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COMPETENCIAS PRAGMATICAS

taniaparedes30 de Noviembre de 2014

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COMPETENCIAS PRAGMÁTICAS

La pragmática es una disciplina bastante reciente introducida por C. Morris que utilizó el término de pragmática por primera vez para designar “la ciencia de los signos en relación con sus intérpretes”. De este modo, la pragmática pasaba a ocupar un lugar junto a la semántica y la sintaxis: la pragmática toma el lenguaje tal y como se manifiesta, es decir, inmerso en una situación comunicativa concreta; la semántica hace abstracción de los usuarios y se centra en la relación entre los signos y los objetos a los que aquellos representan; y la sintaxis atiende sólo a las relaciones existentes entre los signos, prescindiendo de los usuarios y de los significados.

El concepto de pragmática resultaba demasiado amplio. Esta amplitud es la causa de que hoy no se pueda hablar de una sola pragmática , sino tantas como centros de interés puedan aislarse.

La pragmática es una perspectiva diferente desde la que contemplar los fenómenos, una perspectiva que parte de los datos ofrecidos por la gramática y toma luego en consideración los elementos extralingüísticos que condicionan el uso efectivo del lenguaje. En este sentido, la pragmática no pretende invadir el terreno de la investigación gramatical, sino, en todo caso, complementarlo.

1. ¿Qué es la pragmática?

Se entiende por pragmática el estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la comunicación, es decir, las consideraciones que determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un hablante concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por parte del destinatario. La pragmática es, por lo tanto, una disciplina que toma en consideración los factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje

2. Tres problemas de pragmática.

2.1. El PROBLEMA DEL SIGNIFICADO NO CONVENCIONAL.

Hay dos ideas que gozan de gran popularidad y difusión (la de que las lenguas son códigos, y la de que comunicarse consiste en codificar y descodificar información) y que pueden resultar útiles en algunos momentos, pero dibujan sólo un esquema muy simplificado de la comunicación. En la pag. 15, Escandell ilustra con dos textos de Voltaire y de Lewis Carrol que se pueden dar distintos significados a una misma palabra según quien la use y en qué ocasiones.

Contamos siempre con la posibilidad de que haya una cierta separación entre lo que se dice (entre los significados literales de las palabras que se pronuncian) y lo que se quiere decir (la intención comunicativa subyacente). Hemos credo complejos mecanismos de inferencia que entran en funcionamiento automáticamente para hacernos recuperar lo que nuestros interlocutores quisieron decir a partir de lo que realmente dijeron. Estamos usando constantemente estrategias que nos conducen a contextualizarlo todo de la mejor manera posible para que encaje y tenga sentido.

2.2. SINTAXIS Y CONTEXTO.

El español es una lengua de orden de palabras relativamente libre. Es verdad que hay una relación entre grado de caracterización morfológica y orden de palabras, pero es ilegítimo extraer de ahí la conclusión de que , en las lenguas cuyo orden de palabras no viene fijado de manera estricta por la sintaxis, todas las variantes posibles son absolutamente equivalentes en todos los contextos.

En resumen, si contemplamos los hechos desde un punto de vista general, resulta evidente que incluso algunos aspectos típicamente gramaticales, como el orden de las palabras, están determinados por factores de tipo contextual o situacional, especialmente a lo que se refiere al contraste entre la información que se presenta como compartida por los interlocutores y la que se considera nueva. La cuestión no puede, pues, plantearse exclusivamente en términos de corrección gramatical, sino también de adecuación discursiva.

2.3. REFERNCIA Y DEIXIS.

Desde el punto de vista de la comunicación, comprender una frase no consiste simplemente en recuperar significados, sino también en identificar referentes. No basta con entender las palabras; hay que saber a qué objetos, hechos o situaciones se refieren. La asignación de referencia constituye, pues, un paso previo e imprescindible para la adecuada comprensión de las frases, y sólo la situación puede proporcionar los datos necesarios para que el destinatario comprenda perfectamente la realidad a la que se está refiriendo su interlocutor. Todos los datos que faltan dependen directamente de la situación comunicativa.

Si no cierras la puerta, Kiko se escapará. (pag. 20).

Sólo la situación comunicativa me puede señalar a qué puerta exactamente se está refiriendo y quién es exactamente Kiko.

