El Proceso

El Proceso(Franz Kafka)

En El Proceso encontramos un estilo sencillo, muy acorde con lo que se le relata. Josef K, en un ambiente asfixiante, procura encontrar un abogado para defenderse de tan anónima y enigmática acusación, y recorre calles y personas con el fin de encontrar el informe de su proceso, y al juez que se encargará de dicho trámite. La desesperación que invade a K en el que un hombre como él puede ser detenido y hasta podría ser ejecutado, sin que en ningún momento se conozcan los detalles por los cuales está a punto de arruinarse su existencia. Sabiendo que no tiene nada que perder, y su propia vida como algo que ganar, se deja arrastrar hasta los infiernos de la miseria y la indignidad con tal de salvarse.

Así, en una atmósfera totalmente desesperante, encontramos a un agobiado K. encontrando oficinas en lugares extraños, intentando mantener diálogos acerca del tema, tan frustrantes como absurdas, en una sociedad envuelta por la burocracia. K. parece darse cuenta de que está soñando y lucha por encontrar lógica en lo que está viviendo, para acelerar su despertar. Las jerarquías, extraordinariamente complejas y en definitiva, la Ley, son elementos difundidos en El Proceso, de forma que la Ley lo es todo, sin que K. pueda hacer absolutamente nada para remediarlo ni llegar a una demanda inalcanzable.

Hay quien ve en El Proceso una crítica a una sociedad cada vez más perturbada y regida por hechos y por datos, de forma que la importancia de la burocracia es elemental, hay quien aclaran que es un pretexto contra los regímenes totalitarios y contra el abuso de la Ley, en el momento que ataca la intimidad y la integridad de las personas. Tras un final precipitado, la sensación que la novela deja al lector es impresionante. Kafka logra que el lector se identifique con K. Ya que K, podemos ser todos, Kafka busca que nos identifiquemos con él, en el sentido en el que la sociedad impone que debemos ser castigados por acciones de las que no nos sentimos culpables, bien por ignorancia, bien por sentimiento de rebeldía ante la autoridad. En cuanto a la narración, predominan las frases cortas y el lenguaje es absolutamente objetivo y lejano a los sentimientos de K., aunque en muchas ocasiones se nos muestre qué piensa el protagonista y cómo va a actuar en el siguiente instante. Esto provoca una contradicción aún más directa y compasiva con el protagonista, de forma que nos horrorizamos al imaginar cómo estaríamos y cómo actuaríamos en la piel de K., en este interesante análisis del sufrimiento y agonía humana.

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