El Comercio De Opio: Una Ocupación De Caballeros
taniaroaflores18 de Mayo de 2013
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El comercio de opio: una ocupación de caballeros
En Europa, el consumo de droga empezó a difundirse en el siglo XIX, al aparecer en Inglaterra a partir del opio traído de la India y en Francia del hachís procedente de sus colonias del norte de África.
En aquellos tiempos la droga no era vista como algo prohibido: la Compañía británica de las Indias Orientales vendía de manera activa en China el opio indio y los intentos de las autoridades chinas para poner fin a este comercio tan pernicioso desencadenaron las dos Guerras del Opio. El narcotráfico, de hecho, estaba controlado por el Estado británico y muchos representantes de la aristocracia inglesa, miembros de la realeza incluidos, amasaron fortunas fabulosas protegiendo a los traficantes.
Para China, las Guerras del Opio fueron una de las páginas más dramáticas de su historia. En este sentido, no es extraño, que la actual legislación antidroga de China sea una de las más severas del mundo.
En Europa, el opio era considerado un vicio menos peligroso que las bebidas alcohólicas y, a diferencia de éstas, no estaba sujeto a aranceles demasiado altos, lo que lo hacía asequible para la población. Se creía incluso que, en cantidades moderadas, no causaba daño alguno a la salud y ayudaba a la gente a soportar mejor los sinsabores de la vida cotidiana.
En la siguiente etapa de la evolución del consumo de droga apareció la morfina y la jeringuilla, que permitió inyectarse la droga directamente por vía intravenosa. Se creía que, a diferencia del opio, la morfina no causaba dependencia. No obstante, en breve esta opinión quedó refutada ante la adicción a la morfina que experimentaron los soldados que habían estado en hospitales y habían sido sometidos a intervenciones quirúrgicas en las que se usó la morfina como analgésico.
A finales del siglo XIX y principios del XX se empezó a consumir drogas tales como la cocaína (de venta en Estados Unidos desde 1885) y la heroína (en venta en Alemania desde 1898). La cocaína se usaba como una sustancia estimulante y energética, mientras la heroína fue presentada por el fabricante, la empresa Bayer AG, como un analgésico y sedante.
El tráfico de drogas se convirtió en una industria ilegal en toda regla cuya red cubrió el mundo entero. La plantación de la adormidera del opio, la producción de la heroína, su transporte y su venta al consumidor estaban repartidas entre las agrupaciones criminales más poderosas, empezando por las triadas asiáticas y acabando por la mafia italiana.
Aparte de los capos del mundo criminal, estaban muy interesados en el narcotráfico los jefes de los servicios secretos, porque los ingresos de la venta de este producto ilegal les permitían financiar sus operaciones ilegales.
Con el “dinero de la heroína”, por ejemplo, se financiaron las entregas de armas estadounidenses a los mojaheddines afganos en la primera etapa de la guerra de la Unión Soviética en Afganistán desde 1979 hasta 1989.
Después de la retirada de las tropas rusas, Afganistán le arrebató al “Triángulo de oro” su primacía como la plantación del opio más grande del mundo: en la actualidad, del opio afgano se extrae el 90% de la heroína mundial.
También varía la actitud hacia las drogas blandas, en primer lugar, la marihuana, especialmente en los países que han legalizado su consumo. El pionero de este proceso es Holanda, donde este estupefaciente se vende en cafeterías especiales. En su momento se pensó que si las drogas blandas pasaban a ser legales, dejarían de ser parte del crimen organizado, bajaría la popularidad de las drogas duras y reduciría el narcotráfico.
Sin embargo, no hay unanimidad acerca de los resultados de la experiencia holandesa. Por una parte, el consumo de drogas duras en el país parece haberse reducido en comparación con
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