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Declaración de México

diegogo12312 de Septiembre de 2013

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han recibido, de 1978 a 1998, Rafael Giménez Siles, Francisco Sayrols, Carolina Amor de Fournier, Francisco Cabral Ríos, Abelardo Fábrega Esteba, Joaquín Diez–Canedo, Arnaldo Orfila, Carlos Noriega, Gustavo González Lewis, José Luis Ramírez, Guillermo de la Parra, Juan Grijalbo, Armando Ayala Anguiano, Francisco Trillas, Octavio Colmenares, Luis Fernández, José Antonio Pérez Porrúa, Agustín M ateos, M arcial Frigolet, Francisco

Porrúa Pérez y Gustavo Stezer.

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Los títulos publicados, de 1980 a 1998, han sido: sor Juana Inés de la Cruz Obras escogidas; El Templo Mayor de México. Crónicas del siglo XVI, de Eduardo M atos M octezuma; Cartilla moral. La X en la frente. Nuestra lengua, de Alfonso Reyes; La raza cósmica, de José Vasconcelos: La querella de M éxico. A orillas del Hudson, de M artín Luis Guzmán; Dos biografías. Pedro Moreno y Francisco I. Madero, de Mariano Azuela; Aventuras y desventuras del padre Kino en la Pimería Alta, de Eusebio Francisco Kino; Novedad de la Patria y otras prosas, de Ramón López Velarde; 450 años de la imprenta tipográfica en México, de Antonio Pompa y Pompa; Breve antología poética, de Salvador Días Mirón; Crónica de los prodigios. La naturaleza, de Felipe Garrido; Crónica de los prodigios. La huella del hombre, de Felipe Garrido; Crónica de los prodigios. Más allá de lo humano, de Felipe Garrido; Cuentos mexicanos inolvidables I, de Edmundo Valadés; Cuentos mexicanos inolvidables II, de Edumndo Valadés; Testimonio de claustro. Sor Juana Inés de la Cruz ante la crítica, de Lourdes Franco; La vida en llamas. Una pequeña antología, de Carlos Pellicer; El mar y sus pescaditos, de Rosario Castellanos, y La máquina de pensar, y otros diálogos literarios, de Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges.

Regional de la Unesco, que emitió la llamada Declaración de México. La Declaración asienta que "ningún país podrá avanzar en su desarrollo más allá de donde llegue su educación", que "la independencia política y económica no puede realizarse cabalmente sin una población educada que comprenda su realidad y asuma su destino", que "el desarrollo y el progreso constantes exigen que los sistemas educativos sean concebidos y actúen en una perspectiva de educación permanente; que se establezca una relación estrecha entre la educación escolar y la extraescolar y que se utilicen adecuadamente las posibilidades ofrecidas por los medios de comunicación de masas"; y destaca la necesidad de "eliminar el analfabetismo antes del fin del siglo y ampliar los servicios educativos para los adultos", así como de "estrechar la vinculación de los sistemas educativos con el mundo del trabajo". Aunque la Declaración en ningún momento hace una mención explícita de la importancia de la lectura en estos procesos, puede afirmarse que una de sus principales consecuencias fue aguzar la conciencia de que era imposible alcanzar las metas propuestas sin alentar mayores niveles de lectura en la región. 11Hacia ese mismo año, 1979, Carmen García Moreno, junto con Pilar Gómez, propietaria de Pigom, entonces la única librería infantil del Distrito Federal —había desaparecido ya la Librería de cristal que yo recuerdo arriba, en "La libertad de elegir"—, y un grupo de entusiastas —Norma Romero, Rebeca Cerda, Ofelia Villalba, Carlos Pellicer López— comenzaron a reunirse para establecer un capítulo mexicano del International Board on Books for Young People (IBBY) —un consejo de fomento de la lectura infantil y juvenil, con sede en Basilea—; finalmente lo consiguieron, en 1980, y en 1983 lo formalizaron ante notario. Desde entonces han llevado a cabo concursos de literatura e ilustración infantil —el Premio Antoniorrobles, que se celebró durante más de diez años— y trabajos de asesoría; han publicado anualmente, a partir de 1984, la Guía de libros recomendados, y dos libros con actividades de animación a la lectura; han invitado a promotores de lectura de otros países a dar pláticas en México, han impartido cursos, desde 1993 han importado un sistema de centros de lectura comunitarios —los bunkos japoneses— que a partir de 1996 comenzaron a extenderse por el país y actualmente llegan a diez; desde 1997 imparten un diplomado anual para la formación de promotores profesionales de lectura. En 1981, Carmen García Moreno, en ese tiempo directora de Bibliotecas en la SEP, y a la vez presidenta del recién formado IBBY, 12 propuso que se organizara una feria nacional de libro infantil y juvenil en la Biblioteca México, donde los editores nacionales pudieran ver la rica producción de otros países. La idea fue recogida por Fernando Solana, secretario de Educación pública, y por Javier Barros Valero, titular de la Dirección general de publicaciones y bibliotecas de la SEP, quienes decidieron hacer la feria en grande y abrirla no sólo a los editores sino al público en general. Solicitaron a la Universidad nacional autónoma de México que comisionara para organizarla a Federico Krafft, quienes entonces se desempeñaba como técnico académico

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La declaración de M éxico y la V Conferencia regional de la Unesco, SEP-Unesco, M éxico, 1979.

