EDUCACION PERMANENTE
folliverget17 de Febrero de 2013
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EDUCACION PERMANENTE
Concepto de educación
La educación es un proceso que permite al individuo obtener un aprendizaje para un cambio en su persona y en la sociedad, por ello, su importancia resulta indiscutible, ya que el ser humano se convierte en dependiente de ella todos los días de su vida.
El concepto de aprendizaje permanente visto como una actividad intencionada, trátese ya sea de formación formal, no formal o informal, por oposición al aprendizaje que adquieren en su vida cotidiana todas las personas a lo largo de su existencia.
Antecedentes del aprendizaje permanente a nivel mundial.
Después de la revolución industrial, las naciones desarrolladas empezaron a vivir ciertos problemas característicos de un contexto social que contrastaba con el de las naciones pobres pues aquellas se enfrentaban a la disminución demográfica, el alargamiento del ciclo vital, fragmentación social, desafíos del aumento de ocio, explotación del conocimiento, mecanización y uso de la cibernética para la producción, organización administrativa.
Las regiones de mayor desarrollo económico sufrían las consecuencias de su incapacidad para alcanzar las metas de alto nivel de bienestar, material que gozaban las mas afortunadas: se agudizaban los contrastes entre riqueza y pobreza y desatacaba la injusticia de una sociedad que no había dar a los desheredaos ni la oportunidad de educarse. Se sugirió como si se tratase de una novedad la idea de una educación permanente, la cual resulto haber sido el ideal, desde hacia siglos en diversas latitudes y expresados
por pensadores como platón y Confucio, tomas moro, comennius y Benjamin franklin.
Originalmente se pensaba que la educación de adultos ofrecía los medios para la movilidad social o recapacitación para el trabajo. Sin embargo en los años 70s, el aprendizaje de los adultos se comenzó a ver como parte de una visión más amplia del aprendizaje a lo largo de la vida, ya que el aprendizaje y la educación se consideraban como un proceso que se llevaba de la cuna a la tumba.
Antecedentes del aprendizaje permanente en México.
En el México antiguo solo puede hablarse de “Educación para adultos” en el ámbito de la educación informal (o no institucionalizada). Los procesos educativos llevados a cabo en lugares que generalmente eran en un templo-escuela, dirigidos por maestros proyectados formalmente dentro del patrón de vida de todos los miembros de la comunidad. Además solo correspondían a la adolescencia y llegaban a su fin cuando el individuo alcanzaba la condición requerida para su plena inserción en la vida de la comunidad al abandonar la pubertad. Entonces terminaba la educación y tanto hombres como mujeres podían ser considerados como adultos, pues generalmente se casaban de inmediato.
Las palabras de sacerdotes y gobernantes
En el libro VI del Códice Florentino quedó registrado, en lengua náhuatl, el dis¬curso que el soberano de México debía dirigir a todos los habitantes de la ciu¬dad al ser elegido.3 Este discurso es un buen ejemplo de procesos con una faceta — en este caso prominente-— educativa, en los que participaban hom¬bres y mujeres
de edad adulta.
El discurso del gobernante recién electo, conducido en ocasiones al re¬gaño enojoso, consiste en una serie de amonestaciones reiteradas a quienes incurren en determinadas faltas cuyas características, consecuencias y castigo son claramente aludidos. Además, se presenta una gama de buenas conduc¬tas encarnadas en el modelo arquetípico del guerrero valiente, y se advierte la maravillosa recompensa a que se accede con el proceder que el tiatoam pregona como óptimo. El panegírico del buen ciudadano, devoto de los dioses, reverente y sumiso ante sus superiores, apegado a la tranquilidad moral de una conducta casi ascética, se ve reforzado por una serie de sutiles mecanismos ideológicos que apuntalan y difunden (como suele suceder) la visión de las cosas del grupo dominante.
Un recurso importante para disuadir al pueblo dé la adopción de conductas inconvenientes consistía en manifestar la continua presencia de vigilancia a través de la mirada ubicua de la divinidad:
¡Está presente el Señor Nuestro Señor!
El ve dentro de la piedra, dentro del
árbol; ve en el interior de la gente,
conoce el interior de la gente. Aunque
yo no te vea, aunque yo no sepa de ti, en verdad él te mostrará afuera; en un lugar conspicuo te pondrá Nuestro Señor.5
El aprendizaje y la práctica
Los vocablos, los modos de expresión, los símbolos y sus significados son ciertamente enseñados al individuo desde la infancia. Pero la eficacia del aprendizaje y la certeza de la aceptación continua del universo normativo que los diferentes lenguajes de la sociedad
proponen, depende de la prác¬tica cotidiana, de la reafirmación indefinida.
