ANTROPOROBOT CUENTO

ANTROPOROBOT

La medianoche se acercaba vertiginosamente, según lo mostraba el reloj de la parte inferior del monitor de 17 pulgadas. El cansancio por el trabajo realizado por horas enteras se apoderaba de Pergenio. La somnolencia y un aparente sonambulismo dominaban su cuerpo vigoroso. En ciertos momentos se asemejaba al desmadejado muñeco mas preciado de su pequeña hija, porque parecía desvanecerse sobre la silla. Sin embargo instantáneamente y contra su voluntad una fuerza extraña lo halaba y lo colocaba en la posición de trabajo. Había algo inexplicable que lo mantenía fuertemente atado al aparato tecnológico. Sus manos volaban como mariposas en el teclado. Escribía cosas maravillosas e indescifrables para él. Sólo su mente debía estar despierta porque sus ojos entrecerrados solo avizoraban la claridad de la pantalla. Su cuerpo adormecido no quería responder ante la exigencia de la mente.

La mente fija en el monitor estaba extasiada por las palabras que en este aparecían. Ellas mantenían a Pergenio sentado frente a él como un autómata, no lo dejaban pensar. Quería hacer lo imposible por pararse a descansar, pero aquel imán que parecía estar metido en el monitor lo aferraba a su silla y su mente lo obligaba a permanecer inmóvil, porque sus ágiles manos ya no se movían para escribir. La pantalla se llenaba de palabras que Pergenio no podía leer porque sus ojos cansados dormitaban bajo sus párpados, pero estas eran interpretadas por su mente. Una enajenada mente que no hacía parte de su cuerpo sino del computador. Pergenio era observado desde el monitor, su mente alienada por el aparato le permitia verse a sí mismo sentado en estado inconsciente. Un grito se escuchó por los parlantes del computador en el preciso instante que Pergenio miró dentro de su cabeza un ramaje de cables electrónicos que se estaban interconectando con todos sus nervios al tiempo que llevaban mensajes codificados a todo su cuerpo. Asustado su rostro impreso en la pantalla no podía creer lo que estaba sucediendo en cada parte de su organismo. En la parte central de sí mismo, exactamente en el ombligo sintió algo extraño que le transmitía unas leves punzadas al tiempo que le inoculaba un cúmulo de órdenes. Era una USB interconectada en red con el computador que se había apoderado de él. Pergenio quería despertar de la pesadilla en la que era protagonista, pero todo era tan real que desistió aterrorizado al ver desde el monitor que su cuerpo se levantaba de la silla como un robot. Su plexo era semejante a la CPU y sus extremidades estaban formadas por todos aquellos cables que hacen funcionar este aparato tecnológico. No se atrevía a mirar que tenía encima de sus hombros, y con una infinitesimal y soslayada mirada alcanzó a distinguir un monitor encendido. Sintió una inmensa tristeza que llegó a lo mas recóndito de su alma a tal punto que empañó la pantalla con sus lágrimas.

Quiso

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