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Zona Marino-Costera

hahlijuniper24 de Abril de 2013

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ZONA MARINO COSTERA

Franja costera comprendida dentro de los primeros 20 kilómetros, que va desde la zona marítima tierra adentro al mar abierto, desde cero a 100 metros de profundidad. La zona costeromarina representa solo el 10 % del área de los océanos ; no obstante, es de gran importancia porque el 90 % de las especies marinas se encuentra allí, aprovechando la riqueza en nutrientes, y la mayoría de las pesquerías tienen su centro en ella. Además, es la interfase de los ecosistemas terrestres y el mar, donde existen una variedad de ecosistemas frágiles e importantes, tanto desde el punto de vista de producción, como de protección.

Es una zona especial de ancho variable donde interaccionan factores marinos, terrestres, atmosféricos y el hombre, cuya importancia está dada por los recursos que posee, la zona costera contiene hábitats y ecosistemas que proporcionan beneficios y servicios a las comunidades. La mayoría de los proyectos de desarrollo económico en las áreas costeras y marinas, tienen el potencial de afectar, gravemente, los recursos ubicados en estos ambientes y presentar conflictos entre los usos en competencia de los recursos.

Consecuentemente, la evaluación ambiental en sí es insuficiente para el manejo de la zona costera.

Incluye playas, humedales, estuarios, lagunas, arrecifes de coral, manglares y dunas, puertos, pesquerías, operaciones de acuicultura, industrias, establecimientos recreativos y turísticos, sitios arqueológicos y muchas de las áreas urbanas más grandes y densamente pobladas del mundo.

PRINCIPALES ECOSISTEMAS MARINOS

COMUNIDADES DE FONDOS DUROS

Su fauna marina (invertebrados y peces) ha desarrollado características especiales para sobrevivir a os impactos del fuerte oleaje y variación de las mareas.

Los fondos rocosos generalmente aparecen es costas empinadas sin acumulación de sedimentos. Tales áreas a menudo son levantamientos recientes o se están todavía formando como consecuencia de acontecimientos geológicos por lo que no han tenido tiempo de erosionarse o de acumular sedimentos. La costa oeste de América, por ejemplo, es ampliamente rocosa debido a que constituye un margen activo que se ha elevado por procesos geológicos. El este de Canadá y nueva Inglaterra fueron cubiertos por grandes planchas de hielo durante la última glaciación. El hielo erosiono los sedimentos de la plataforma continental, exponiendo la roca desnuda subyacente. Bajo el tremendo peso del hielo, las costas se hundieron parcialmente en el manto. Cuando el hielo se fundió, la costa subió lentamente, o reboto, originando una costa de roca expuesta levantada. El nivel del mar, sin embargo, comenzó a subir, y finalmente alcanzo el repunte de la costa.

No todas las costas rocosas se han formado por levantamientos. Las olas y las corrientes pueden transportar lejos los sedimentos, descubriendo la roca desnuda. De forma similar, peñascos de rocas duras resistentes a la erosión pueden permanecer después de que las rocas circundantes más blandas, hayan sido erosionadas.

Es difícil excavar en la roca, pero los bivalvos minadores (Zirfaea, Penitella) pueden hacerlo en rocas blandas y areniscas. La mayoría de los organismos rocosos intermareales viven sobre la superficie de la roca. Los animales que viven sobre la superficie del sustrato, ya sea rocoso, arenoso, fangoso o incluso otros organismos, se denominan epifauna. Bastantes miembros de la epifauna se mueven sobre las rocas, pero otros muchos son sésiles y están unidos a ellas. Al vivir sobre las rocas, los organismos intermareales están plenamente expuestos a los elementos, lo que les somete a un gran estrés físico.

Exposición a la marea baja

La marea baja supone muchos problemas para los organismos que viven en el roquedo intermareal. Abandonados en lo alto y secos, quedan expuestos al aire, un ambiente mucho más severo que el agua. Esta exposición supone más de un problema para los organismos que viven en la parte alta del intermareal, ya que esta zona solo permanece sumergida, y brevemente, en la pleamar. El borde mas superior puede no sumergirse cada día, sino tan solo en las pleamares excepcionalmente altas, de las mareas primaverales. Esta parte más alta del intermareal, de hecho casi nunca está sumergida, sino humedecida por las salpicaduras del oleaje.

Por otro lado, los organismos que viven en la parte inferior del intermareal permanecen sumergidos la mayor parte del tiempo y se enfrentan a la emersión solo en periodos cortos; los del límite inferior de esta zona, solo en las bajamares más extremas. Por ello, los organismos que viven en lo más alto del intermareal se ven desposeídos del agua la mayor parte del tiempo.

