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El Señor De Los ,ilagros

billyjamp_2324 de Septiembre de 2014

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Historia personal de un alcohólico

Autor: Carlos Gómez Fargier

El caso de David de 45 años, es un ejemplo típico del alcoholismo, cuya evolución puede ser dividida en cuatro fases:

Primera fase: hace 12 años David era una persona que bebía en compañía de otros, como costumbre social. La tensión del trabajo y del hogar se fueron incrementando de tal forma que empezó a beber para liberarse de estos problemas y aprendió a consumir alcohol para compartir el estrés.

Como el estrés y las tensiones son en cierta medida inevitables y normales, siempre le era posible encontrar la justificación para beber otra copa. Al principio nadie notó nada particular en su conducta.

Fase segunda: una mañana David se levantó sin ser capaz de recordar nada de lo ocurrido en la noche anterior y no sabía como había llegado a casa. Preocupado por la posibilidad de haber ofendido a algunos de sus compañeros de bebida hizo precavidamente algunas llamadas telefónicas.

Como no había molestado a nadie dedujo que su conducta había sido normal. Decidió olvidar lo que había ocurrido sin preocuparse por el fallo de memoria que había tenido, cuando en realidad había sufrido su primera amnesia alcohólica.

Estas amnesias se caracterizan por perdida de conciencia. Y David comenzó a sufrirlas más frecuentemente. Al mismo tiempo iba incrementándose la frustración de David con sus compañeros de bebida porque no eran capaces de beber a su velocidad y comenzó a beber en secreto.

Fase tercera: David reconoció finalmente tener un problema con la bebida. Cada vez era más difícil controlar su consumo de alcohol. En compañía, todavía era capaz de mantenerse razonablemente sobrio, en la confianza de que podía beber cuanto le apeteciera cuando estuviera solo.

Cambió de hábitos y en vez de beber licores fuertes comenzó a beber cerveza. Después dejó de beber durante varias semanas, pero volvió a beber de nuevo, con mayor ansia y mayor intensidad, abandonando sus obligaciones familiares, de trabajo y la comida.

Fase cuarta: esta fue la fase final, crónica. En esta fase la vida de David consistía exclusivamente en beber. A veces no era capaz ni de firmar o de recordar donde había escondido sus reservas secretas de alcohol.

En una ocasión David por la noche tuvo un accidente de automóvil y fue llevado al hospital. Al día siguiente reconoció que necesitaba ayuda para lograr dejar la bebida. David había necesitado 3 años para convertirse en un alcohólico y fueron necesarios otros 3 más antes de poder decir que estaba verdaderamente rehabilitado.

Por esto querido amigo lector, tenga cuidado con el consumo del alcohol, infórmese, pregunte, no espere a que sea demasiado tarde, recuerde que la ultima copa puede ser su fin.

alcolismo

Historias Verdaderas de Recuperación del Alcohol—Vuelvo a Ser Yo

Tengo 23 y estoy en recuperación. Podrías pensar que es imposible para qué alguien tan joven como yo pueda llevar una vida sobrio. Pero, estoy aquí para decirte que no importa la edad, una nueva vida es posible al otro lado del alcohol y las drogas.

Mis padres son alcohólicos y tomé mi primer trago hasta los 20 años. Mi hermana mayor murió de una sobredosis por medicamento de receta justo antes de que cumpliera 21. Estaba destrozado y cansado de ser el adulto responsable en mi familia. Quería actuar mi edad.

My trabajo de medio tiempo como bartender encajó perfecto con el rápido aumento de mi adicción. Mis compañeros de trabajo y yo tomabamos al final de nuestro turno. La diferencia entre ellos y yo era que yo tomaba lo suficiente para quedar inconsciente todo el tiempo. Durante este periodo en mi vida sufría de ataques de pánico. No tenía seguro de gastos médicos, así que fuí a la sala de emergencias en seis veces diferentes por mi ansiedad y mi manera de tomar.

Me remitieron a un doctor en cuidado inicial para una cita después de la sala de emergencias/ER. Ella me conectó con un consejero de Arapahoe House, que estaba disponible en el cuarto contiguo. Estaba dispuesto a hablar con ella acerca de mi manera de tomar, pero que no podía parar.

Una noche, comencé a temblar. Despues de temblar vinieron las convulsiones y alucinaciones. Horrorizado, llame al 9-1-1- y estaba de regreso en la sala de emergencias. Llamé al consejero de Arapahoe House desde el hospital y ella se aseguró de que me trasladaran a una locación de desintoxicación de Arapahoe House. Cuatro días después, comencé mi tratamiento de 28 dias en el programa Sanar Primero de Arapahoe House.