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De 1982 a 1984, Carmen García Moreno sostuvo un programa de radio donde interpretaba al Ratón Benjamín, que todos los días, de las dos a las dos cuarenta de la tarde leía cuentos. Las enormes posibilidades de la radio para apoyar la formación de lectores casi no han sido explotadas en México. Los programas de lectura, de lectura pura, sin necesidad de ningún otro elemento, virtualmente no existen.

en el Instituto de investigaciones bibliográficas y había tenido una importante participación en la organización de la primera Feria del libro de Minería, el año anterior. Con Federico Krafft como secretario técnico del comité organizador, y la activa participación del IBBY, la Secretaría de educación pública, al través de la Dirección general de publicaciones y bibliotecas, celebró ese año, en el Auditorio Nacional, la I Feria internacional del libro infantil y juvenil (FILIJ). Desde entonces, esta feria, claramente orientada a reforzar la formación de los niños y los jóvenes como lectores, se ha celebrado sin interrupciones y ha servido de modelo a muchas otras ferias del libro que se celebran en por lo menos 60 ciudades del país. Actualmente la organiza la Dirección general de publicaciones del Consejo nacional para la cultura y las artes y se celebra en el Centro nacional de las artes. A partir de 1982, bajo la dirección de Ana María Magaloni, la Dirección general de bibliotecas de la Secretaría de educación pública —hoy en día adscrita a Conaculta— emprendió un ambicioso programa para multiplicar las bibliotecas públicas y organizarlas en una Red nacional. De 1982 a 1998, las bibliotecas de la red pasaron de menos de 300 a 5,700. Aunque estas bibliotecas están diseñadas sobre todo para auxiliar a los estudiantes de secundaria y de preparatoria con materiales de apoyo para la realización de sus tareas, y no para atender a los lectores de literatura, en todas ellas se realizan talleres de formación de lectores y su influencia irá creciendo. Por otra parte, desde 1995, Conaculta, al través de su Dirección general de publicaciones y su Coordinación nacional de desarrollo cultural y regional, ha promovido la formación, a diciembre de 1998, de setenta y tres salas de lectura en cuarenta y cuatro ciudades del país. Tomando en cuenta las solicitudes para abrir nuevas salas, antes del fin de 1999 deberán llegar a doscientas. En 1986 surgió el programa Rincones de lectura, descrito ya en detalle en "El maestro y la lectura", que se mantienen como el proyecto más amplio y ambicioso en el país, pues atiende a más de 85,500 escuelas primarias oficiales, 5,700 bibliotecas de la Red nacional de bibliotecas públicas, las normales, los Centros de maestros, los bunkos de IBBY, las salas de lectura de Conaculta, los clubes de Las Aureolas y los libroclubes del Distrito Federal. Actualmente el Programa está adscrito a la Subsecretaría de educación básica y normal de la SEP. En 1989, la Cámara nacional de la industria editorial, la Cámara nacional de las artes gráficas, la Cámara nacional de la celulosa y el papel, y la Asociación nacional del libro crearon la Fundación mexicana para el fomento de la lectura. Esta Fundación no ha desarrollado aún la intensa actividad que la asociación de estos importantes organismos haría suponer, aunque ha publicado material destinado a los padres de familia y a los maestros, y está comenzando a armar un amplio proyecto de formación de lectores, mediante talleres, conferencias, videos y otras actividades relacionadas con la lectura. En 1995, Alejandro Aura fundó el club de lectura Las Aureolas, en su bar—café El Hijo del Cuervo, abierto a toda clase de público y con préstamo a domicilio. Funciona los sábados en la mañana, con sesiones de lectura en voz alta y un muy interesante grado de integración entre quienes asisten para devolver los libros que se han llevado y tomar otros. En los años siguientes, bajo su tutela, más de cuarenta clubes de Las Aureolas se han fundado en otras tantas ciudades del país. En 1998, bajo su dirección, desde el Instituto de cultura del gobierno del Distrito Federal y con el apoyo de los Rincones de lectura y del Fondo de cultura económica, se fundaron con el mismo modelo doscientos libroclubes en el Distrito Federal; Aura ha ofrecido que para 1999 deberán ser por lo menos ochocientos más y contarán también con el apoyo de la Dirección general de publicaciones del Conaculta. También en 1995, el 17 de enero, la Subsecretaría de educación básica y normal de la Secretaría de Educación

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