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Citas Apa


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  1.174 Palabras (5 Páginas)  •  305 Visitas

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Si la democracia es gobierno del pueblo sobre el pueblo, será en parte gobernada y en parte gobernante. ¿Cuándo será gobernante? Obviamente, cuando hay elecciones, cuando se vota. Y las elecciones expresan, en su conjunto, la opinión pública.

Se dice que las elecciones deben ser libres. Sin duda, pero también las opiniones deben ser libres, es decir, libremente formadas. Si las opiniones se imponen, las elecciones no pueden ser libres. Un pueblo soberano que no tiene nada que decir de sí mismo, un pueblo sin opiniones propias, cuenta menos que el dos de copas.

Por tanto, todo el edificio de la democracia se apoya en la opinión pública y en una opinión que surja del seno de los públicos que la expresan. Lo que significa que las opiniones en el público tiene que ser también opiniones del público, opiniones que en alguna forma o medida el público se forma por sí solo.

La expresión "opinión pública" se remonta a las décadas que precedieron a la Revolución Francesa. Y desde luego no es por casualidad. No sólo porque en aquellos años los ilustrados se asignaban a sí mismos la tarea de "iluminar", de difundir las luces, y por lo tanto de formar las opiniones de un público más amplio, sino también porque la Revolución Francesa preparaba una democracia a lo grande que, a su vez, presuponía y generaba un público que manifiesta opiniones. El hecho de que la opinión pública surja, como expresión y como fuerza activa, en concomitancia con el 14 de julio de 1789 también viene a indicar que la asociación primaria del concepto es una asociación política.

Que quede claro, una opinión difundida entre el gran público puede darse, y de hecho se da, sobre cualquier asunto. Por ejemplo, las opiniones sobre el fútbol, sobre lo bello, sobre lo bueno son también opiniones públicas, pero cuando se dice opinión pública a secas hay que entender que tiene como objeto la res publica , el interés colectivo, el bien público.

Cuando se acuñó la expresión, los eruditos de la época sabían griego y latín, y sabían que la objeción de siempre contra la democracia es que el pueblo "no sabe". De ese modo, a Platón, que invocaba a un filósofo-rey porque gobernar exige episteme , verdadero saber, se le acabó objetando que a la democracia le basta con la doxa , es decir, es suficiente con que el público tenga opiniones. Por tanto, ni "voluntad" cruda y ciega, ni tampoco "verdadero saber", sino doxa , opinión. La democracia es gobierno de opinión, una acción de gobierno fundada en la opinión.

Ni que decir tiene que los procesos de formación de una opinión pública que sea en verdad del público, es decir, que sea relativamente autónoma, son muy complejos. Karl Deutsch nos ha proporcionado, para comprender dichos procesos, el "modelo de cascada", de una cascada de agua con muchas charcas sucesivas en las que cada vez las opiniones que descienden desde arriba se mezclan y reciben nuevas y diferentes aportaciones.

Sigue siendo cierto que, incluso cuando conseguimos una opinión pública relativamente autónoma, el resultado es frágil y relativamente incompleto. ¿Hasta qué punto debe preocuparnos esa naturaleza frágil e incompleta? La respuesta es que mientras nos atengamos al contexto de la democracia electoral, del demos que se limita a elegir a sus representantes, ese estado de cosas no plantea problemas serios. Es cierto que el público, el público en general, nunca está muy informado, no sabe gran cosa de política, y no se interesa demasiado por ella. Sin embargo, la democracia electoral no decide las cuestiones,

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