Prevención social de conductas delictivas en niños, niñas y adolescentes

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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental De Los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”

Área de Ciencias Políticas y Jurídicas

Programa de Municipalización de Formación en Derecho

Núcleo: Valle De La Pascua, Estado Guárico

Periodo Lectivo 2023-2

Unidad Curricular: Proyecto socio-jurídico I

2do Año Sección: 5

PREVENCIÓN SOCIAL DE CONDUCTAS DELICTIVAS EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN EL SECTOR ALFALLANO, PARROQUIA VALLE DE LA PASCUA, MUNICIPIO LEONARDO INFANTE, ESTADO GUARICO.

Profesora:

Fátima Ríobueno

                                                                                          Integrantes:

Farías, Johana C.I.: 19.657.429

Uzcategui, Jesús C.I.: 25.131.312

NOVIEMBRE, 2023

CAPITULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del problema

En primer lugar la problemática de esta investigación surge a raíz de que cada día la sociedad se pierde en una indetenible carencia de valores, disciplina y buenas costumbres en sus núcleos familiares generando agentes negativos empezando con pequeño delitos y a medida de que no se prevenga o se les castigue, estos evolucionan, crean o se vuelven líderes de organizaciones criminales donde practican actividades como el narcotráfico, tráfico ilegal de migrantes y personas, tráfico de armas de tipos ofensivas, extorciones, secuestros que pareciera empresas comunes con recursos económico y capital humano disponibles,  haciendo que dicha sociedad se hunda en un completo caos alimentando la discordia creando un mundo hostil, gracias a esto nuestras guerras internas son bárbaras; una guerra que al final del día nadie gana, su precio ha sido muy caro para millones por la delincuencia que nos arropa.

los más vulnerables de ser dichos agentes negativos de la sociedad son los niños, niñas o adolescentes que crecen en ambientes de familia disfuncional, violencia, droga, el abuso, la ira, entre otros factores negativos.

La influencia de que estos jóvenes lleguen a ser agentes negativos de la sociedad podemos mencionar los siguientes: el primero son los factores biológicos o genéticos. Además, se han hallado diferencias en el sistema nervioso y lesiones cerebrales, y el segundo es el ambiente donde se desarrolla como la fracturación familiar, vicios como la drogadicción y el alcoholismo, desempleo, problemas socioeconómicos, mala influencia, maltratos entre otros.

Es decir, hay una predisposición genética, que por sí sola no hace nada si no se combina con un ambiente en que se desarrolle, es decir, que no todas las personas con este trastorno genético llegan hacer agentes negativos para esto hay otras variantes como el ambiente donde se desarrolla.

A nivel mundial los niño, niñas y adolescentes han evidenciado una cadena de características negativas dentro del seno familiar, tal como muestra la OMS (2020) que identifica que el 33% de familias contaron con acciones agresivas hacia sus hijos, mientras que el 26% de mujeres relataron ser agredidas por sus parejas bajo la presencia de sus hijos, notando la poca formación de satisfacción familiar; así también, encontraron que mediante el 2019 a mediados del 2020 se han incrementado los niveles de disfuncionalidad familiar, mostrando un aumento del 97% en llamadas telefónicas por violencia intrafamiliar, del 185% a través de emails y el 581% mediante sitios web, evidenciándose dificultades dentro del seno familiar que van a ir afectando a sus integrantes.

Por otro lado, las conductas problemáticas que pueden estar desarrollando los niños niñas y adolescentes pueden ejecutarse mediante acciones delictivas, tal como se identificó en un estudio realizado por la Universidad Técnica de Manabí, en Ecuador (2018), la cual encontró que más del 90% de adolescentes se encuentran cometiendo actos ilegales en el ámbito hispanohablantes,  siendo entre los 8 a 14 años las edades donde se experimentaron los primeros comportamientos delictivos, incrementándose de forma alarmante para los 15 a 19 años.

Así mismo, la OMS (2019) reconoció que del total de la población a nivel mundial con problemas en cuanto a su salud mental el 16% fueron adolescentes, entre los cuales los problemas más frecuentes eran dificultades en el estado de animo, comportamientos agresivos o violentos, incumplimiento de reglas e involucramiento en bandas delictivas; mientras que la Unesco (2019) identificó que el 32% de adolescentes de 144 países encuestados registraron actos de agresiones, robos y amenazas en el ambiente educativo.

La familia es importante para el control de los comportamientos predelictivos y antisociales, sin embargo, va existir un grupo de familias que no van funcionar como factores protectores de dichos comportamientos, sino van a actuar como favorecedores; tal como la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2017) evidencia que en Latinoamérica los modelos familiares van a ser negativos, reportando un 33% para la violencia en la relación de pareja dentro del entorno familiar.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2019) reportaron que alrededor del 23.6% de familias se encontraban compuestos de forma aglutinada, es decir, con una gran cantidad de integrantes; mientras que un 11% de familias eran monoparentales, siendo la madre quien se encontraba con mayor cuidado de los menores, de tal modo que la percepción de satisfacción para cada uno de los integrantes de la familia, en especial de los menores, no era la más favorable.

En Latinoamérica existe problemáticas semejantes para los adolescentes escolarizados, de tal modo que los comportamientos antisociales y predelictivos relacionados al no aceptar las reglas sociales o causar daño hacia otras personas van a encontrarse en aumento, tal como reconoció la Organización de Estado Americanos (OEA, 2019) que identificó un aumento en el consumo de drogas ilícitas entre los adolescentes, el cual pasó de un 3.5% a un 5.8% en el año 2019;

Asimismo, la OMS (2018) encontró que en Argentina las comportamientos agresivos y hostiles de los adolescentes se incrementaron a un 33%, manifestándose bajo la presencia de humillaciones, peleas, robos o hurtos, amenazas y exclusión social hacia sus compañeros, llegándoles a causar consecuencias significativas y crónicas para su salud integral.

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