CONOCERSE SIN CONOCERSE DE VERDAD.

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CONOCERSE SIN CONOCERSE DE VERDAD

Era el comienzo de un ciclo escolar en la facultad de ciencias, entraba por primera ocasión a la vida de universitaria, libre, llena de responsabilidades y situaciones diferentes a las que había vivido en los últimos 3 años de preparatoria al lado de mis dos mejores amigas Jennifer y Gabriela además de Karina una compañeras simplemente. En las tres primeras semanas de la facultad la pasaba comunicándome por mensajes de texto con Jennifer quien estaba en odontología, para ambas la vida a la cual estábamos entrando era bastante extraña así que para evadirla por momentos nos mandábamos mensajes para que la otra supiera lo que ocurría en el salón de la otra.

En el salón la mayoría de los jóvenes eran tímidos así que por lo general  no había muchos grupos de amigos, Sofía era la chava con la cual hablaba aun que era poco, nunca creamos la amistad más íntima, además estaba el grupo de Alberto, Estefany, Eva, Everardo y Rubén, los más inteligentes del grupo sin duda alguna, además de Mauricio quien dormía durante las clases pero lo despertábamos y sabia la respuesta de todo lo que habíamos visto en clase, era algo impresionante. Después teníamos al grupo de los callados, José, Cristóbal y Antonio quienes se sentaban junto al ventanal que dividía al salón de la terraza, sus vidrios eran polarizados de blanco, para evitar distraernos aun que quien lo construyo no contaba con que podríamos distraernos hasta con una mosca jajaja. Por ultimo tenemos al grupo de los divertidos Citlalli, verónica, Daniel, Luis, Alfredo y Miguel.

El salón por lo que podemos ver tenia de todo un poco, lo que no estaba aún ahí era él, quien cambiaría el rumbo de la historia, no pudo iniciar el ciclo escolar como el resto debido a que tenía que cuidar a su mama quien se encontraba enferma del corazón, siendo el hijo menor es quien vive con ella por lo cual procuraba estar siempre ahí para lo que ella ocupara.

Entonces en septiembre de ese año 2012 comienza la huelga por la cual entrarían nuevos estudiantes a la universidad, así todo se paralizo por casi un mes durante el cual todos buscábamos la manera de contactar a los maestros para algunas clases extramuros, ciertamente éramos novatos de primer semestre, los maestros  nos dijeron que no alborotáramos las cosas que esperáramos que después querríamos descanso y no se iba a poder así que deberíamos agradecer esto, en el grupo de Facebook todos atentos a cualquier novedad, cambio o situación de importancia, ahí en una red social, dentro de un grupo comenzó todo, Edgar hiso su aparición, pidió que alguien le prestara una libreta para recuperar apuntes de los días que no asistió, nadie comento nada hasta que sin saber lo que hacía , las consecuencias de ese comentario que estaba a punto de enviar le dije que mi libreta estaba completa y podría prestársela con la condición de que fuera él por la libreta, el acepto de inmediato y pidió terminar el acuerdo por imbox, lo normal habría sido que me agregará a Facebook para concluir su dialogo sin embargo en su lugar pidió que fuera yo quien lo agregara ya que él no podía debido a una suspensión temporal de ese servicio.

Ayde siempre fue paranoica y orgullosa, pensó “yo no tengo por qué agregarlo, él es quien ocupa el favor, además no lo conozco quien sabe por qué le habrán suspendido el servicio” lamentablemente también era noble así que le envió la solicitud de amistad que fue aceptada de inmediato como si él estuviera alerta del momento exacto para no perder ni un segundo. El imbox entro con el común y aburrido “hola” con el que todas las conversaciones absurdamente clásicas comienzan, tras un dialogo de acuerdos Ayde le dio la dirección de su casa más nunca le dijo que ella vivía ahí, simplemente dio las señas de una papelería que estaba a dos casas de su vivienda y le dijo que ahí dejaría la libreta, que preguntara por ella y la encargada se la entregaría. Llego ese fin de semana y Edgar paso por la libreta, envió un imbox para agradecer el préstamo y  Ayde contesto un poco tímida, se había dado a la tarea de husmear su única foto de perfil donde se veía su rostro que no describía más que a un vulgar delincuente, ella nunca le ha gustado juzgar un libro por su portada así que durante la semana y media que él tuvo su libreta a diario conversaba con el quien siempre iniciaba las conversaciones. El “delincuente” resulto ser una persona agradable con la que parecía podía platicar muy bien aunque solo hablaban de cosas triviales y superficiales.

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