Disertación
Pola954321 de Mayo de 2015
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Primero debéis tener claro que disertar es, según el diccionario, "razonar, discurrir detenida y metódicamente sobre alguna materia, bien para exponerla, bien para refutar opiniones ajenas". La disertación es una técnica filosófica -como el comentario de texto o el debate- concebido como una reflexión fundada y razonada, generalmente escrita, sobre un tema o una pregunta de interés. La disertación puede estar orientada a convencer por medio de la argumentación.
La disertación es una técnica muy útil porque nos permite conocer nuevas problemáticas (éticas en nuestro caso), buscar y contrastar información sobre cuestiones que no conocemos bien o que no nos habíamos parado a pensar con la calma necesaria. También es una forma de cuestionar lo que, supuestamente, ya sabíamos, de poner en orden las ideas recibidas, reflexionar críticamente sobre ellas y aprender a dialogar, a argumentar, con honestidad y objetividad (rechazar las falacias, las argumentaciones tramposas, los prejuicios propios y ajenos). La disertación nos ayuda a razonar nuestras propias opiniones, buscando la objetividad y el diálogo con otras posiciones diferentes a la nuestra.
En las disertaciones que hagáis en casa es importante, por honestidad intelectual, dejar claro al lector de nuestro trabajo cuándo utilizamos palabras o ideas de otros, y cuándo son propias. Debemos saber citar y apoyarnos en las ideas o reflexiones de otras personas, facilitando al que nos lee las referencias necesarias para ampliar o contrastar nuestra interpretación o análisis de dichas ideas. En otro blog os explicaré como citar correctamente las fuentes utilizadas. También podéis consultar esta página de la Universidad Carlos III.
Pero entremos ya en harina. La disertación suele constar de tres partes: introducción, desarrollo y conclusión (que no tienen que señalarse en el texto con un título).
1. Introducción. Debe ser precisa y no muy extensa. Debéis definir bien la cuestión o tema de la disertación, los presupuestos que encierra, y su importancia actual y en el pasado.
Por ejemplo, imaginemos una disertación sobre la importancia de la inteligencia emocional (como la que os propuse en el último ejercicio):
Comenzaríamos definiendo muy brevemente en qué consiste la inteligencia emocional, cuándo y cómo se empezó a hablar de este tipo de inteligencia, qué autores y en qué contexto social o histórico la plantearon. (Todos esos datos los tenéis en vuestro libro). También podríamos plantear algunos de los presupuestos que encierra este debate; y podemos hacerlo en forma de preguntas que intentaremos ir respondiendo a lo largo de la disertación: ¿Se puede medir la inteligencia? ¿Cuántos tipos de inteligencia existen? ¿Qué entendemos por inteligencia? Por último, es importante también señalar la actualidad de la inteligencia emocional ; y su posible interés e impacto en campos como la educación o la psicología: ¿debe cuidar la escuela el desarrollo de este tipo de inteligencia?, ¿cómo se puede enseñar y aprender?
2. Desarrollo. Las preguntas anteriores nos abren muchos interrogantes que debemos intentar ir respondiendo en el desarrollo de nuestra disertación. Es conveniente plantear los pasos que vamos a seguir en el desarrollo de nuestra disertación. Aquí intentaremos exponer los conocimientos que tenemos sobre el tema en cuestión. Para ello debemos evitar divagar hacia cuestiones laterales que no aportan claridad a la pregunta que nos interesa responder. Debatiremos las posiciones que conocemos al respecto. Plantearemos y argumentaremos los pros y los contras de nuestra posición. La cuestión pues es la de ¿qué opino sobre este problema? ¿Qué fuentes sostienen o fundamentan mi opinión? Y lo que es más importante, ¿por qué opino lo que opino?, ¿sobre qué argumentos apoyo mi opinión y cómo respondo a las objeciones?
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