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El Amor Por Las Tinieblas


Enviado por   •  2 de Marzo de 2015  •  1.457 Palabras (6 Páginas)  •  813 Visitas

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Esta obra tiene como principal objetivo es que nosotros los estudiantes amemos lo desconocido , para que queramos y podamos tener el entusiasmo por el conocimiento. El libro me parece espectacular, es la historia de un niño que a sus 14 años no sabía leer, pero que el encuentro con un sabio y su curiosidad persistente lo condujeron por una vida llena de sorpresas y amor por la ciencia.

Francisco José de Caldas, el sabio científico, personaje de la Independencia que consideró el conocimiento y la alfabetización como la principal herramienta libertadora, es el personaje de este libro de Francisco Montaña. "El libro cuenta la historia de un niño indígena que es ilustrado y orientado por Caldas" esto ocurrió en Popayán, finales del siglo XVIII. El hijo de un humilde campesino conoce a un señor de mirada intensa pero bondadosa en un mercado. Ese hombre es ni más ni menos que el sabio Francisco José de Caldas, que anda en busca de un asistente personal para su trabajo científico. Caldas decide que es precisamente él, ese niño, el elegido, aunque no sepa leer ni escribir. Está la historia de Santiago, el niño que al comienzo de esta historia no tiene nombre, y del camino que lo lleva de la ignorancia a la libertad.

Desde el miedo templado como la panza de una bestia hasta el agua que me calma

En este capitulo es donde El niño conoció a Don Francisco José en un mercado, mientras acompañaba a su papá. Lo ayudaba cuidando las mulas. El niño se entretenía mirando cómo la mula hacía temblar el pellejo de su panza para espantar las moscas que se le paraban sobre su piel. Él tenía mucha curiosidad ya que no podía hacer eso y se imaginaba una mosca caminando sobre su barriga y por más que lo intentaba no conseguía espantarla con el temblor de mi piel luego llego un señor, más bien joven, bajito, con cara de serio se acercó a preguntar por su papá. Él le respondió lo que sabía, es decir, que se había ido. El hombre se quedó mirándolo un buen rato y el esperando que le dijera por fin lo que quisiera el niño quería que le quitara l mirada de encima, a el siempre le ha costado mirar a la gente a los ojos. Pero como él no dejaba de hacerlo, él también se atrevió a mirarlo pero sus ojos solitos, sin que yo les diera ninguna orden, corrieron a refugiarse en las manos del hombre. Y en sus manos descubrió algo que no había visto nunca. Un círculo blanco y brillante, como del tamaño de un plato de vajilla. Tenía unas vetas amarillas muy delgadas. Seguramente no era madera. Seguramente no era un plato. El niño muchas veces se dejaba llevar por la curiosidad. Pero su papá, por ejemplo, le advertía me ha dicho que si pregunto todo lo que se le ocurría, no sólo iba a ganarse unos buenos golpes, sino que además su lengua se va a convertir en un pescado que nunca va a dejar de moverse en su boca. El niño sabía que tenía que controlarse y no ponerse a preguntar como loco todo lo que se me ocurriera, y menos a un desconocido. Entonces moví la cabeza un poquito, como diciéndole que sí, Recibió el círculo blanco en su mano. Era liviano. Se le ocurrió llevárselo a la nariz. Sonriendo él mismo me dijo: –¿Te gusta? –Pero seguramente, como yo me demoré en responder, él ya se había puesto a pensar en otra cosa; así que recogió el círculo de mi mano y preguntó–: ¿Dentro de cuánto viene tu papá? –No sé –respondí. –Necesito hablar con él –dijo. Yo no respondí nada. ¿Qué podía decir? Además ustedes ya saben que soy malo con las palabras–. Y también necesito un ayudante para mi viaje –continúo sin que yo entendiera si me hablaba a mí o si simplemente dejaba que sus pensamientos salieran en palabras. ¡Encontré a mi ayudante! –¿Sabes leer? –me preguntó. –No –respondí sin vergüenza. Lo normal era que no supiera leer. ¿De qué me iba a avergonzar? –¡Qué vergüenza! –exclamó precisamente el señor–. Aquí es donde el sabio le dice que Un niño como el tiene que aprender a leer y le dio una palmadita que pretendía ser cariñosa

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