Todas las lenguas tienen formas especiales para hacer referencia a los diferentes elementos de la situación: son los deícticos. Entre ellos no sólo se encuentran los pronombres personales de primera y segunda persona en todas sus formas, los demostrativos, los posesivos, y muchos adverbios de lugar y tiempo; debemos contar también los morfemas de tiempo de la flexión verbal y las fórmulas de tratamiento, además de todas las formas anafóricas y catafóricas.

De nuevo, requisitos imprescindibles para conseguir una interpretación plena son los factores extralingüísticos, como conocer la identidad del emisor o del destinatario y conocer las circunstancias de lugar y tiempo de emisión.

3. La necesidad de la pragmática.

La distancia que existe a veces entre lo que literalmente se dice y lo que realmente se quiere decir, la adecuación de las secuencias gramaticales al contexto y a la situación, o la asignación correcta de referente como paso previo para la comprensión total de los enunciados son tres tipos de fenómenos que escapan a una caracterización precisa en términos estrictamente gramaticales.

Así, una teoría general del lenguaje deberá dar respuesta adecuada, al menos, a las siguientes preguntas:

• ¿Cómo es posible que lo que decimos y lo que queremos decir puedan no coincidir?

• ¿Cómo es posible que, a pesar de todo, nos sigamos entendiendo?

• ¿Qué parte de lo que entendemos depende del significado de las palabras que usamos?

• ¿Qué parte depende de otra cosa?

• ¿De qué otra cosa?

Estos problemas constituyen el centro de interés de la pragmática. Maria Victoria Escandell quiere dejar bien claro que su intención no es que la pragmática sustituya a la reflexión gramatical, ni tampoco que haya que mezclar indiscriminadamente ambos enfoques, sino que las explicaciones que ofrecen la gramática y la pragmática deben entenderse siempre como complementarias.

4.-Competencia pragmática:

La competencia pragmática es la relación entre los hablantes y el contexto social donde ocurre la comunicación. No hay competencia pragmática si no se pueden decir fluidamente algunas frases. Incluye la competencia discursiva, y el poder hablar y entender la lengua en su contexto apropiado. Es decir, la competencia pragmática es saber usar la lengua para alguna función como puede ser la de pedir algo o hacer una llamada telefónica. También incluye la habilidad de escoger entre algunas opciones o maneras diferentes de decir algo para usar la más adecuada a la situación. La competencia pragmática incluye, por ejemplo, las funciones de pedir, ser cortés, hacer bromas, expresar agradecimiento. Además, incluye saber cuándo es apropiado pedir o hacer cumplidos, o demostrar cortesía o bromear, y saber cómo hacerlo. De manera simple, la competencia pragmática consiste en saber utilizar situacionalmente el lenguaje.

5.-CONCEPTOS BÁSICOS DE PRAGMÁTICA

Es necesario proporcionar una caracterización precisa de los diferentes tipos de elementos que configuran la situación comunicativa. El modelo de análisis pragmático que vamos a proponer está constituido por dos clases de elementos:

• de naturaleza material, “física”, en cuanto que son entidades objetivas, descriptibles externamente.

• De naturaleza inmaterial, ya que se trata de los diferentes tipos de relaciones que se establecen entre los primeros.

• Los componentes materiales.

• EL EMISOR.

Con el nombre de emisor se designa a la persona que produce intencionalmente una expresión lingüística en un momento dado, ya sea oralmente o por escrito. El concepto de emisor está entendido aquí refiriéndose a un sujeto real, con sus conocimientos, creencia y actitudes, capaz de establecer toda un red de diferentes relaciones con su entorno.

Un emisor es el hablante que está haciendo uso de la palabra en un determinado momento, y lo es sólo cuando emite su mensaje. Mientras que la condición del hablante es de carácter abstracto, y usualmente no se pierde nunca (un hablante de una lengua es alguien que tiene los conocimientos de dicha lengua y sigue siendo hablante incluso si está callado), la de emisor es mucho más concreta y está en función de una situación y un tiempo precisos. Con emisor no nos referimos a una categoría absoluta, sino a una posición determinada por las circunstancias.

• EL DESTINATARIO.

Con el nombre de destinatario se designa a la persona (o personas) a la(s) que el emisor dirige su enunciado y con la(s) que normalmente suele intercambiar su papel en la comunicación de tipo dialogante. Frente a receptor, la palabra destinatario sólo se refiere a sujetos, y no a simples mecanismos de descodificación. Por otra parte, destinatario se opone a oyente en el mismo sentido en que emisor se opone ahablante: un oyente es todo aquel que tiene la capacidad abstracta de comprender un determinado código

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