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¿Cómo Crear Estrategias Para Fomentar La Lectura Y La Escritura


Enviado por   •  23 de Mayo de 2014  •  4.674 Palabras (19 Páginas)  •  392 Visitas

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Algo que parece preocupar a una buena parte de los coordinadores de los círculos de lectura es la cantidad de estrategias que conocen para trabajar con sus lectores. Hay que decirlo claramente: nunca serán suficientes, porque los lectores y los textos son una diversidad en movimiento.

Existen muchos manuales de estrategias de lectura y escritura. Aunque algunos pueden ofrecernos algunas ideas que nos servirán en la práctica, por lo general no se corresponden con los enfoques de promoción de la lectura.

Por eso, en lugar de ofrecerles un compendio de actividades, queremos compartir con ustedes una propuesta que podría ayudarlos a crear sus propias estrategias. La clave siempre será: leer, estar informado, ser creativo, arriesgarse y compartir experiencias con otros mediadores.

Estén tranquilos. La metodología de trabajo de un círculo de lectura no se traduce en el hacer y hacer actividades, constantemente, inflándolas de forma innecesaria. Después de todo, lo más importante que hacemos como mediadores es generar encuentros y compartir experiencias.

Leer: la única forma de empezar

Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda de sueños. Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció encantada con el juego. Como nadie se decidía a comenzar, el organillero contó el primer sueño. Anoche, dijo, soñé con unos tipos que tomaban sopa en una posada. La mesa estaba oscura y sólo se veían tres o cuatro caras rojas. De pronto uno de los tipos lanza al aire una cucharada de sopa, y la sopa vuela fuera del sueño y vuelve a caer entera en la cuchara como si fuera un dado. Entonces el hombre se la toma, y dice: seis. Y así con cada cucharada. Eso, conjeturó Álvaro es que usted estaba pidiendo suerte. No digas tonterías, replicó Reichardt, ¡eso es que tenía hambre! Yo, contó Hans el último sueño interesante que tuve fue la semana pasada. Soñé que estaba en una isla. Pero era una isla rara: no tenía mar alrededor. ¿Sin agua?, se interesó Lamberg, ¿cómo es eso? Ni mar, contestó Hans, ni agua ni nada. Alrededor de la isla había un vacío inmenso. Entonces, dijo Lamberg, ¿cómo sabes que era una isla? Buena pregunta, dijo Hans, y no lo sé, pero yo sabía que era una isla. Y quería salir, quería ir a otras islas que se divisaban a lo lejos. Pero era imposible, no sabía cómo llegar a ellas y me asustaba. Entonces me ponía a correr en círculos, a correr sin sentido, hasta que la isla empezaba a hundirse poco a poco. Y tenía que elegir entre saltar y caer al vacío o hundirme con mi isla. ¿Y qué carajo elegiste?, preguntó Reichardt. Despertarme, sonrió Hans. ¡Bueno!, aprobó el organillero, ¡muy bueno!, ¿y ustedes, queridas señoritas?, ¿no tendrán un sueño que regalarnos? Elsa negó con la cabeza y bajó la vista. Sophie lo miró un poco avergonzada y dijo: No sé, en fin, nunca sueño gran cosa, anoche, en realidad es una tontería, pero anoche…

El texto es un fragmento de la novela El viajero del siglo del escritor argentino Andrés Neuman. Leí la novela y debo decir que me gustó mucho, quizá demasiado. Lo cierto es que nunca antes había subrayado y escrito tantas notas en los márgenes de un libro.

Seleccionar fragmentos en un texto a lo largo de la lectura es algo que hacemos los lectores. Como lector, suelo marcar una frase que me gustó, una bella descripción o un pasaje que me pareció divertido. Además, sobre todo desde que soy mediador de lectura, me pasa que encuentro algunos fragmentos que me sugieren estrategias. Éste es el caso del texto que ahora les comparto: en él descubrí todo lo necesario para diseñar una estrategia para promover la lectura.

