Una convivencia sin discriminación

UNA CONVIVENCIA SIN DISCRIMINACIÓN

En la sociedad en la que vivimos a veces no es justa, pues existen males que lo aquejan y una de ellas es la discriminación. Muchas veces hemos visto desigualdades entre personas, los cuales ocasionan un obstáculo para el disfrute pleno de todos los derechos humanos; además impide que la relación entre las personas sea armoniosa, bajo el respeto a la diferencia y a la diversidad. Por ello es de gran importancia promover una convivencia sana, armónica y sobre todo sin discriminación, para así construir un mundo de paz.

Personalmente considero que, la convivencia es prioridad en la sociedad, ya que nos permite tener una tranquilidad y respeto unos a otros, pero lamentablemente aun nos falta por conseguirlo. Muchas personas piensan que para poder encajar con otros grupos deben hacer lo que hacen y/o dicen, pero no piensan en la otra persona, en cómo se siente. Ya desde niños realizamos estas acciones, el de rechazar a una persona o a un grupo de personas por no ser como ellos, y si esto no se corrige pasara a mayores; como el caso de George Floyd, un afroamericano que fue reducido hasta la muerte después de haber sido detenido, acusado de comprar con un billete falso. Este hecho ocurrió el año pasado en Estados Unidos. En donde el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey dijo: “Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte”.

Por lo tanto, para llegar a tener una convivencia sin discriminación, no solo se debe hacer respetar nuestros derechos, sino también se debe hacer respetar nuestra dignidad como personas. Toda persona tiene un valor, y este valor es la base que fundamenta su dignidad. Como bien nos decía Kant, “toda persona es un fin en sí misma, no es un medio que pueda utilizar para mis propios intereses o para conseguir mis objetivos. Por el contrario, por el valor y dignidad que caracteriza a toda persona, debo respetarla y aceptarla como tal”. Por consiguiente, es importante hacer defender y respetar nuestra dignidad como personas, pues somos seres humanos con voluntad propia, libres de expresar, el de reclamar nuestros derechos, entre otros. Para que así podamos crear un mundo mejor, un mundo con valores.

Así mismo Ana Lucia Nettel Díaz señala que:

“Si ser parte de la premisa de que los seres humanos somos iguales y que discriminar significa en general hacer distinciones o diferenciaciones, pareciera que lo que se sigue es que no ha lugar a hacer distinciones entre las personas. Ahora bien, por una parte, todos sabemos que la cuestión no es tan sencilla, puesto hasta que la persona menos avisada puede observar en muchos sentidos que todos los seres humanos somos diferentes, tanto en aspectos físicos y psicológicos, económicos y sociales.” (Nettel 2007: 434)

Como señala la investigadora, nosotros somos seres humanos, somos iguales en capacidades, mas no en aspectos físicos, psicológicos, económicos y sociales. Pero ello no es una causa para excluir a una persona o a un grupo de personas de la sociedad, pues cada uno de nosotros tenemos virtudes, los cuáles deberían ser pulidos para poco a poco poder sacarle provecho, pero en nuestro país y en varias partes del mundo esto es casi imposible, debido a que no hay igualdad, pues juzgan a las personas por su apariencia, por su procedencia, por su lengua, etc.

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