La perdida de agua de los organismos marinos supone su desecación, cuando están expuestos al aire. Para sobrevivir en el intermareal, un organismo tiene que ser capaz de evitar la desecación o tolerarla o ambas cosas. La mayor parte de los organismos se enfrenta al problema de la desecación de dos formas básicas: “correr y cobijarse” o “cerrarse a cal y canto”.

La primera de las estrategias es simple. Cuando la marea se retira, los organismos van en busca de humedad y esperan el regreso de la marea. No es extraño ver cangrejos litorales, cangrejos ermitaños, caracoles y otros habitantes del litoral rocoso amontonados en anfractuosidades o cavidades húmedas en hambría. Los charcos mareales o pozas de marea, son lugares favoritos para guarecerse. Varias zonas obtienen humedad por las salpicaduras de las olas (rociado) o por el agua que escurre lentamente desde los charcos mareales. Los cobijos pueden incluso ser proporcionados por otros organismos.

Las algas y los animales sésiles no pueden correr, pero muchos son capaces de cobijarse. En lugar de moverse hacia áreas húmedas cuando la marea se retira, ellos viven en áreas húmedas todo el tiempo. Esto puede ser debido a que las larvas o esporas eligen solo sitios húmedos o lugares umbríos. Las que eligen otras zonas, se secan y mueren.

Los organismos que usan la estrategia de cerrarse a cal y canto poseen algún tipo de cubierta protectora, como una concha, que pueden cerrar para retener agua. Algunos como los balanos y los mejillones, están completamente cerrados y pueden retenes humedad simplemente cerrando sus conchas. Otros, como las lapas, tienen una abertura que no puede estar completamente cerrada. Típicamente estos organismos se aplastan contra las rocas para cerrar la abertura. Algunos utilizan moco para sellar mejor el cierre. También pueden excavar pequeñas depresiones, u “hogares excavados” en la roca que hacen más efectivo su sellado. Lo hacen raspando la roca con su concha o su rádula, desgastándola lentamente.

Varios organismos usan una combinación de estrategias. Los bígaros (Littorina) por ejemplo, se desplazan sobre las rocas en busca de humedad. Pero también pueden sellar la abertura de su concha cerrando el opérculo, una lamina rígida que la cierra como si fuera una puerta. Aun así, los bígaros no son inmunes a la desecación, por lo que en marea baja se congregan en lugares húmedos de umbría, especialmente en días calurosos de mucho sol. La desecación es un problema serio en climas cálidos tropicales, donde los organismos intermareales están generalmente confinados en charcos de marea o zonas húmedas de umbría.

Finalmente, muchos organismos intermareales no utilizan ninguna de las dos estrategias. En su lugar, ellos simplemente soportan perdidas de agua. Varios quitones intermareales pueden sobrevivir a pérdidas de hasta 75% del agua de sus tejidos. Varias algas intermareales, tales como los fucus, pueden soportar perdidas de agua de hasta el 90%, llegando a estar casi completamente secas y prácticamente crujientes; sus tejidos recuperan rápidamente su humedad cuando los vuelve a cubrir la marea.

Temperatura y salinidad

La emersión también crea otros problemas distintos para los organismos marinos. Las temperaturas del mar son relativamente constantes y suaves, debido a la alta capacidad calorífica del agua, mientras que las temperaturas del aire pueden ser mucho mas extremas. En marea baja, los organismos intermareales están a merced de los golpes de sol y de los rigores del frio invierno. Como los charcos de marea son someros, también presentan temperaturas extremas, aunque no tanto como las del aire.

La mayoría de los organismos intermareales pueden tolerar un amplio rango de temperatura. Los peces de los charcos de marea, por ejemplo, son mucho mas tolerantes a las temperaturas extremas que los peces emparentados que viven por debajo de las mareas. Ciertas especies de bígaros que viven en la parte alta del intermareal muestran una notable tolerancia al calor; se sabe, por experimentos de laboratorio, que una especie sobrevive a temperaturas tan altas como 49°C.

Los organismos se enfrentan también a las temperaturas extremas simplemente siendo resistentes. Por ejemplo, aquellos que se mueven hacia lugares húmedos para evitar pérdidas de agua también evitan las altas temperaturas, debido a que tales lugares tienden a ser tan fríos como húmedos. Algunos caracoles, especialmente en los trópicos, poseen costillas muy sobresalientes en sus conchas; como las laminas del radiador de un coche, estas costillas ayudan al molusco a perder el exceso de calor.

El color de las conchas de los caracoles puede ayudar también a tolerar las altas temperaturas; aquellas que están regularmente expuestas a altas temperaturas tienden a poseer colores claros, los cuales ayudan a reflejar la luz del sol y mantienen la caracola fresca. Por ejemplo, el bucío (Nucella lapilus) presenta

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