La estrategia podría titularse “La ronda de sueños” o “El círculo de los sueños”, y puede esquematizarse de la siguiente manera:

1.- El mediador introduce la actividad hablando sobre el tema de los sueños.

2.- Se invita a los participantes a hacer una Ronda de sueños: cada uno debe contar un sueño que haya soñado recientemente.

3.- Se hacen comentarios, se proponen interpretaciones, se conversa sobre cada participación.

Hasta aquí la actividad pareciera ser muy sencilla. Sin embargo, como se verá en la siguiente descripción, es compleja porque implica la consideración de varios aspectos.

Descripción de la actividad

Utilizo algunas frases del texto de Andrés Neuman para ilustrar las reflexiones sobre las distintas partes de la estrategia:

Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda de sueños.

Como se puede observar, hay una parte previa (la merienda) a la realización de la actividad (La ronda de sueños). No es recomendable comenzar una sesión directamente con la actividad. Hay que introducir a los participantes a la estrategia. En este caso podríamos iniciar hablando sobre el tema de los sueños.

Hay que observar que el verbo utilizado es “proponer”, que es distinto a “imponer”. Todas las actividades que se realizan al interior de un círculo de lectura son propuestas, y puede darse el caso de que haya alguien que no quiera participar. Si esto ocurre no hay que obligarlo, hay que negociar: puede permanecer como observador o escucha, o podemos sugerirle otras actividades como leer en silencio.

Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció encantada con el juego.

Aunque la actividad realizada por los personajes es una “costumbre”, hay alguien en el grupo que no la conoce. Podemos suponer que Sophie se integró al grupo en un momento distinto al de los demás y por eso Hans tiene que darle explicaciones.

En los círculos de lectura todos los lectores acuden de forma voluntaria, pueden ir y venir a sus anchas y nadie debe obligarlos a permanecer en las sesiones. Si tenemos cuidado al seleccionar los textos y si las actividades son atractivas, los lectores, como Sophie, “encantados con el juego”, permanecerán en las sesiones sin necesidad de coacción.

Como nadie se decidía a comenzar, el organillero contó el primer sueño.

El organillero, que a mí me gusta imaginar como un magnífico mediador, ha propuesto la ronda de sueños. Y como nadie se decide a comenzar, él toma la palabra.

Puede ocurrir, cuando proponemos una actividad en el círculo de lectura, que los integrantes se muestren poco participativos en un primer momento. Si esto ocurre podemos insistir pero nunca obligar. Muchas veces, por timidez, los jóvenes prefieren no ser los primeros en tomar la palabra. Una forma de animarlos es que seamos nosotros, los mediadores, los que tomemos la iniciativa.

En las actividades que estamos acostumbrados a realizar en las escuelas con nuestros alumnos es común que nosotros no participemos. En un círculo de lectura esto rara vez ocurre: el mediador es un lector más y participa activamente en las actividades.

Anoche, dijo, soñé con unos tipos que tomaban sopa en una posada. La mesa estaba oscura y sólo se veían tres o cuatro caras rojas. De pronto uno de los tipos lanza al aire una cucharada de sopa, y la sopa vuela fuera del sueño y vuelve a caer entera en la cuchara como si fuera un dado. Entonces el hombre se la toma, y dice: seis. Y así con cada cucharada.

Cada participación en La ronda de sueños puede considerarse un comentario o incluso una narración oral. Si se propone como una actividad inicial, basta con promover la conversación. Si se trata de una actividad más avanzada, podemos enfocarla desde la narración oral.

La narración oral es una práctica compleja que implica observar varios aspectos como la construcción de imágenes mentales, la adaptación y la estructura del relato, la modulación de la voz, la entonación y la dicción, dotar a las palabras de emotividad, emplear ademanes y silencios, entre otros. El mediador es el primero que debe ejercitarse en la narración oral, ya que el dominio sobre la técnica le permitirá enriquecer sus actividades: además de narrar, podría preparar a los jóvenes para que narren cada vez mejor.

