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Colombia: paz, protestas y movimientos sociales


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  Informes  •  6.574 Palabras (27 Páginas)  •  388 Visitas

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Colombia: paz, protestas y movimientos sociales

Una reflexión sobre la actual ola de protestas y de movimientos sociales que sacude a Colombia y su relación con los diálogos de paz de La Habana. Su naturaleza, sus expresiones y su potencia transformadora en la perspectiva del paro nacional agrario que se inicia el 19 de agosto.

Horacio Duque Giraldo / Jueves 8 de agosto de 2013

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Este trabajo constituye una reflexión sobre el auge de las protestas y movimientos sociales que se presentan en la actual coyuntura colombiana.

Dichas manifestaciones ocurren en el marco de un nuevo ciclo político iniciado con los diálogos de paz que adelanta el Gobierno con las FARC.

La sociedad colombiana no deja de desplazarse en el tiempo. Para administrar ese movimiento se hace política dentro de la sociedad y con otras sociedades, esta vez teniendo como eje la solución del conflicto social y armado.

Bien es sabido que los movimientos sociales más duros se dan cuando se está decantando la composición sociopolítica global o en los momentos constituyentes, en los momentos de crecimiento rápido y en los procesos de reacción, de reforma de las fallas estructurales en la composición de la sociedad, es decir, en los periodos revolucionarios o fundacionales, en las olas expansivas y en las crisis (Tapias, 2010).

Esos movimientos visibilizan una serie de fracturas estructurales del Estado y el sistema político, que buscaron su solución precisamente en la construcción no exitosa de un nuevo montaje institucional con la Constitución de 1991 y sus desarrollos.

Con los diálogos de paz de La Habana, estamos asistiendo a un proceso factual de (re)significación de la democracia a partir de la incorporación de nuevos formatos de ejercicio del poder que provienen de estructuras sociopolíticas distintas a las tradicionales (partidos y movimientos) como las comunidades campesinas, indígenas, mineras o, en su caso, de las organizaciones de la sociedad civil. Esta nueva cohabitación no está exenta de tensiones y contradicciones, que abren la posibilidad a una ampliación de la democracia y la profundización de la participación social.

Síntoma de que las transformaciones en el “campo político” (Bourdieu, 2000) no se limitan a la ampliación de la democracia y a los nuevos formatos institucionales aprobados en la Constitución del 91 y las leyes complementarias, sino que involucran otro conjunto de procesos como la emergencia constante de nuevos sujetos en el ámbito político, portadores de repertorios de movilización y acción colectiva, nuevas formas organizativas, discursos y referentes simbólicos que adquieren centralidad en el espacio público y, por último, nuevas interfaces entre el Estado y la sociedad civil (Zegada, 2011).

La política y el poder están girando hoy, en gran medida, básicamente en torno a actores provenientes de la sociedad civil como los movimientos campesinos, indígenas, mineros, urbanos y sindicales.

Durante las dos últimas décadas, las protestas populares y la acción de los movimientos sociales se han convertido en América Latina en detonante de nuevas fases del desarrollo histórico de varias naciones.

Ocurrió con el “Caracazo de 1989” en Venezuela, que visibilizo una profunda crisis política del Estado; con las guerras del agua (2000) y del gas (2003), en Bolivia; con las protestas argentinas conocidas como “que se vayan todos” (2001); con la rebelión de los forajidos en Ecuador (2005); con las masivas protestas universitarias de los estudiantes chilenos de los últimos 48 meses; con las movilizaciones populares e indígenas de México; y con las recientes acciones juveniles y urbanas en Brasil, que han significado un grave desgaste político de la presidente de dicha nación.

Todas estas acciones colectivas están vinculadas con la vigencia del modelo neoliberal y las consecuencias sociales, económicas y políticas del mismo. De igual manera, con la búsqueda de modelos alternativos para la solución de los problemas que afectan millones de personas.

Colombia no es ajena a esa ola de acciones colectivas. A lo largo de los 24 meses recientes, la sociedad ha sido sacudida por potentes movilizaciones sociales como el levantamiento de los indígenas del Cauca (julio 2012); el paro de los cafeteros, arroceros, paperos, cacaoteros y lecheros (primer semestre del 2013); la histórica huelga de los campesinos del Catatumbo (junio, 2013); y los actuales paros de la minería artesanal.

Todas estas explosiones de inconformidad están vinculadas con el funcionamiento y ampliación del modelo neoliberal que ha sido organizado y promovido por todos los gobiernos recientes desde que se estableció por el señor César Gaviria, durante su administración a principios de los años 90.

Las organizaciones sociales, que en el pasado se encontraban violentadas, debilitadas y recluidas a prácticas corporativas, han logrado rearticularse en torno a demandas sociopolíticas, generando

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