EL Beso De La Mujer Araña
watsimili17 de Febrero de 2013
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EL BESO DE LA MUJER ARAÑA
La obra de Manuel Puig está llena de muchos temas, ésta es muy profunda y nos muestra en cada palabras la manera en la que Puig se sentía cuando la escribió. Un tema que me pareció muy importante y que estaba plasmado de diversas maneras en la obra fue la libertad, ya que hay una gran diferencia en poder hacer lo que quieras y ser libre. Ser libre conlleva a muchos más aspectos tanto mentales como emocionales, saber quién eres, sentirte bien contigo mismo, no sentirte solo. Ser libre internamente vale más que ser libre externamente y nunca vas a poder ser externamente libre hasta poder estar bien contigo mismo.
En el curso, tuvimos la oportunidad de leer el trabajo de grandes escritores, y uno de ellos, Albert Camus, tiene opinión similar acerca de la libertad sólo que cambia ya que su visión es de todo un existencialista. No sólo es la libertad para hacer lo que quieres, y ser lo que quieres sino que ser libre significa estar condenado a tu destino.
"Como Sísifo condenado a subir eternamente su piedra, así estamos los hombres, condenados a la libertad de construirnos a nosotros mismos a cada instante." (El mito de Sísifo – Albert Camus)
Pero no sólo está la libertad, las personalidades de los personajes de la novela son totalmente opuestas, por un lado está un duro revolucionario y por el otro un homosexual sentimentalista; Por un lado a Molina le gustaba hablar de sus sentimientos y emociones y lo hacía con mucha facilidad, se la pasaba imaginando y soñando, cosa que hasta cierto punto era un poco peligroso porque podía perder la racionalidad; parecía no importarle, ya que era su manera de llevar esa estancia más amena. Un autor del modernismo, Francisco A. de Icaza, que se pregunta el porque nos importa tanto el tiempo, si soñando puede ser la única manera de vivir.
“¿Vivimos del propio modo
En las sombras del dormir
Y desligados de todo
Que soñando, único modo
De vivir?...” (Las Horas – Francisco A. de Icaza)
Molina platicaba de ello con frecuencia mientras que a Valentín no le gustaba y le costaba mucho trabajo, tampoco era de su agrado escuchar a Molina pero como era la única forma de comunicación que iba a llegar a tener con una persona no le quedó de otra más que escucharlo.
Pero los dos tuvieron que aprender a convivir ya que la soledad de alguna manera los estaba llenando. Lo mismo le pasa también a la mayoría de los escritores existencialistas, esa soledad que los lleva incluso a querer la muerte, un claro ejemplo nos lo da Franklin Domínguez.
“¿Dónde están todas? ¿Se han ido? Anita, Ligia, Rosaura ¿dónde se encuentran? ¿Por qué me han dejado sola? (Desilusionada) Se han marchado (Desconsolada) Y ahora ¿qué voy a hacer? Nunca me había sentido sola de repente…” (El último instante – Franklin Domínguez)
Ambos personajes dentro de la novela demuestran cómo el encierro externo es un reflejo del interno y cómo a través del encuentro con el otro se desarrolla una libertad interna y se van llenando de cada uno para combatir la soledad.
Los dos comenzaron a gozar de la compañía de cada uno, se hizo un ambiente ameno, gracias a todas las historias de Molina, no sólo su imaginación lo ayudó también su gran memoria para recordar pequeños detalles, los recuerdos salvaron a ambos como las historias. En la generación del 98, nos trajo a un autor que prefiere vivir de los recuerdos para no sentir como le dolía España. La decadencia de la sociedad solicitaba que los recuerdos eran la mejor medicina así como para Valentín y Molina dentro de la prisión.
“Me destierro a la memoria,
Voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
En el yermo de la historia…” (Cancionero – Miguel de Unamuno)
Todo
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