Una sugerencia: no olvidar que la finalidad de todas nuestras actividades es promover la libre expresión de las ideas y compartir experiencias. Por eso, sobre todo en actividades iniciales, es importante dar prioridad al contenido de los relatos por encima de la forma o la corrección de una técnica.

Eso, conjeturó Álvaro es que usted estaba pidiendo suerte. No digas tonterías, replicó Reichardt, ¡eso es que tenía hambre!

Hacer comentarios, proponer interpretaciones, conversar sobre los relatos que los participantes nos comparten es una práctica que debe fomentarse. Cuando cada uno relata sus sueños está comunicando una experiencia personal, y una forma de corresponder a esa persona, para no mostrarnos indiferentes, es opinar sobre su relato.

Cuando se promueve la conversación hay que estar preparados para los distintos escenarios posibles. Se puede dar el caso de que todos quieran opinar, incluso varias veces. Si esto ocurre hay que considerar el tiempo destinado a la sesión. Si la conversación sobre una participación se prolonga demasiado y otras personas quieren a su vez relatar un sueño, puede suceder que el tiempo no alcance. De hecho, en ocasiones afortunadas, la conversación se puede extender a varias sesiones.

También se puede dar el caso de que las intervenciones de los participantes sean escasas y breves. Si esto ocurre no hay que obligar a otros a participar en contra de su voluntad: podemos continuar con el siguiente relato o incluso dar por terminada la actividad.

Algunas veces puede suceder que nadie quiera participar. Si esto ocurre podemos tomar la palabra, dirigir la conversación o, nuevamente, dar por terminada la actividad. El silencio es un derecho de los lectores y nosotros tenemos la obligación de respetarlo.

Yo, contó Hans el último sueño interesante que tuve fue la semana pasada. Soñé que estaba en una isla. Pero era una isla rara: no tenía mar alrededor. ¿Sin agua?, se interesó Lamberg, ¿cómo es eso?

Es probable que muchas de las participaciones en La ronda de sueños, por tratarse precisamente de sueños, contengan elementos confusos o poco claros. Aunque todo esto debe ser visto como magníficas oportunidades para conversar, es preferible esperar al final del relato para opinar, preguntar o pedir explicaciones. De esta forma evitamos interrupciones, escuchamos el relato completo, y por lo tanto podemos entenderlo mejor, y respetamos el turno de quien tiene la palabra.

Ni mar, contestó Hans, ni agua ni nada. Alrededor de la isla había un vacío inmenso. Entonces, dijo Lamberg, ¿cómo sabes que era una isla? Buena pregunta, dijo Hans, y no lo sé, pero yo sabía que era una isla.

En una conversación a veces se plantean preguntas que no es posible responder. Ya sea porque no se sabe o porque no se tiene clara la idea, uno puede, tranquilamente, decir “no lo sé”. Y entonces el grupo propone interpretaciones y conversa sobre ellas.

En el caso de este texto, Hans responde “No lo sé, pero yo sabía”, haciendo alusión a una experiencia común en los sueños: sabemos cosas sin saber por qué las sabemos.

¡Bueno!, aprobó el organillero, ¡muy bueno!, ¿y ustedes, queridas señoritas?, ¿no tendrán un sueño que regalarnos? Elsa negó con la cabeza y bajó la vista.

La palabra participación significa tomar parte de forma voluntaria. Nuevamente, si se da el caso de que alguna persona no deseé participar en la ronda de sueños, hay que respetar su derecho a guardar silencio. No hay que caer en el error de interpretar ese silencio como incomodidad o disgusto: quizá la persona esté más interesada en escuchar los relatos. En lugar de obligarla a participar podemos tratar de integrarla a la conversación sobre los relatos de los otros.

Sophie lo miró un poco avergonzada y dijo: No sé, en fin, nunca sueño gran cosa, anoche, en realidad es una tontería, pero anoche…

Durante la conversación puede ocurrir que la persona que habla, o alguien que opina, califique de forma negativa lo que se ha mencionado. “En realidad es una tontería”, dice Sophie refiriéndose a lo que está a punto de relatar.

