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El Cimbalo De Oro


Enviado por   •  3 de Febrero de 2014  •  2.800 Palabras (12 Páginas)  •  278 Visitas

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En aquellos tiempos los cerros Uitzes estaban llenos de casas de labradores que recogían sus cosechas para alimentar a sus familias. Nadie sabía acerca del arte de la guerra desde que el señor Kukulkan fundó Mayapan, la ciudadela de los hombres fuertes y el estandarte de los Mayas. Entonces, Uxmal existía pero no como hoy la conocemos, sólo había un templo y una casa blanca que era la casa del rey. Estaba situado junto a un camino que conducía al cercano Nohpat, que era donde vivía la gente. Y junto a este pueblo, estaban los cerros Uitzes que era el lugar habitado por los corcovados, diminutos e invisibles seres. A pesar de que la casa blanca del rey estaba algo separada del pueblo, éste mandaba sobre muchos señoríos ya que tenía numerosos guerreros y muchas propiedades.

Pues bien, dicen que en Nohpat vivía una vieja hechicera en una cabaña de tierra roja junto a los cerros y según se creía podía hablar con estos pequeños seres. También se contaba que esta vieja conocía el secreto y uso de hierbas mágicas que podían curar y matar. Había sido vista en numerosas ocasiones a la luz de la Luna recogiendo frutos y semillas que probablemente utilizaba en la confección de sus pócimas.

Cierto día, esta hechicera por medio de un sortilegio conoció que iba a morir pronto y acudió por la noche a las cuevas de los cerros donde solicitó a los corcovados que le dieran un hijo, ya que quería tener descendencia y era demasiado vieja para engendrar uno de forma natural. Así pues, los diminutos seres le dieron un enorme huevo que parecía de tortuga diciéndole que ella tendría que incubarlo como si fuera suyo, ya que de ahí nacería su hijo.

La vieja enterró el huevo en la roja tierra, junto al fogón de su cocina que le proporcionó el calor suficiente para que se incubara. Una noche, cuando las estrellas brillaban más fuerte y las alimañas del bosque se habían congregado cerca de la cabaña de la hechicera iluminada por la luz de la Luna, el huevo comenzó a moverse y al poco nació un niño con rostro de hombre y de siete palmos de altura, que jamás rebasó. Nació sabiendo el habla y dotado de una suprema inteligencia. Contaba maravillas encantando a las gentes del pueblo que se sintieron muy intrigadas por la presencia de ese raro hombrecillo. A esto, la vieja dijo que era su nieto para no levantar sospechas y que fuera acusada o temida.

Según se sabe “el enano” solía revolver todas las pertenencias de la vieja cuando ella no estaba en casa, para buscar lo que escondía. Como era muy listo, este pequeño ser se percató de que la hechicera siempre estaba cercana al fogón, aunque no estuviera cocinando nada.

En la pequeña plaza del pueblo, había un pozo público donde las gentes extraían el agua para beber y cocinar. Todos los días la vieja hechicera se acercaba a llenar un cántaro de barro, con agua de este pozo. Es ahí donde la anciana un día mientras subía el recipiente, escuchó una voz resonante que le advertía de un hecho magnífico que iba a tener lugar en la ciudad de Uxmal. Sorprendida por la claridad de su mensaje, caminó dubitativa y ligera por la senda que conducía hasta su choza. La anciana presentía algo, pero nada ocurrió. Por la noche se acostó cercana al fogón como de costumbre y el enano se percató de que antes de dormir pasaba su mano por las cenizas del mismo.

Durante la noche el enano ideó una fórmula para que la abuela en su salida para llenar el cántaro, tardara más tiempo y pudiese rebuscar lo que presentía oculto. Humedeciendo un pequeño bastoncillo de madera, hizo un agujero en el fondo del cántaro tan escondido que no pudiese verse.

A la mañana siguiente el enano permaneció fingiendo estar dormido y esperando a que la vieja como de costumbre se fuera a por agua al pozo del pueblo. Cuando ésta salió de casa, el enano brincó como centella del lecho y comenzó a rebuscar por todos los rincones. La anciana se entretuvo más de la cuenta llenando el cántaro, ya que a causa del agujero nunca podía hacerlo del todo y lo intentaba una vez tras otra. El enano desesperado, fijó su atención en el fogón y lentamente se acercó e introdujo la mano entre las cenizas. Su cara se llenó de asombro cuando extrajo un pequeño címbalo de oro.

Con una mano en el címbalo y el bastoncillo de madera con el que había hecho el agujero al cántaro de su abuela en la otra, miró al cielo y subiendo las manos lentamente los golpeó. A esto, un enorme estruendo resonó en todas las tierras del Mayab. Todas las gentes se estremecieron e incluso las aguas de los ríos variaron sus cauces. Las aves de la selva levantaron el vuelo repentinamente y las entrañas de la tierra parecieron brotar por doquier. Tras este terrible trueno, las gentes comenzaron a salir de sus casas asustadas e inseguras para reunirse en la plaza del pueblo. El rey de Uxmal, atemorizado envío a sus hombres para congregar a todo el mundo en audiencia pública, ya que según una antigua profecía, algo muy importante iba a ocurrir.

Cuenta la cultura maya, de una profecía trasmitida de padres a hijos y que dice que algún día aparecería en el lugar donde hoy se ubica la ciudad de Uxmal, una prospera ciudad, diez veces más grande. De igual manera, nos dice que el rey del antiguo Uxmal, que habita en su casa blanca, será destronado y muerto. En su lugar aparecerá un gran rey que poseerá las fuerzas de la montaña, la magia de las estrellas y la sabiduría de la naturaleza y éste dominaría en todo el territorio. Este rey vendrá de un lugar que nunca nadie se espera, desde las mismas entrañas de la tierra. Será para el que fue labrado un címbalo mágico de oro que permaneció oculto desde las antiguas generaciones. Este rey, sabrá hallar su paradero bajo tierras y fuego y hacerlo resonar para que la humanidad reconozca su aparición. De esta forma se escuchará un terrible trueno que no vendrá de las nubes ni del suelo, vendrá de la magia de la profecía. Nadie, nadie, podrá impedir su coronación como futuro rey de Uxmal y pobre de aquel que ose impedirlo.

Cuando se cumpla la profecía, todas las gentes deberán adorarle y rendirle culto, pues él será el elegido por los dioses para gobernar el Mayab.

El rey preocupado y furioso al escuchar tan terrible estruendo, augurio de la profecía que vaticinaba su propia derrocación y muerte, mandó a todos sus hombres a buscar al personaje que había hecho producido dicho sonido.

Las gentes, guiadas por el instinto de la antigua profecía, se preguntaban unos a otros de la procedencia del sonido. Muchos recorrían los caminos en busca del artífice, otros permanecían en el pueblo por si éste se presentaba a voluntad propia. Y en poco tiempo, llegaron los guerreros del rey a la plaza de Nohpat, en busca de lo mismo que todos.

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