EL HOMBRE COMO PERSONA: LOS FUNDAMENTOS DE LA DIGNIDAD HUMANA
andresmuTrabajo26 de Abril de 2016
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TEMA 2:
EL HOMBRE COMO PERSONA: LOS FUNDAMENTOS DE LA DIGNIDAD HUMANA
Hoy es patrimonio universal común del mundo civilizado el acuerdo acerca de la dignidad de toda persona humana y que de esa dignidad emanan unos derechos fundamentales recogidos en la Declaración de los Derechos Fundamentales de la ONU. Es cierto que esos derechos no se respetan en muchas ocasiones pero actualmente nadie pone en tela de juicio su existencia. En ninguna otra época se ha hablado tanto cono en la nuestra sobre la dignidad de la persona, y sin embargo, el siglo XX ha sido también testigo de los mayores y más terribles atentados contra esa misma dignidad. Sin duda la raíz de esta paradoja se halla en una deficiente fundamentación de la dignidad del hombre. El simple consenso entre los hombres no puede ser lo que confiera a cada uno de ellos su peculiar nobleza, ya que esto sería algo convencional, relativo y mudable.
¿En qué se basa la afirmación de la dignidad del ser humano? ¿qué significa este concepto? Necesitamos convicciones sólidas y fundamentadas sobre las que apoyar nuestras acciones, un fundamento objetivo de esos valores socialmente reconocidos. El acuerdo del que hablamos no se ha tomado por simple consenso sino como fruto de un progreso en el orden moral que se apoya sobre un mayor conocimiento de la realidad humana. Por tanto hay razones objetivas sobre las que se sustenta la defensa de la dignidad del hombre y debemos conocerlas.
- La persona esta dotada de un valor intrínseco de una dignidad propia. Persona viene de personare que significa “sonar con fuerza” “resonar”, la palabra “persona” va unida desde su origen al concepto de lo sobresaliente o importante. Persona nombra el máximo nivel de perfección, dignidad, nobleza y perfectividad. Dignidad significa excelencia, por lo que algo resalta entre otros seres. La expresión de “dignidad de la persona” viene a ser una especie de redundancia intencionada cuyo fin estriba en subrayar la importancia de este tipo de entes. ¿Cuál es el fundamento de esa dignidad?, ¿qué es lo que hace que la persona se encuentre en un orden superior, que se mueva por encima de las demás realidades? La respuesta no puede ser otra que su modo especialísimo de SER. Si estableciéramos una jerarquía en relación al modo de ser de las cosas, la persona ocuparía el primer lugar.
- La persona es “un ente capaz de ser un fin en sí mismo” y por lo mismo, un ser capaz de amar y ser amado con amor de donación”[1]
La dignidad personal nos obliga a que no usemos a las personas como medios, es decir, a que nos las convirtamos en instrumentos para un fin. La persona es fin en sí misma, elige no sólo la acción que va a realizar, sino el fin que pretende con ella. Existen dos tipos de realidades: aquellas que pueden tomar en sus manos las riendas de su destino, las que por su inteligencia y voluntad pueden proponerse sus propios fines, las que viven en la dimensión de la libertad (el ser humano) y aquellas que son incapaces de ponerse un fin a sus vidas y obedecen al fin marcado por la naturaleza (el resto de los seres).
- La dignidad personal es un constitutivo esencial del ser hombre, no se adquiere ni se otorga, nace del modo particularísimo de ser hombre, que es el más sublime y perfecto que existe en toda la naturaleza[2]. No se adquiere ni es consecuencia de poseer más o menos cualidades físicas, psíquicas o morales: “se es persona o no se es persona de manera radical, pero no se puede ser más o menos persona”[3]. Todos los atributos de la esencia individual humana cambian en sí mismos o en diferentes aspectos, en el transcurso de la vida humana. Pueden incluso considerarse en algún momento en potencia y no siempre en acto, como por ejemplo, en la vida intrauterina. Además, son poseídos en distintos grados, según los individuos y las diferentes circunstancias individuales. No ocurre así con la dignidad personal, que se encuentra radicada en todo hombre desde la concepción hasta la muerte porque el hombre siempre es persona y en el mismo grado. Por ello, el Estado y los gobiernos no son quienes otorgan la dignidad personal, su deber, por el contrario, es reconocerla, promoverla y defenderla, porque no hay categorías de hombres en cuanto personas.
- Toda persona es digna por el mero hecho de ser persona aunque carezca o posea de modo deficitario alguna de las características específicas de lo humano (discapacidades físicas o psíquicas, aspectos no desarrollados, etc.)[4]. En cualquier situación de su vida, independientemente de toda cualidad, relación o determinación accidental y de toda circunstancia biológica, psicológica, cultural, social, etc. los hombres son siempre personas en acto.
- Todo hombre es persona en el mismo grado. En cuanto personas todos los hombres son iguales entre sí, aún con las mayores diferencias en su naturaleza individual, y por ello, tienen idénticos derechos humanos o naturales inviolables. Nunca son ni pueden convertirse en “cosas”. Como hombres somos distintos en perfecciones, como personas, absolutamente iguales en perfección y dignidad.
- La dignidad de la persona supone que ésta posee un valor absoluto. El valor de la persona no es relativo a ningún otro, no está supeditado a nada ni nadie, es válida por sí misma. (Todo se ordena o está al servicio del ser humano, porque tiene primacía en todo el orden natural o humano. Todo es un medio para la persona, todo está a su servicio, que es el único absoluto en el orden creado).
- A diferencia de todos los demás entes singulares, el hombre es un individuo único, irrepetible e insustituible.
Como conclusión diremos que cada vida humana es poseedora de dignidad y derechos personales. Todos los hombres y mujeres son sujetos de dignidad y derechos humanos, independientemente de su estado, de sus actos, de sus cualidades, o de su salud física o psíquica.
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