El Hambre

El hambre

A través de los años varios autores por diferentes escritos, cuentos, ensayos, novelas, entre otros géneros literarios, han traído a nuestra atención diferentes temas sociales entre estos el hambre. El hambre siendo una realidad en nuestra sociedad, que no solo impacta a la clase baja o a países subdesarrollados. No importando posición social o económica sigue siendo una realidad para muchos seres humanos a nivel mundial.

Vienen a nuestra atención tres cuentos de diferentes autores donde coinciden en su tema principal. En el cuento “El vaso de Leche” de Manuel Rojas, un joven apasionado del mar y la vida marítima. Por diferentes circunstancias de la vida llegó a estar extranjero y sólo, en un país donde lo habían desembarcado. Mientras caminaba en las calles, con sus manos en los bolsillos, un marinero desconocido le ofreció comida… el joven quizás por timidez o vergüenza le contestó que no tenía hambre. Llegó al punto de estar seis días sin comer, sin trabajo y sin dinero. Atreviéndose a hablar con un capataz, fue aceptado para trabajar en un muelle. Sin embargo, tenía que esperar una semana para su pago. El capataz le indicó un día antes del pago que si el necesitaba le podría prestar cuarenta centavos. El joven agradeció la ayuda con una sonrisa angustiosa y se fue. Tenía hambre, hambre, hambre, un hambre que lo doblegaba; veía todo a través de una niebla azul y no podía casi caminar. Sintiendo el sufrimiento y la presión ejercida por el hambre, la timidez y la vergüenza. No pudiendo aguantar más se dirigió a una tienda pidió un vaso de leche con vainillitas. La señora que lo atendió, lo observó y percatándose de su desesperación no le cobró la orden pedida de aquel joven hambriento y desolado.

Juan Antonio Ramos autor del cuento “Hay una mosca en mi plato”, nos habla de un hombre que descubrió el infalible secreto de comer gratis en donde le diera la gana, gracias a un truco ideado al leer una entrevista hecha a un frustrado comerciante que desistió de establecer una cadena de restaurantes, debido a que continuamente surgían clientes quejándose de que encontraban “cosas” en la comida. Agapito (así se llamaba el protagonista), ingenió un plan donde visitaba diferentes lugares: un día una fonda, otro día un “Coffee Shop”, dos días más adelante, un restaurante más decente y así sucesivamente. Entre los lugares visitó un restaurante chino para hacer lo acostumbrado, pedir una orden deseada, comerse la mayoría de la comida y luego de haberse saboreado y comido la mayoría de la comida, incluía una mosca (que él llevaba en una cajita) dentro de los alimentos. Luego llamaba al mozo y se quejaba de la mosca en su comida, para no tener que pagar nada de lo consumido. Pero esta vez cuando va a buscar la cajita con la mosca se percata que se le había quedado. En medio de la desesperación parece ser que el mozo se dio cuenta de la situación. Entonces el mesero se acerca y deja caer un pelo de su lunar en el plato diciéndole que no se preocupara que no tuviera que pagar nada.

Otro cuento que mencionaremos es del escritor Francisco Rojas, “Una cáscara en la banqueta”, donde relata la historia de un hombre que caminaba una tarde por las calles, observando diferentes escenarios: niños, limpiabotas, turistas, sonrisas y grupos de policías distraídos. Mientras él con su cabeza a punto de reventar y sus piernas flaqueando; en su vientre calvadas las garras del hambre; sin poder llegar hasta la fuente a echar

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