El objetivo de la conversación es que las personas expresen lo que realmente piensan y no lo que los demás quieren escuchar. Aidan Chambers, en su libro Dime, afirma que una forma de lograrlo es hacer sentir a los involucrados que todo lo que digan es “honorablemente comunicable”.

Todos los relatos y comentarios son únicos e irrepetibles (incluso cuando dos personas coinciden en una observación no usan las mismas palabras y es posible apreciar matices) y por lo tanto valiosos.

De lo que se trata es de fomentar la libre expresión de las ideas, por conflictivas que puedan llegar a parecernos. Si una persona descalifica un relato o un comentario, en lugar de reprenderlo o censurarlo, podemos pedirle explicaciones: ¿cómo lo sabes?, ¿alguien más opina lo mismo?, ¿alguien opina algo distinto? Y seguimos conversando.

Observación:

Hasta aquí sólo hemos incluido en la actividad dos herramientas del promotor de lectura: conversación y narración oral. Sin embargo, no expusimos ningún aspecto técnico sobre la narración oral y sólo ofrecimos algunas referencias a la propuesta de conversación literaria de Aidan Chambers.

Enriquecer las actividades

Así como una conversación puede prolongarse e ir creciendo hasta tocar aspectos que no imaginábamos, una estrategia puede enriquecerse si incluimos en ella otras actividades, materiales y referencias. A continuación les presentamos algunos ejemplos.

Textos literarios

Hay que recordar que la lectura de textos literarios es la base de la dinámica de trabajo de un círculo de lectura. Debemos evitar a toda costa que nuestras sesiones se conviertan en reuniones sociales o talleres de manualidades. Los textos literarios deben ser la materia prima de nuestras actividades.

Para realizar “La ronda de sueños”, como la hemos descrito hasta este momento, no es necesario utilizar el texto de El viajero del Siglo de Andrés Neuman. Únicamente lo compartimos porque la idea para diseñar la actividad surgió a partir su lectura.

Sin embargo, es posible introducir en la actividad la lectura de algún texto literario. De ninguna forma se trata de una elección arbitraria: hay que seleccionar textos adecuados. Una sugerencia es que los textos sean breves, de interés para los lectores y que tengan alguna relación con la temática o la dinámica de la actividad.

En “La ronda de sueños”, podríamos incluir, por ejemplo, la lectura de:

Un poema:

Sólo en sueños,

sólo en el otro mundo del sueño te consigo,

a ciertas horas, cuando cierro puertas

detrás de mí.

¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,

y ahora estoy preso en su sortilegio,

atrapado en su red!

¡Con qué morboso deleite te introduzco

en la casa abandonada, y te amo mil veces

de la misma manera distinta!

Esos sitios que tú y yo conocemos

nos esperan todas las noches

como una vieja cama

y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.

Me gusta decirte lo de siempre

y mis manos adoran tu pelo

y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.

Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,

y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.

A veces lo recuerdo. A veces

sólo el cuerpo cansado me lo dice.

Al duro amanecer estás desvaneciéndote

y entre mis brazos sólo queda tu sombra.

Jaime Sabines, Sólo en sueños

Un cuento breve:

Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.

Ana María Shua, La sueñera

Algún fragmento:

Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual, hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos, hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto, despertando hacia atrás, recorriendo el camino inverso, y encontraba a Prudencio Aguilar en el cuarto de la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real.

Gabriel García Márquez, Cien años de soledad

En las bibliotecas escolares y de aula encontrarás una gran variedad de textos para realizar actividades diversas.

Otras expresiones culturales

Una de las propuestas del Programa de Fomento a la Lectura EntraLee es vincular la lectura de textos literarios con otras expresiones culturales. La música, el cine, la fotografía y la pintura, entre otras, además de ser atractivas para los jóvenes, tienen muchos puntos de encuentro con la literatura.

