Conciencia De Lo Impreso

El aprendizaje de la lectura y las habilidades relacionadas a éstas, corresponden a un proceso cultural y dependiente de una transmisión instructiva. Es decir, la mera exposición al material impreso en el ambiente, es insuficiente, pues es por medio de la instrucción explícita a través del cual se transmiten los principios organizativos básicos para leer. (Bermeosolo, 1994).

Mota (2000) explica que existen dos procesos claves aplicados simultáneamente para el aprendizaje de la lectura, la decodificación y la comprensión.

Nos referiremos primero a los elementos que conforman la habilidad de decodificar los cuales son: conciencia fonológica, reconocimiento del abecedario y conciencia de lo impreso, es decir, que los niños descubran la funcionalidad de la lectura en todos los aspectos que la forman, por ejemplo: saber que el habla se puede escribir, se puede leer y que comunica algo, esto se adquiere cuando los niños tienen la oportunidad de escuchar cuentos, de estar en contacto con libros, revistas, anuncios, pósters, calendarios, etc.

Por otro lado la comprensión humana según Rasinski (2004) dice que es un proceso personal e interior que consiste en abstraer del mundo las ideas y conceptos para luego reconstruirlos a partir de sus conocimientos previos y experiencias, este proceso no sería posible sin el aprendizaje de la lectura en forma eficiente.

La lectura es un proceso a través del cual comprendemos el lenguaje escrito mediante la categorización perceptiva de las letras, dicho proceso no sería efectivo si el sujeto no domina las habilidades de decodificación que le permiten discriminar letras, sílabas y palabras permitiéndole formar unidades de pensamientos más amplias y coherentes de principio a fin.

Estos elementos en sí son requisitos para que el niño aprenda a leer, y es la conciencia para decodificar palabras escritas, una destreza necesaria para transformar letras en sonidos coherentes con el propio lenguaje oral.

Goodman(1992), señala que el desarrollo de la toma de conciencia de lo impreso en distintos contextos, es la raíz de la alfabetización más común y mejor desarrollada durante la etapa pre-escolar. Es por ello que el contacto de los niños con lo impreso (print), cumple un rol importante en el aprendizaje del lenguaje escrito, pues es gracias a este contacto, en lo posible cotidiano, lo que permite y genera un reconocimiento visual de las formas ortográficas (Orellana, Bravo, 1999).

Dicho de otra manera, es la conciencia de lo impreso lo que permite a los párvulos comprender el lenguaje escrito como un objeto visual, que sirve para acceder a distintos significados.

Debido a este tipo de evidencias, es posible reconocer que un ambiente rico en materiales impresos promueven tanto en culturas urbanas y rurales, una interacción cotidiana con la realidad escrita permite que los niños y niñas estén continuamente interactuando, organizando y analizando los significados el lenguaje impreso.

Odremán, (1992) al respecto señala que el aprender sobre los libros y la palabra escrita, y escuchar cómo lee el adulto significativo, ofrece experiencias tempranas con la naturaleza y las convenciones de lo impreso.

De acuerdo a estas habilidades, algunos autores como Aaron, Joshi, Ayotollah, Ellsberry, Henderson y Lindsey (1999) señalan que en los niños de aprendizaje lector normal, el reconocimiento visual-ortográfico se desarrollaría a partir de la identificación fonológica de los componentes de las palabras escritas, lo que les permite cotejar los componentes fonémicos con los ortográficos. La habilidad para reconocer palabras de alta frecuencia emerge gradualmente, después del reconocimiento de las letras, y se inicia primero con un procesamiento fonológico, para luego intentar el reconocimiento.

Otro punto de comparación o de observación del proceso del aprendizaje de la lectura, puede seguirse de acuerdo a las etapas propuestas por Frith (1986), cuyas 3 fases definidas han tenido un amplio reconocimiento

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