Narrativa. La educación en tiempos de pandemia
Iza MartzTrabajo12 de Julio de 2023
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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
UNIDAD 271
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Narrativa:
Pandemia: El pan de todos los días en la Educación actual
Presenta:
Isabel Martínez Domínguez
Maestría en Educación
VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO.
“Si practicamos las virtudes no sólo somos solidarios con los vulnerables, sino que preparamos al mundo para cuando los vulnerables seamos nosotros”
Tatiana Rodríguez, profesora de Facultad.
Nueva Normalidad, es como ahora le llaman a la realidad que se vive en todo el mundo, que, aunque derivada de las mismas circunstancias, ha tenido efectos colaterales muy diferentes para cada ser humano. Si bien es cierto que a todos nos golpeó cual mar embravecido esta pandemia, también lo es que sus olas a algunos les llegaron con más ímpetu que a otros.
Uno de los sectores más sacudidos por esta situación fue el educativo, y es que no se puede negar el hecho de que la escuela ha fungido como un nivelador, que promueve, bien intencionadamente, mirar a todos los alumnos por igual, con el mismo uniforme, en las mismas aulas, orientados por los mismos profesores y en las mismas condiciones, situación que hasta cierto punto se había logrado. Sin embargo, en este periodo pandémico, con todas las adaptaciones curriculares, tecnológicas y necesarias para mantener una educación a distancia, se ha podido disolver esa igualdad, que, en muchos casos y de manera personal sí la creímos, ignorando por obvias razones las intimidades de los hogares de nuestros estudiantes, al estar impartiendo clases comúnmente dentro de cuatro paredes.
Mismas que se derrumbaron de un momento a otro y nos permitieron ver claramente las múltiples diferencias entre nuestros alumnos y en general, entre nuestra comunidad escolar. Mientras en una casa, la educación a distancia deja al descubierto a un alumno que goza de todas las comodidades en su hogar, con sitio propio para desarrollar sus actividades e incluso espacio suficiente para recrearse, por otro lado también deja ver al alumno que desde el teléfono celular de su tutor se conecta (cuando tiene saldo), aquel que vive en una casita construida de lámina, donde la sala, cocina y comedor que se encuentran en un solo cuadro están separados de la recámara principal y única que hay, por una cortina que, posiblemente, en un tiempo funcionó como mantel, casita cuyo piso es la tierra.
Definitivamente se han enmarcado más las diferencias entre nuestra comunidad escolar, derivado de la nueva normalidad, que, pensándolo bien, ya dejó de ser tan nueva. Ahora, además nuestros alumnos, sus padres y nosotros mismos como personal educativo, hemos pasado del cálido apretón de manos, de las palmadas en la espalda cuando algo no había salido del todo bien instándolos a seguir adelante, y de los aplausos al finalizar un excelente trabajo escolar, a los stickers, gifs y diversas reacciones digitales, en un vínculo social que, aunque seguro, nos aleja de la interacción personal y auténtica, marcada ya de por sí, por las cada vez más gigantescas redes sociales.
Por lo que, como docente me he dado a la tarea de favorecer esa interacción social y familiar a través del diseño de actividades que promueven valores tan importantes como la unidad, el respeto, la empatía y que fomenten el trabajo colaborativo, tales como las obras de teatro representadas por toda la familia, creación de poemas y caligramas donde los alumnos explotan su creatividad y expresan a flor de piel sus emociones, así como la elaboración de cartas a seres queridos, entre otros.
Así mismo, estableciendo fechas y periodos de entrega de las actividades, manteniendo comunicación con los padres de familia, brindándoles información oficial importante que emite la dirección de la escuela y resolviendo todas las dudas que surgen sobre aspectos relacionados al proceso educativo de sus hijos.
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