Más allá del hecho de que muchas de las historias que narran las películas y las canciones tienen su origen en textos literarios, el cine y la música utilizan lenguajes particulares que tienen un valor y un alcance en sí mismos. La música, como las mejores historias, también nos lleva a imaginar y nos despierta emociones. El cine nos ofrece una experiencia audiovisual bastante peculiar: todo es simultáneo.

Además, existe una relación muy especial entre las imágenes y las palabras. En el libro álbum, por ejemplo, las imágenes no sólo son ilustraciones que acompañan al texto, sino que forman parte del texto, de la historia que se cuenta. Las imágenes en la pintura y la fotografía son algo más que registros: comunican, sugieren. Una imagen vale más que mil palabras.

Música

Incluir la audición de una pieza musical en una actividad no plantea demasiadas dificultades. Basta que nuestra selección (la música también se selecciona) tenga alguna relación con el tema y la dinámica de nuestra actividad.

En “La ronda de sueños” podríamos incluir:

• La audición de la canción Soñé de Liliana Felipe.

Además, es posible realizar actividades lúdicas a partir de otras expresiones culturales, en este caso: cantar un poema, musicalizar un texto.

Cine y video

Incluir la proyección de una película en una actividad implica tomar en cuenta varios aspectos. Uno de ellos, el más evidente, es la duración de la sesión.

Nuestra metodología sugiere que una sesión regular del círculo de lectura debe durar dos horas. Las películas, en general, tienen una duración promedio de hora y media o dos horas. ¿Vale la pena utilizar todo el tiempo destinado a una sesión para la proyección de una película? En realidad esto depende del criterio de cada mediador, de la calidad de la película y de la pertinencia.

Dos recomendaciones: ver las películas en una sola proyección (evitar interrupciones y proyecciones deferidas) y utilizar cortometrajes.

En “La ronda de sueños” podríamos incluir:

• La proyección de la película La ciencia del sueño de Michel Gondry.

Sugerencias:

• Además del cine, podemos utilizar otros materiales audiovisuales, por ejemplo: videojuegos o animaciones. Recomendamos especialmente las cápsulas Imaginantes* (http://www.fundaciontelevisa.org/imaginantes-2/) y su propuesta didáctica “Imaginantes* en la escuela”.

• Un recurso formidable: www.youtube.com

• Recurre al uso de videocámaras para realizar actividades de registro y narración audiovisual. Es común que muchos jóvenes cuenten con videocámara en sus teléfonos celulares.

Ilustración, pintura y fotografía

Es mucho más que una historia, es una imagen.

Charles Dantzig

El programa DIA (Desarrollo de Inteligencia a través del Arte) ha demostrado que se puede hacer del encuentro con las obras de arte el centro de una dinámica de trabajo muy fructífera. A diferencia de su metodología, que recomendamos al menos conocer someramente, a nosotros nos interesa el arte en relación con la literatura.

En todos los textos literarios existen referencias a otras expresiones culturales. Por ejemplo, algunos textos literarios han sido escritos a partir de la observación de una pintura y es posible, a través de una estrategia, hacer evidente las referencias:

Que sea Roma la que Faustina, que el viento aguce los lápices de plomo del escriba sentado, o atrás de enredaderas centenarias aparezca escrita una mañana una frase convincente: No hay enredaderas centenarias, la botánica es una ciencia, al diablo los inventores de imágenes presuntas. Y Marat en su bañera.

También veo la persecución de un grillo por una bandeja de plata, con la señora Delia que suavemente acerca una mano semejante a un sustantivo y cuando va a atraparlo el grillo esté en la sal (entonces cruzaron a pie enjuto, y Faraón los maldecía en la ribera) o salta al delicado mecanismo que de la flor del trigo extrae la mano seca de la tostada. Señora Delia, señora Delia, deje a ese grillo andar por platos playos. Un día cantará con tan terrible venganza que sus relojes de péndulo se ahorcarán en sus ataúdes parados, o la doncella para la ropa blanca dará a luz un monograma vivo, que correrá por la casa repitiendo sus iniciales como un tamborileo. Señora Delia, los invitados se impacientan porque hace frío. Y Marat en su bañera.

