Comunicación y expresión escritas

Capítulo 3: Comunicación y expresión escritas

Las actividades de hablar y escribir constituyen las manifestaciones más importantes de la expresión lingüística humana, se intercambian mensajes para compartir el pensamiento, la imaginación, la experiencia, la cultura, la afectividad y la creatividad. Su objetivo es expresar las ideas adecuadas ejercitando el arte de hablar y, sobre todo, el de escribir.

La comunicación oral y escrita son modalidades del lenguaje humano que se sitúan en planos distintos pero no disociados. La comunicación oral es la forma más espontánea y dinámica de la lengua, ya que se adquiere de modo natural como lengua materna y sirve de elementos auxiliares paralingüísticos como gestos, ademanes, mímicas, movimientos, modulación de voz, entonación, intensidad, acentual y de elementos deícticos, repeticiones, insistencias y elipsis contextual para la comunicación.

Para escribir se requiere una actitud reflexiva y rigurosa. Sus formas de expresión son más exigentes en el manejo del repertorio léxico y la propiedad gramatical, a la que se une la corrección ortográfica, ya que no se da de la misma manera que los elementos extralingüísticos quienes están presentes a la comunicación oral.

La comunicación escrita no está sometida a los conceptos de espacio y tiempo. La interacción entre el emisor y el receptor no es inmediata y puede llegar a no producirse nunca, aunque lo que está escrito perdure eternamente.

Escribir es una actividad que nos permite hacer partícipes de nuestras inquietudes y de nuestro pensamiento y de transmitir cualquier información. La escritura es un medio de expresión compartida y de autocomplacencia personal que nos permite ofrecer la visión que tenemos del mundo y de nosotros mismos e incluso da la posibilidad de crear mundos nuevos o imaginarios.

Existe una gran diversidad de textos: textos académicos, prácticos, instructivos, publicitarios, comerciales, profesionales, informativos, jurídicos, literarios, etc.

La escritura nos ayuda a superar el miedo al papel en blanco y a expresarnos con soltura y fluidez, resulta reconfortante ser capaz de manifestar nuestras ideas, pensamientos y percepciones por escrito.

La escritura permite convertir todo el misterio de la vida en arte expresivo y artístico a través de la palabra.

Por medio de la ficción somos capaces de hacer posible lo imposible, de hacer reales nuestros sueños y de transformarnos en otra persona distinta a la que de verdad somos. Podemos idear situaciones nuevas, recrear escenas y crear personajes a través de los cuales logramos nuestros deseos.

Escribir se identifica con narrar. Porque ocurre es que la narración propiamente dicha se identifica con hechos, acción, personajes y situación espacial y temporal.

Para escribir, nos vemos obligados a conocernos a nosotros mismos, a evocar nuestra trayectoria pasada y a reconsiderar nuestro entorno natural, vital y humano.

Para iniciar la tarea de escribir se deben seguir algunas pautas:

• Anota todo lo que te llame la atención.

• Observa todo lo que percibes a tu alrededor.

• Cuenta brevemente los hechos y las circunstancias vividas día a día.

• Señala las expresiones y las ideas oídas que te han impresionado.

• Extrae de tu entorno a personas que destacan por cualidades, por su personalidad y relación social.

• Intenta retratar a personajes conocidos siguiendo los modelos de algunos escritores.

• Escribe una persona imaginaria.

De la palabra hay que disfrutar al ensamblarla armónicamente en el texto escrito sin romper el compás natural que acompaña su elección. La palabra se actualiza en la elección del registro, considerado como modo particular de expresarnos los hablantes en una determinada situación de comunicación ya sea formal, didáctico

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