Ambos, víctima y victimario son indiferentes (accidentes, delitos culposos, imprudenciales, robo de automóvil).
PERCEPCIÓN
De la percepción que el criminal tenga de su víctima depende en mucho la elección de ésta y no sólo eso, sino el mismo paso al acto. Consciente o inconscientemente el victimario debe cambiar su percepción si esta es favorable, y tomar distancia afectiva de su víctima, de lo contrario puede arrepentirse al percibir a la víctima con respeto, piedad, compasión, o temor.
Lo anterior se hace patente antes del delito, en el momento mismo de los hechos o en las actitudes post-delictum. El criminal debe culpar a la víctima y reforzar sus sentimientos de infravaloración hacia ella. Esto se proyecta en el lenguaje y en las actitudes.
“Clasificar” a la víctima es el primer paso, despersonalizarla, convertirla en menos, culpabilizarla, despreciarla, minusvalorarla, para finalmente transformar un ser humano en cosa, desprovisto de sentimientos, dignidad, valor. Por otra parte, es también de vital importancia el analizar la percepción que la víctima tiene del criminal, sobre todo antes del hecho victimal, pues es lo que puede marcar la diferencia entre ser elegida o no.
Aquí la situación es muy compleja, pues es claro que la percepción puede cambiar radicalmente en el momento mismo o posterior a la victimización (para bien o para mal, recordar el “síndrome de Estocolmo”). El análisis del conocimiento previo, las relaciones anteriores, las actitudes, etc., son muy valiosas, pues nos pueden aclarar si la percepción que la víctima tenía del criminal facilitó o no su elección.
FACTORES VICTIMÓGENOS
Por factor victimógeno entendemos todo aquello que favorece la victimización, o sea las circunstancias, condiciones o situaciones de un individuo que lo hacen proclive a ser elegido como víctima.
Hay diversas formas de clasificar los factores victimógenos, así, si consideramos a la víctima como un ente biopsicosocial, los factores pueden ser biológicos, psicológicos y sociológicos; otra forma es considerarlos como endógenos y exógenos, o de manera más dinámica como predisponentes, preparantes o desencadenantes; puede también hablarse de factores víctimo-impelentes y víctimo-repelentes.
Un ejemplo excelente del tratamiento de los factores en nuestro tema lo podemos encontrar en Hilda Marchiori, que nos ilustra cómo la víctima puede ser elegida por:
a) Circunstancias personales.
b) Circunstancias de lugar.
c) Circunstancias de tiempo.
Las circunstancias personales son las características físicas, psíquicas y sociales que presenta la víctima, que son atendidas por el autor para realizar el delito.
Las circunstancias de lugar se refieren al sitio donde se encuentra la víctima (o futura víctima), que propicia la victimización, y las de tiempo hacen referencia al momento que más facilite el delito.
FACTORES BIOLÓGICOS
Es poco lo que se ha investigado en cuanto a factores biológicos de corte genético en cuestión victimológica, no sabemos las sorpresas que pueda darnos la genética en el futuro.
Lo que sí sabemos es que, para vergüenza de nuestra especie, hay criminales que escogen a sus víctimas exactamente por su debilidad biológica, igual que los más feroces depredadores del reino animal, que eligen al débil, el enfermo, al pequeño, al cachorro, al viejo, a aquel que no puede defenderse.
Independientemente de los casos de enfermedad e invalidez, de fortaleza o debilidad física, de grupo étnico, recalcamos dos factores biológicos esenciales en la elección de la víctima: edad y sexo.
A) La edad
Es incontrovertible que la edad es uno de los más claros factores de elección de una víctima, en sus dos extremos, los niños y los ancianos. Los menores de edad son buscados no sólo por su inferioridad física, sino también por su inocencia, candidez e inexperiencia, que es mayor mientras más pequeños son. Es realmente alarmante el aumento de la paidofilia, con sus manifestaciones de pornografía infantil, proxenetismo, tráfico de infantes, turismo sexual, abusos deshonestos, exhibicionismo, etc. y no sólo de los que padecen de este trastorno sexual. Si no de la impresionante industria que se ha desarrollado alrededor. En los delitos sexuales, son los jóvenes los más victimizados: prostitución, estupro, violación, explotación sexual, tráfico, incesto, etc.; y ahora vemos la preferencia por menores para el secuestro, la esclavitud, el narcomenudeo, el reclutamiento como soldados, y otras formas de abuso laboral y físico.
En el otro extremo tenemos a los ancianos, tan vulnerables, sobre todo si viven solos, en que son elegidos no sólo por su vulnerabilidad y soledad, sino también por la acumulación de bienes, la desconfianza a los bancos, la falta de denuncia (muchas de las victimizaciones son cometidas por parientes) y de movilidad. En nuestro país tenemos ahora el ejemplo paradigmático de la “mata viejitas”, asesina serial que debe al menos 18 homicidios, todos ellos cometidos contra personas del sexo femenino y de edad avanzada.
B) El sexo
En ciertos delitos el sexo es un factor determinante para la elección de la víctima; aunque en lo general los hombres aparecen mayormente como víctimas de
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