Por fin que sea Buenos Aires en un día salido y rehilado, con trapos al sol y todas las radios de la cuadra vociferando al mismo tiempo la cotización del mercado libre de girasoles. Por un girasol sobrenatural se pagó en Linares ochenta y ocho pesos, el girasol hizo manifestaciones oprobiosas al repórter Esso, un poco por cansancio luego del recuento de sus granos, en parte porque su destino ulterior no figuraba en la boleta de venta. Al atardecer habrá una concentración de fuerzas vivas en la Plaza de Mayo. Las fuerzas irán por distintas calles hasta equilibrarse en la pirámide y se verá que viven gracias a un sistema de reflejos instalado por la municipalidad. Nadie duda de que los actos se cumplirán con la máxima brillantez, lo que ha provocado como es de suponer una extraordinaria expectativa. Se han vendido palcos, irán el señor cardenal, las palomas, los presos políticos, los tranviarios, los relojeros, las dádivas, las gruesas señoras. Y Marat en su bañera.

Julio Cortazar, Plan para un poema, Historias de cronopios y de famas

El texto de Cortázar está plagado de referencias. Por ejemplo, algunos pasajes evocan las imágenes del surrealismo (sus relojes de péndulo se ahorcarán en sus ataúdes parados). Pero la referencia más clara es La muerte de Marat de Jacques-Louis David.

¿Por qué Cortázar introdujo la referencia en el texto? ¿Quién es Marat? La referencia ¿tiene alguna relación con otros pasajes del texto? ¿Hay en el texto otras referencias similares? Éstas y otras preguntas pueden surgir en la conversación.

También existen textos en los que el autor refiere alguna experiencia en relación al descubrimiento de una obra de arte. El valor de estos textos, además del literario, es enorme: se trata de testimonios que nos dan información sobre el autor, sobre su forma de leer y de relacionarse con el arte, nos permiten conocer aspectos de su vida a los que de otra forma no tendríamos acceso.

La finalidad de leer estos textos no es practicar una veneración por los autores o las obras de arte, sino mostrar la relación entre arte, lectura y escritura. Todos los lectores vivimos este tipo de experiencias estéticas y podemos, si así lo deseamos, conversar o escribir sobre ellas.

Estaba en segundo año de secundaria. Mi abuela me había regalado un pequeño portafolio rígido de cuero para guardar libros, cuadernos y demás utensilios escolares, con la esperanza de que dejase de perderlos a cada rato. A mi casa llegaba regularmente una revista médica muy bien ilustrada, de cuyo interior se podía desprender la reproducción de una obra maestra del arte. Yo recortaba esas páginas para guardarlas en una caja de tesoros personales.

Un día, al abrir la revista me quedé aturdido. Nada había visto tan deslumbrador como aquella página colorida. Un cuadro bañado de luz, iluminado desde arriba, pero también desde el interior de la tela. En una pecera nadaban unos cuantos peces rojos cuyo reflejo se mecía en la superficie del agua. Era el triunfo absoluto del color. El cubo que contenía a los peces formaba parte del eje vertical del cuadro y se apoyaba en una mesa redonda sostenida por un solo pie. Estaba, claro, en el centro. Todo el resto de la tela era una selva de hojas hermosas y de flores; estaban en el primer plano, en el fondo, se las veía a través del cristal del recipiente, enardecidas, arracimadas, luminosas, perfectas. Si hubiese vivido en la Antártida, o en el corazón de Sonora, o del Sáhara, donde nadie nunca ve flores ni peces ni agua, podría comprender que aquella precipitación florida me hiciera enloquecer. Pero vivía en Córdoba, al lado de Fortín de las Flores, en medio de jardines suculentos, y aún así aquello me parecía un milagro. Fijé la página con pegamento en la parte interior dura de mi maletín. Algunos compañeros colocaban allí fotos de Lucha Reyes, de Toña la Negra, las grandes voces del momento, o de boxeadores, escenas de películas, perros, Vírgenes y santos, modelos de aviones o automóviles flamantes; otros, nada. Conviví con mis peces rojos y su entorno fascinante durante tres años. Fue mi mejor amuleto; una señal, una promesa. Vi después reproducciones de obras de su autor, pero no ésa. En el Museo de Arte Moderno de Nueva York me detuve por asombro antes formidables óleos suyos.

