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Discurso E Identidad


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  2.757 Palabras (12 Páginas)  •  253 Visitas

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DISCURSO E IDENTIDAD: LOS PARÁMETROS DE LA ACTUACIÓN

II.1 INTRODUCCIÓN

Puesto que esta investigación atiende la manera en cómo emerge la identidad lingüística de los indígenas a través de la conversación, el propósito principal será definir los conceptos de discurso conversacional e identidad, así como la relación que ambos puedan tener, de manera coherente, con el concepto de interacción, mismos que serán abordados bajo la perspectiva teórica de éstas disciplinas: análisis del discurso, etnografía de la comunicación y sociolingüística.

La primera permite observar y distinguir los distintos procesos lingüísticos en la construcción de géneros discursivos que se llevan a cabo en un evento conversacional (Vicente Ferrer, 2010: 57), pero sobre todo permite establecer la relación de identidad y practicas discursivas que tienen lugar en dichos eventos.

La segunda permite el análisis de las acciones prácticas de la vida diaria, así como los recursos para su interpretación (Silva-Corvalán, 2001: 9) lo cual constituye el medio para definir y describir las conversaciones semi-dirigidas y cotidianas.

La tercera permite centrarnos en el funcionamiento de la lengua como vehículo de comunicación situada en su contexto social (Silva-Corvalán, p.4), así como las normas y actitudes lingüísticas que se hacen visibles en el proceso de interacción.

II.2 TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DISCURSO

II.2.1 Un acercamiento general al discurso

Definir al discurso no es una tarea sencilla, pues muchos investigadores, independientemente del campo de su especialidad y pese a que centran su interés en analizarlo, no logran dar una definición clara de él. Por ejemplo, José Alejos García, en Mosojäntel Etnografía del Discurso Agrarista (1994), aborda el análisis del discurso bajo la perspectiva de la enunciación, sin embargo se centra más en establecer la definición de género discursivo que la del propio discurso . Otro trabajo de investigación, que de igual forma alude al discurso, pero sólo porque es su objeto de análisis sin por ello dar una definición de él es Discurso, Poder e Identidad Cultural (2002) de Vergara Navarrete.

Así tenemos que en torno al discurso ha habido análisis y estudios que reúnen distintos enfoques teóricos, así como trabajos de carácter lingüístico, gramático, semiótico, semántico, poético y retórico, que comparten la misma preocupación y que podríamos inferir que se trata del acto de comunicación; es decir, del uso del lenguaje o la interacción del mismo, en sus dos modalidades principales: la oral y la escrita. Sin embargo, pese al carácter heterogéneo del discurso, los teóricos no dejan de insistir en proponer una definición, que pueda sobretodo ajustarse a los fines de sus investigaciones, pero lamentablemente, también en muchos casos, asumen al discurso como algo preestablecido.

Por ello, partimos de nociones breves que permitan acercarnos al concepto. Tal es el caso del Diccionario de la Real Academia Española, donde se define al discurso como: “Serie de palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente”, es decir, “Palabra o conjunto de palabras con que se expresa un sentido gramatical completo”.

Otra definición breve es: “Serie de palabras, convenientemente enlazadas, que sirven para enlazar un pensamiento” (DRAE; 2001: 833).

Ambas definiciones comparten, por una parte, los aspectos formales que puede tener un discurso, que es la convivencia y enlace de sus elementos, derivados principalmente de la morfología y la sintaxis, y por otra, la facultad que tienen esos elementos que relacionados entre sí, hacen del discurso un instrumento racional y cognitivo con el cual el ser humano aprehende, representa y comparte su percepción de la realidad.

Siguiendo esta perspectiva podemos abordar el concepto desde su etimología y así atender que discurso se deriva del latín discurrere, que es discurrir, y que a su vez alude al “andar, caminar, correr, fluir por diversas partes y lugares” (Corominas: 1996, 210). Por lo tanto, etimológicamente hablando, el discurso es dejar correr el habla, dejarla fluir, dejarla andar.

En el Diccionario de Retórica y Poética de Helena Beristáin (1995: 153) encontramos que el discurso lingüístico es:

“…la realización de la lengua en las expresiones durante la comunicación […] el lenguaje puesto en acción, el proceso significante que se mantiene mediante las unidades, relaciones y operaciones en que interviene la materia lingüística que conforma el eje sintagmático de la lengua, es decir, el conjunto de enunciados que dependen de la misma formación discursiva. Ésta a su vez se funda en la posibilidad de elección temática a que dan lugar las regularidades y las dispersiones dadas entre los objetos de discurso, los tipos de enunciación y los repertorios de concepto”.

Esto presupone que, de acuerdo a Beristáin, el “proceso significante” es lo que dotará al discurso de estructuras complejas que permiten ser cifradas por el “eje sintagmático de la lengua”, y que a su vez atiende a los conjuntos elaborados con palabras que tienen en común el ser “los tipos de enunciación y los repertorios de concepto”.

Es decir, que el discurso es una estructura verbal que involucra varios elementos lingüísticos, tales como mecanismos gramaticales y sintácticos, y al ser “la realización de la lengua” (Beristáin, 1995), podemos decir que constituye una elocución hablada o escrita que permite a los hablantes la construcción, como un reflejo de la adquisición de la lengua, de representaciones temporales y espaciales de su realidad. Todo ello con un fin comunicativo, que es el de la acción e interacción social.

Para Parret (Filinich: 2002, 29-30) el término discurso ocupa un lugar intermedio entre los de lengua y habla de Saussure, ya que entre la lengua, que es el sistema abstracto de signos lingüísticos: el más perfecto y útil medio de comunicación, y el habla, que es la realización concreta por cada hablante de ese sistema, se interpone el concepto de discurso, que es el tránsito por el cual el texto se contextualiza (Filinich, p. 30).

Bajo esta perspectiva, Coseriu (Lozano: 1999, 35), señala que “…lengua y habla no pueden ser realidades autónomas y netamente separables [ya que] el habla es realización de la lengua y […] la lengua es condición del habla” por lo que “…el componente textual de una lengua es el conjunto de operaciones por las que un hablante o un escritor pueden crear textos”.

En ese sentido si advertimos

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