Las sociedades mesoamericanas fueron —particularmente en los últi¬mos tiempos— sociedades altamente estratificadas. Como consecuencia lógica, la asunción del orden jerárquico y sus reglas y la reverencia sumisa al superior eran principios centrales del proceso educativo. El lenguaje ha¬blado de los distintos grupos indígenas refleja fielmente estos principios, pues todo lenguaje refleja a la sociedad que lo produce.
El hombre del pueblo al que se le ocurría usar el lenguaje del estamento dominante recibía la burla de los demás: se le recordaba el di¬cho "palabras de otro", señalando la impropiedad de su uso.18 Diferentes testimonios confirman este dato sobre el carácter restringido de ciertas for¬mas del lenguaje. Fray Juan de Mijangos recogió un repertorio de "frases y modos de hablar, elegantes..."19 Muñoz Camargo, en un expresivo texto, dice de los hijos de los señores de Tlaxcala que "tenían sus frases y modo de hablar con los mayores, y éstos con los menores y con sus iguales y su¬premos señores de mayor a menor, y en esto gran primor y policía en su modo".20 Si esto no bastara, tenemos aún el recurso de acudir a las múlti¬ples gramáticas de lenguas indígenas elaboradas por españoles —funda¬mentalmente misioneros—, donde se descubre con frecuencia ese carácter peculiar del habla antigua de los indígenas.
Educación y Evangelización
Tratar de la educación de adultos en la época colonial exige algunas consi¬deraciones previas en torno a los conceptos esenciales, bastante
próximos a nosotros por la vigencia de algunos problemas y muy alejados casi siempre en cuanto a las soluciones propuestas.
A lo largo de tres siglos, pero especialmente durante los años de los primeros contactos con la población aborigen, los esfuerzos por asimilarla se dirigieron a modificar tanto su cosmovisión como sus costumbres. La catequesis dada por los misioneros debía eliminar hasta los últimos vesti¬gios de creencias prehispánicas; las congregaciones en pueblos, con o sin españoles, mostrarían a los naturales los beneficios de la vida urbana: las soluciones alternativas de barrios de indios en ciudades españolas, pueblos con encomendero o sólo con fraile doctrinero, y ciudad mestiza — en el caso de Pátzcuaro — con organización similar para españoles e indios, fue¬ron tanteos que dieron como fruto Ja solución de algunos problemas y el surgimiento de otros nuevos.
En vano se buscaría en la Nueva España un programa destinado específicamente a la educación de adultos tal como hoy se entiende, pero existieron proyectos, leyes y numerosos esfuerzos bien intencionados para promover la castellanizaron de los indígenas. Nada se concibió semejante a cursos de capacitación o grados escolares intensivos; sin embargo, en poco tiempo los indios alcanzaron la destreza necesaria para el trabajo con las nuevas técnicas introducidas por los conquistadores.
A partir de los siglos XV y XVI se amplió el concepto de educación, que ya no se reducía a la instrucción de minorías, sino que abarcaba la for¬mación religiosa de todos los individuos, el conocimiento
de la lectura y escritura para quienes fuesen capaces de aprenderlo, el entrenamiento de las mujeres en los quehaceres hogareños y la administración doméstica, de los niños en los buenos modales, y de los adultos de cualquier condición en la pericia de sus oficios y el adecuado desempeño de sus deberes de buenos vasallos.
La educación de los adultos no podía ser igual a la de los niños, ya que se trataba de darles una instrucción práctica acelerada sobre conocimientos y técnicas que no existieron en el mundo de su infancia y que les resulta¬ban necesarios para convivir con los españoles. Desde este punto de vista parecería lógico que tal forma de educación especial hubiese desaparecido ce cuanto, pasadas dos o tres generaciones, no quedase ningún sobreviviente del mundo indígena prehispánico. La compleja realidad novohispana obligó al mantenimiento durante trescientos años de esa for¬ra de educación destinada a los hombres y mujeres que habían pasado su infancia ignorantes de las fórmulas de convivencia que el cristianismo y el régimen español les imponían.
Don Vasco de Quiroga
La obra de don vasco de Quiroga, laico y clérigo, oidor y obispo, humanista y ferviente cristiano, tuvo gran significado especial, tanto por la original idea que la impulso como por su feliz realización y supervivencia. Su principal trabajo para el, era el ejercicio permanente de la virtud y trabajo a lo largo de la vida. El amaba a los seres humanos íntegros que eran los indios y deseaba
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