Años después, al entrar en una sala del Museo Pushkin de Moscú, la que alberga algunos de los óleos más extraordinarios de Matisse, me encontré de golpe con el original de aquellos Peces rojos míos. Más que una experiencia estética fue un trance místico, una revaloración instantánea del mundo, de la continuidad del tiempo.

Sergio Pitol, Peces rojos, El viaje

Existen muchas otras variantes. Las imágenes y las palabras se relacionan de formas diversas, siempre nuevas. A cada uno de nosotros nos corresponde explorar esas relaciones.

En “La ronda de sueños” podríamos incluir:

• Cualquier pintura de Remedios Varo (como sugerencia: La creación de las aves). También pueden consultar el libro de Isabel Castells: Remedios Varo Cartas, sueños y otros textos.

Sugerencias:

• Utiliza en tus actividades: libros sin palabras, álbumes, libros de arte, fotografías, ilustraciones, diapositivas y todo tipo de materiales visuales. Hay que tomarse el tiempo de buscar, observar y seleccionar imágenes de calidad (que tengan verdadera fuerza expresiva y emotiva).

• Existen muchos proyectos visuales que integran elementos de escritura literaria que se podrían incluir en nuestras estrategias, por ejemplo: Dear Photograph (http://dearphotograph.com), Postsecret (http://www.postsecret.com) y Acción poética (http://www.accionpoetica.com).

• Podemos realizar ejercicios de ilustración o artes plásticas a partir de textos, que se han leído o escrito, siempre cuidando la pertinencia. Por ejemplo, ilustrar poesía:

Escritura

La lectura y la escritura no se dan de forma aislada. Por eso algunos autores hablan de lectoescritura o de prácticas lectoras y escritoras. La lectura asidua puede despertar el deseo de escribir y quien escribe utiliza sus lecturas previas y lee sus borradores.

Nuevamente es la lectura de El Viajero del siglo el origen de una actividad, esta vez de escritura. Se trata de un fragmento que se encuentra un poco más adelante del que ya hemos presentamos:

Esa noche, el muro interminable con el que sonó Hans fue el mismo que Sophie se vio trepando, intimidada por su altura y sorprendida de ir desnuda, sin saber qué le esperaba al otro lado. Por encima de muro, la rama de un árbol hueco temblaba bajo el peso de Álvaro, que dormía ovillado e incómodo, a punto de caerse. Al pie del árbol hueco, Elsa enterraba un violín en el hoyo donde el organillero jugaba a los dados con un hombre sin cara, envuelto en la lana negra.

La actividad de escritura podría titularse “Sueño colectivo” y consistiría en que el grupo escribe, conjuntamente, un sueño en el que todos los participantes están presentes (también podríamos realizar un trabajo plástico observando el mismo principio: sueño colectivo).

La idea de que dos o más personas sueñen el mismo sueño es bastante antigua y está presente en muchos lugares. De hecho, en la película La ciencia del sueño, que ya mencionamos, dos personajes se encuentran en un mismo sueño. Todo se conecta.

Sugerencia: Podemos promover que los participantes lleven un diario o bitácora de las sesiones. No cómo un requisito para participar o permanecer en el círculo de lectura, sino como una forma de registrar sus experiencias: qué hice hoy, qué me gustó, qué no me gustó, qué me pareció divertido, etc.

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