El narcotráfico

Marco teórico

A medida que el problema del narcotráfico se intensificó en la agenda nacional, Colombia comenzó a implementar estrategias antinarcóticos con un enfoque en la reducción de la oferta. Se priorizó la dimensión coercitiva para controlar y reducir los cultivos de uso ilícito. Estos esfuerzos se manifestaron a través de instrumentos de interdicción, fumigación y criminalización, que se convirtieron en componentes principales de la estrategia nacional. Aunque esta estrategia se endureció en la primera década del siglo, patrocinada por los lineamientos del Plan Colombia, no logró soluciones sustanciales para abordar los cultivos ilícitos y la expansión de las redes de tráfico transnacional.

En la última década, la política antidroga se fusionó erróneamente con la agenda de seguridad y sus prioridades en la lucha contra la subversión y el fortalecimiento militar. Esto dificultó la toma de decisiones efectivas y nubló los alcances y la eficacia de las políticas. Como se destaca en el documento de políticas de Fescol et al, esta superposición de agendas dificulta la reversión de las causas estructurales de los problemas y favorece el desarrollo de mercados ilegales. Los recursos disponibles no se han dirigido a promover el desarrollo de territorios marginados o a abordar la informalidad en las zonas urbanas. Tampoco se han implementado estrategias basadas en investigación para la prevención o la reducción de daños y riesgos asociados con el consumo de sustancias psicoactivas.

Además, como efecto colateral adverso, la estrategia antinarcóticos durante este periodo ha descuidado significativamente el componente de desarrollo social, que sigue siendo relevante a nivel social y territorial. Según el PNUD, "un conjunto considerable de evidencia demuestra que las políticas de control de drogas basadas en planes de desarrollo social y económico tienen más probabilidades de generar resultados positivos"(2015).

El narcotráfico es un fenómeno estudiado en la disciplina de las Relaciones Internacionales debido a la multiplicidad de actores involucrados, su distribución geográfica y su impacto en la seguridad estatal. El tráfico internacional de drogas implica una variedad de actores con diferentes poderes políticos y económicos. Los cultivadores de cannabis o coca son solo un eslabón en una cadena que incluye traficantes, sicarios, guerrillas, paramilitares y otros más. A nivel mundial, el narcotráfico es uno de los negocios más lucrativos. Según Rexton Kan, en 2000 se estimó que el tráfico de drogas movió entre 150 y 500 mil millones de dólares, representando un 2% de la economía mundial. Grupos armados ilegales en todo el mundo se aprovechan de esta rentabilidad para financiar sus actividades, reclutar miembros y sobornar a funcionarios estatales.

Estas razones han llevado a que el tráfico de drogas sea analizado desde diversas perspectivas teóricas en las Relaciones Internacionales. Desde el realismo, la lucha contra el narcotráfico se considera un tema de poder y seguridad estatal. Esta perspectiva ha sido tradicionalmente defendida por varios presidentes de Estados Unidos a través del programa "War on drugs" iniciado por Ronald Reagan. Además del paradigma realista, también existen propuestas desde la perspectiva liberal para combatir este problema. Según Rexton Kan, el liberalismo ha ampliado el debate sobre el futuro de la lucha contra el tráfico de drogas, incluyendo temas como la protección de los derechos humanos y la cooperación interestatal.

El acuerdo entre las FARC y el gobierno Santos ha implicado un cambio en la política antidroga de Colombia. El Presidente Santos ha instado a cambiar el enfoque de la lucha contra las drogas, reconociendo que encarcelar a consumidores o campesinos no es efectivo. Bajo el principio de corresponsabilidad, se busca reducir la demanda y castigar a las organizaciones criminales transnacionales que se benefician del narcotráfico.

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