Análisis del Hecho Teatral. Crítica de la obra: Esdrújula, palabras para Bonino

Análisis  del Hecho Teatral.

Teatro: 1 año.

Alumna: Ester Bastías.

Crítica de la obra: Esdrújula, palabras para Bonino.

La obra Esdrújula, palabras para Bonino de su autor Marcelo Casarín fue puesta en escena el día 25 de mayo en la sala del teatro Independencia, por el grupo Zéppelin bajo la dirección de Jorge Villegas reconocido, distinguido director y dramaturgo.

La escena inicia con la aparición de dos actores en la oscuridad que se va alejando, mientras surge una tenue luz, hasta que se distingue la figura de uno de los actores por la luz en círculo que se ve en el piso. Estos dos actores representan a Bonino, aunque por momentos se desdoblan en otros, pero es claro que el juego existe en simultáneo en la cabeza de Bonino. En algunas escenas hace referencia a un hospital psiquiátrico, si habla de los enfermeros cuando lo bañan o de la visita de un amigo. “Las cosas no andaban mejor allá afuera” los dos actores son muy histriónicos, formidables. Representan la forma de convivir con la locura, hacen un despliegue de dinamismo y gestualidad que sorprende al espectador y surgen aun más expectativas.

Rodolfo el actor vestido de negro, impecable y muy preciso en sus movimientos de una excelente corporalidad, supo aprovechar estratégicamente algunos errores que comete, pero que supo resolverlo espontáneamente con recursos de comicidad, por ejemplo cuando se le cae el sombrero y queda al descubierto su gran cabellera ondulada y que suspicazmente con un soplido hace volar hacia adelante y surge la respuesta del público en una carcajada unánime.

Santiago San Paulo, vestido de negro también de una excelente corporalidad y quizás diría de mayor precisión, justifico esto cuando en una escena el sobresale con una gran capacidad de equilibrio y que considero está dada por su físico esbelto y su resistencia por su contextura fuerte y musculosa.

Sus trajes del vestuarista Edgar Tula, son una especie rara de chaquetillas muy entalladas, con hombreras bien marcadas, con detalles de solapas, abotonadas y un cuello adicional con pliegues muy notorios. Vestían pantalones estilo bombillas; con una especie de rodilleras y la combinación de zapatos muy puntudos al tono. Los sombreros también muy llamativos; el del actor vestido de negro era como una especie de hongo y el de blanco un bonete, con detalles de bordados haciendo juego con el vestuario. Propiamente diría un vestuario muy de la época, que provoca cierto asombro en el espectador.

Es muy cautivante la intervención de Cruz Zorrilla, quien ofrece música en vivo y una variedad de sonidos extraordinarios. Ruidos de la naturaleza, de animales, de agua y crea un clímax poético con canciones y momentos muy atractivos que provoca como espectador te involucres en ese relato.

 El trio mantiene una comunicación magistral, cautiva tanta perfección ese entrenamiento donde se manifiesta tanto profesionalismo que va más allá de la locura de Bonino y crea una atmósfera que te atrapa y seduce involucrando al espectador en la historia.

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