Constructivismo e intervención educativa

Constructivismo E INTERVENCIÓN EDUCATIVA

El constructivismo e intervención educativa, el autor nos presenta en la lectura lo que es destacar los elementos principales de la pedagogía constructivista. Donde desarrolla un trabajo expositivo y analítico de tal corriente, todas relaciones entre la psicología y la educación han sido siempre al mismo tiempo intensas y bastante complejas, los profesionales de la educación esperan encontrar en la psicología un marco de referencia global que les oriente y les guíe en su actividad.

En otro caso puede llegar a ofrecer entre algunos factores o elementos presentes en los procesos educativos, lo que la psicología todavía no puede ofrecer es lo que de forma más o menos explícita se espera de ella.

Como en el constructivismo existen varios argumentos principales y uno de ellos concierne a la convergencia progresiva, detectable desde hace algo más de una década en torno a una serie de ideas-fuerza o principios explicativos básicos sobre el aprendizaje en general, y el aprendizaje escolar en particular, entre investigaciones, autores y enfoques teóricos que se sitúan en principio en tradiciones psicológicas distintas, el principio que lleva a concebir el aprendizaje escolar como un proceso de construcción del conocimiento. De ahí el termino constructivismo habitualmente elegido para referirse a esta convergencia.

Como el primer argumento es una vía que trata de buscar en esta convergencia teórica, en un marco psicológico de referencia global, coherente y articulado, para el análisis y planificación de los procesos educativos en general, y de los procesos de enseñanza y aprendizaje en particular.

La utilización del constructivismo como marco global de referencia para la educación escolar ha sido frecuentemente en la última década en el ámbito de la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias, especialmente en lo que se refiere a la enseñanza y al aprendizaje, los principios constructivistas como marco global de referencia para la enseñanza y el aprendizaje de otros contenidos curriculares.

Y en el segundo argumento es que pese a lo que pese las ventajas innegables que pueden suponer un esquema integrador de esta naturaleza, subsisten riesgos considerables, es riesgo de preservar en un eclecticismo encubierto seleccionado simplemente de teorías y enfoques distintos los elementos aparentemente no contradictorios.

Con el tercer argumento si le añadimos e estas reservas epistemológicas tienen una serie de precauciones que tienen más bien su origen en una reflexión sobre la educación y en un rechazo radical de reduccionismo psicológico como manera de entender las relaciones entre la psicología y la educación, entonces es posible soslayar la mayoría de los riegos mencionados sin renunciar a las ventajas que supone utilizar el constructivismo como un marco psicológico global de referencia, articulado y coherente, de la educación escolar.

Y en un cuarto argumento, las ventajas de disponer de un marco psicológico global de referencia para la educación escolar no son únicamente, entender que son de orden práctico o aplicado.

Las exigencias que plantea la integración de aportaciones referidas a distintos aspectos de los procesos educativos, así como así como la necesidad de articularlas en una visión coherente de conjunto, puede conducir a la identificación de problemas nuevos, a la revisión de postulados comúnmente aceptados como obvios de forma un tanto critica y al señalamiento de prioridades para la investigación, adquiriendo de esta manera indudablemente valor heurístico desde el punto de vista de la dinámica interna de la evolución del conocimiento psicoeducativo.

Las relaciones entre la psicología y la educación han sido siempre intensas, también complejas y tortuosas. Y lo han sido probablemente en tres otras razones los profesionales

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