Calentamiento Global
dfeo7 de Abril de 2013
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El reencantamiento del mundo:
Ideas para una ética-estética desde la dimensión ambiental
Ana Patricia Noguera de Echeverri
Profesora Titular
Mgr Filosofía
PhD Filosofía de la Educación
Investigadora
Instituto de Estudios Ambientales IDEA
Grupo de Estudios Culturales
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE MANIZALES
Abstract
La introducción de la dimensión ambiental en todos los ámbitos del conocimiento y de la vida cotidiana de nuestra cultura, implica revoluciones trascendentales que la estructura actual de la educación, la ética, la política, la ciencia y la tecnología, no pueden asumir. Esta dimensión implica un viraje de una visión compartimentada del mundo de la vida, a una visión integral, compleja y holística, que las estructuras de la cultura moderna no pueden soportar por ser estructuras que tienen como característica esencial la escisión. Esta escisión se inicia con Platón. Aristóteles, el cristianismo tanto el agustiniano como el tomista, y el pensamiento moderno desde el cartesiano y el galileano, hasta la fenomenología y la hermenéutica, recogen y expresan a través de diversas figuras las distintas posiciones de la escisión de occidente. Incluso las propuestas de síntesis (dialécticas, fenomenológicas, comunicativas y hermenéuticas) parten de la existencia ontológica de la escisión.
La dimensión ambiental nos propone una salida de la escisión por medio de la deconstrucción de los discursos de la modernidad, con el fin de poder construir valores, derechos y responsabilidades en los cuales participen actores y escenarios marginados por el racionalismo instrumental. Esto implica entrar en un campo en el cual no haya discriminación ni privilegios y el desmonte de aquellos sistemas en los cuales el orden es sinónimo de privilegio, poder o dominación. Exige además la estetización o poetización del mundo de la vida, con el fin de superar el paradigma tecnocientífico. Esta es la exigencia que nos hace la dimensión ambiental, como perspectiva presente y futura.
Presentación
Tres son los aspectos que desarrolla de manera muy somera esta ponencia y que hacen parte del libro “El reencantamiento del mundo: ideas para la construcción de un pensamiento ambiental en el siglo XXI”, que será publicado próximamente por la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales: el primero se titula Teoría de los dos mundo: una mirada crítica a la escisión de occidente desde la filosofía ambiental. En él se hace una breve presentación del capítulo primero de dicho libro, en el que se muestra cómo la escisión fundamental de occidente tiene su origen teórico, filosófico en el pensamiento de Platón. El segundo aspecto Paradigmas contemporáneos en la construcción de una Etica Ambiental resume un tema de la investigación que en este momento coordino con profesores de otras facultades y departamentos de la Universidad Nacional; el tercer tema: El reencantamiento del mundo: la reconciliación a partir de la dimensión ambiental, busca convertirse en una propuesta más que filosófica poética-ambiental surgida de la fenomenología y de las filosofías contemporáneas que hacen una crítica profunda y radical al reduccionismo cientificista, a una visión compartimentada y matematizada de la naturaleza y a una visión metafísica de la especie humana.
1.Teoría de los dos mundo: una mirada crítica a la escisión de occidente desde la filosofía ambiental
La herencia judeocristiana y platónica hizo que la cultura occidental se construyera sobre una especie de estructura dual, que fue el soporte de las relaciones de dominio y explotación inmisericorde de las tramas de la vida llamadas “naturaleza”. El desprecio por la terrenalidad, la carnalidad y el cuerpo como lugar de lo placentero, se transformó en la modernidad en una actitud de descuido y sojuzgamiento de los frutos y bienes de la tierra. Una profunda escisión entre cultura y naturaleza, que bajo las figuras de cielo y tierra o alma y cuerpo, llegó a la modernidad para convertirse en sujeto y objeto, fue el cimiento del desarrollo sin límites de la Ciencia y la Tecnología. La cultura moderna se consolidó gracias a la creencia según la cual, la naturaleza era ilimitada y estaba dispuesta como recurso a la racionalidad tecnocientífica infinita del Hombre.
La visión del mundo moderno, construida por la imaginación creadora de occidente, se caracterizó por esta fuerte trama de escisiones que constituyeron el capítulo más trágico de la historia de la cultura, por cuanto dichas escisiones estuvieron acompañadas, desde Platón hasta Descartes, de una relación intrínseca de poder del alma sobre el cuerpo, del espíritu sobre la materia, de lo celestial sobre lo terrenal, de lo interior sobre lo exterior.
