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EL ENSAYO EN HISPANOAMERICA


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  3.929 Palabras (16 Páginas)  •  470 Visitas

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EL ENSAYO EN HISPANOAMERICA

El ensayo americano se remonta a la época colonial, pero solo a raíz de la Independencia se perfila como género literario. Los intelectuales de la época escribieron a favor de la autonomía política y abrieron al pensamiento nuevas formas de expresión. La expresión artística de lo ideológico fue muy buscada por los hispanoamericanos, y, por tanto, el ensayo adquiere pleno desarrollo y una alta calidad artística con la renovación de la prosa realizada por el Modernismo.

El ensayo hispanoamericano se encauza por dos corrientes fundamentales: la sociológica y la literaria. En lo que respecta al ensayo sociológico, este tiene su origen en la necesidad de definir el concepto de nacionalidad, en la interpretación del pasado, el mestizaje, el problema del indio, el imperialismo económico, etc. Desde sus orígenes, el ensayo se pondrá al servicio de las ideas sociales, políticas, económicas y culturales de los pueblos del continente. Como precursores de esta corriente encontramos al argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) y al uruguayo José Enrique Rodo (1871-1917). Destaca fundamentalmente el mexicano José Vasconcelos (1881-1959), que escribe sobre filosofía, estética, historia, pero sus aciertos más notables los logra cuando escribe sobre el tema americano. Tal vez el más conocido de sus ensayos sea "La raza cósmica", donde postula que el futuro de los pueblos estará en manos de una raza arraigada en el trópico americano, cuna de la raza dominadora del mundo. Dicha raza, la raza cósmica, la raza mestiza de América, surgirá de la fusión de todas las razas. El dominicano Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) trata en su obra de comprender las esencias del americanismo. El argentino Ricardo Rojas (1882-1857) sintetiza en sus escritos el alma de su país e intenta definir el concepto de argentinidad. El peruano José Carlos Mariátegui (1895-1930) enfoca el ensayo desde el punto de vista de lo económico, sociológico y político. El novelista argentino Eduardo Mallea es el mejor intérprete del sentir argentino; su novela participa de la temática de sus ensayos. El mexicano Leopoldo Zea analiza los problemas generales de Latinoamérica y los específicos de la realidad de su país. El escritor cubano José Antonio Portuondo se adentra en la especulación sobre la sociología de la cultura y de la literatura.

Dentro del ensayo literario destaca el mexicano Alfonso Reyes (1889-1959), que, con una prosa de gran pureza, acude a la estética y a la sociología para escribir una extensa obra. Entre sus ensayos más importantes están "Cuestiones estéticas", "Visión del Anahuac", "La experiencia literaria" y "El deslinde". Otro importante ensayista literario es el ya citado Henríquez Ureña, cuyas obras más conocidas son "Ensayos críticos", "Historia de la cultura en América Latina" y "Plenitud de América".

El argentino Enrique Anderson Imbert analiza la situación de la crítica contemporánea.

Por último, el poeta y ensayista Octavio Paz analiza la idiosincrasia del mexicano en "El laberinto de la soledad", y en " El arco y la lira", la teoría de la expresión poética. Sus libros "Las peras del olmo" y "Cuadrivio" son colecciones igualmente de ensayos literarios.

RASGOS DEL ENSAYO ESPAÑOL

El uso del término ensayo para designar a un tipo de escritos de carácter discursivo se generaliza en la cultura española en el siglo XIX, aunque es término que ya hallamos utilizado con significados varios, incluido el ensayístico, en el Siglo de las Luces. Convive a lo largo de los tiempos con una serie de géneros afines, convertidos en fórmulas alternativas para la expresión del pensamiento. La carta, el diálogo, la miscelánea, el tratado y, sobre todo, el discurso, entre otros muchos, han servido de cauce para el análisis y la crítica personal sobre una variada panoplia de temas que inquietaban al hombre en relación con la sociedad coetánea: políticos, sociales, artísticos, morales, literarios, históricos... No resulta, sin embargo, fácil conocer qué escritos podemos introducir en el espacio del ensayo, dada su dosis de subjetividad y demás características propias de esta fórmula literaria, y cuáles pertenecen al ámbito de la ciencia con su intención totalizadora y erudita. Si las formas más puras no presentan ningún problema, es muy frecuente encontrar textos con rasgos menos definidos cuya ambigüedad provoca dudas razonables sobre su adscripción. Cada época ha dado prioridad como vehículo de expresión a una fórmula o a otra en razón de determinados condicionantes culturales y estéticos. También puede observarse que los escritos ensayísticos fluyen con mayor abundancia en los períodos de nuestra historia en los que la sociedad ha disfrutado de una mayor libertad (Renacimiento, Ilustración...). La censura gubernamental y el celo inquisitorial han sido agentes activos en el control de la ideología que han convertido en árido erial importantes zonas de la historia del pensamiento español.

El ensayo literario moderno nace en 1580, cuando Michel de Montaigne publica los dos primeros libros de los Essais, a los que añadirá un segundo tomo con el tercero en 1588. La difusión del término se debe a Francis Bacon, que en sus Essayes (1597), título tomado del escritor francés, lo emplea como denominación de un género concreto que disponía de precedentes antiguos como las epístolas de Séneca, las Meditaciones de Marco Aurelio, los Diálogos de Platón, la miscelánea Noches Áticas de Aulo Gelio o los Moralia de Plutarco, a quien el maestro Ramón Pérez de Ayala denominó “primogénito y patriarca del género moderno ensayo”. El propio Bacon reconocía esta ascendencia clásica cuando afirma: que “la palabra es nueva, pero el contenido es antiguo. Pues las mismas Epístolas a Lucilio de Séneca, si uno se fija bien, no son más que ensayos, es decir meditaciones dispersas reunidas en forma de epístolas”. Independientemente del estilo peculiar de cada ensayista, el nuevo género tiene unas características propias como la brevedad, la presentación personalizada del conocimiento o la fragmentación en distintas partes. En los Essais Montaigne insiste en el orden fortuito y el autobiografismo del ensayo. Subraya con insistencia la identificación entre vida y obra, por otra parte propia de cualquier creación literaria, produciéndose un desplazamiento de la atención desde la materia tratada hacia el individuo, de manera que resulta imposible extraer enseñanzas objetivas o conclusiones formuladas de modo sistemático. Al presentarse el pensamiento en continuo

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