Este imaginario, repercutió poderosamente en todos los ámbitos del conocimiento, e influenció el ethos presente en las relaciones entre una cultura que se creyó sobrenatural e infinitamente poderosa gracias a la razón, y las tramas de la vida ecosistémica.
La modernidad marginó entonces aquellas figuras menospreciadas, dominadas o miradas como fuente de engaño por las figuras dominantes de poder, ya fueran religiosas o tecno-científicas. Si la terrenalidad y la carnalidad habían sido vistas como fuente de pecado por el judaísmo y el cristianismo, cómo podrían considerarse el cuerpo y las estructuras de la vida terrenal, si no, y en el mejor de los casos, como medio de un conocimiento más elevado y auténtico, trascendental al mismo cuerpo y a las mismas estructuras de la vida terrenal, que sería el conocimiento científico, y en tanto que dicho cuerpo y dichas estructuras mundovitales de lo terreno, pudieran constituir fuentes más elevadas del conocimiento?
Veamos la dimensión de la ética dentro de estas figuras de la escisión.
Las prácticas eco-culturales presentes a lo largo del tiempo de occidente, reflejan el constante sentimiento de dominio, que solo se expresa ante aquello que está por conquistar. El sentido inicial y fundante del habitar se pervierte hacia el dominar. La escisión es una expresión del dominio, mientras que la integralidad es expresión del habitar. Por esta razón, el problema del cómo habitamos la tierra, tiene que ver directamente con el problema de dicha escisión fundamental y fundante de una cultura caracterizada por el dominio.
Con la metáfora de la expulsión del paraíso, podemos explicar poéticamente el inicio de la separación entre naturaleza y cultura, que ha caracterizado a occidente; el sentido de dominio expresado en la fundación del judaísmo podemos apreciarlo si miramos, siguiendo a Boff (2001) las dos formas de escritura (y de ser), de la palabra Etica.
“El término «ética» viene del griego ethos. (…) Ethos, con «e» larga, significa la morada, el abrigo permanente tanto de animales (establo), como de seres humanos (casa). En el ámbito de la totalidad de la madre naturaleza (llamada physis filosóficamente y «Gaia» míticamente), el ser humano delimita una parcela y se construye en ella una morada. (…) Esta es la obra de la cultura. (…)
El centro del ethos (morada) es el bien (Platón), pues sólo él permite que alcancemos nuestro fin, que consiste en sentirnos bien en casa. (…)
Para Aristóteles, el centro del ethos (la moral) es la felicidad, no en el sentido subjetivista moderno, sino en sentido objetivo, como situación de autonomía vivida en el nivel personal y social (polis). (…) “
Ethos escrito con «e» breve del alfabeto griego “Designa las costumbres, esto es, el conjunto de valores y de hábitos consagrados por la tradición cultural de un pueblo. Ethos como conjunto de los medios ordenados a un fin (el bien/la autorrealización) se traduce en el espacio cultural latino y moderno por «moral» (…)
(..) De aquí se desprende que el «ethos/moral»> siempre va en plural, mientras que el «ethos/casa» siempre en singular.” (Boff, 2001, p.p.26 – 27)
La aparición de la cultura occidental ocurre cuando la especie humana da el paso de un ethos del habitar respetuosamente a un ethos del habitar bajo relaciones de dominio. Occidente no aparece antes ni después de ese paso, sino que ese paso es el paso de una especie que habita la tierra a una especie que domina la tierra. Por esta razón en occidente la cultura se opone a la naturaleza, constituyéndose en la forma como la especie humana transforma, reconstruye y recrea la naturaleza ecosistémica. La cultura se aleja cada vez más de la naturaleza –lugar de donde surgió– convirtiéndose en una creación metafísica, mientras que la naturaleza es mirada desde la cultura como algo inferior y exterior a la especie humana.
Esta escisión la expresa Platón (siglo V a. de C). En el libro VII de la República o el estado (1958), con el conocido Mito de la Caverna. Platón muestra que todo aquello que percibimos con nuestros sentidos es mera apariencia; lo verdadero está oculto a nuestros sentidos. Descubrirlo implica no dejarnos engañar por aquellos fantasmas o proyecciones que a lo largo de nuestro viaje hacia el conocimiento, aparecen tratando de disuadirnos y seducirnos para que nos entretengamos y no lleguemos a la verdadera luz del conocimiento, que tiene un carácter inteligible.
Aristóteles (siglo IV a. de C) Se apartará de Platón en cuanto que mostrará cómo la empirie es fuente inagotable de conocimiento, pero seguirá siendo platónico en
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