Todos los consejeros de Sanar Primero opinaron que tenía que conocerme. Me ayudaron a entender la biología de mi adicción y explicaron que la historia familiar me puso en gran riesgo del alcoholismo. Les dije que no sabía como iba a lidiar al decir “no” al alcohol después de dejar el tratamiento. Fue bastante cursi pero, practicamos decir “no” una y otra vez. También se aseguraron que tuviera el sistema de apoyo para cuando me fuera. Me presentaron a miembros de la comunidad en recuperación para el apoyo contínuo.

A los 23, tengo toda mi vida delante de mí. Es mucho trabajo mantenerse sobrio, y nunca quiero volver a a pasar por esto. Tengo mucho orgullo como para recaer. Tengo trabajo de tiempo completo y pago mis cuentas. Tengo dinero para gastar en cosas divertidas en vez de gastarlo en alcohol. Nunca olvido que soy un alcoholico, pero no me siento como un fracasado. Vuelvo a ser yo; el yo que era antes de comenzar a tomar.

Nota de Arapahoe House: La historia del cliente es un ejemplo perfecto de cómo los sistemas integrados pueden funcionar en el cuidado de la salud. Muchas personas buscan ayuda por el abuso de sustancias ó trastorno salud mental con su doctor de cuidado inicial. En su caso, había un consejero de Arapahoe House en la oficina de su doctor listo para tratarlo.

historia 2

Su aspecto físico es saludable. Un rosario cuelga de su cuello y la mirada va siempre hacia un mismo lugar. Carlos tiene 45 años. Desde los 12 y hasta los 37 vivió la peor pesadilla de su vida. Fue 25 años alcohólico. Asegura que el alcoholismo es una “enfermedad mental”. Dijo que muchas veces estuvo en “coma alcohólico” y que por eso, la década del 90 es una nebulosa en su vida “vivía meses borracho”. Asegura que “estuvo muerto en vida” y que lo apuñalaron una vez. Es líder en Alcohólicos Anónimos. Allí, recuperó su vida.

Elige sentarse en el mismo sitio que siempre, él se siente cómodo ahí. Es una silla plástica blanca de las tantas que se ubican en forma de rueda en una pequeña sede que se ubica en el patio de la Parroquia María Auxiliadora. Allí, han pasado y permanecen, miles de historias de seres humanos impotentes que bregan por cambiar de vida. Carlos recibió ahí a Jornada, aclarando que la entrevista fue consensuada con sus pares. Aseguró que el anonimato es lo más importante del grupo de autoayuda y que es por eso, que no dá su apellido y pide ser fotografiado de espaldas.

“El alcoholismo es una enfermedad mental” aseguró. “Nacemos propensos a ser adictos.

Yo tomé 25 años, me hice el chequeo médico con mucho miedo seis meses después de dejar y ahí empezó mi creencia porque me dí cuenta que estaba sano de todo”, comenzó diciendo.

“La enfermedad es lenta y progresiva. Empecé a tomar a los 12 y hasta los 37 con cerveza en una esquina como todos los chicos de mi edad. No le echo la culpa a las amistades. Los que tomaban conmigo, no quedaron pegados, yo sí. Me enfermé desde que tomé el primer trago. Ahí lo descubrí. Dicen que la enfermedad viene adquirida. Nacemos propensos a ser adictos. Si bien esa borrachera que fue terrible, cualquier chico de mi edad hubiese dicho: no tomo más” confió apretando fuerte sus manos como signo de bronca hacia la situación.

¿Cómo siguió?..Carlos asegura que después de ese día en que su malestar físico fue importante, buscó el mismo efecto de nuevo. Así, con el paso del tiempo advirtió que tenía serios problemas, incluso porque se veía involucrado en peleas casi en forma constante. “El enfermo se distingue porque se mete en problemas. Al otro día se despierta no sabiendo qué hizo….eso me acompañó desde los 12 años”, aseguró.

Una década en la nebulosa

Carlos se refirió la forma en que se fue transformando su vida. “Hasta los 18 años, bebía cada 2 o 3 días, no era mi intención tomar. Cuando empecé a ingerir bebidas blancas y ví que el organismo lo soportaba entré en otro círculo de tomadores fuertes” consignó, admitiendo que poco después (a los 19) empezó a trabajar y la situación se repetía allí. “Tomaba en el trabajo y fuera. Supe ir a trabajar en estado de ebriedad. A los 22 años me despidieron por borracheras y faltas. De ahí, mi vida fue en picada” relató con sinceridad.

El hombre hizo una pausa en la entrevista. Mira hacia la ventana que aporta importante luz al lugar y retoma el diálogo. “Yo siempre digo que la década del 90 está borrosa en mi mente. Muchas semanas y meses no me los acuerdo. He andado semanas y meses borracho. Todos los días así y eso queda ahí perdido, en lagunas mentales”, reveló.

Tocar fondo

“Uno tiene que tocar fondo. Decidir que basta. Gracias a Dios que toqué fondo sino no podría haber dejado. Fue ver a mi vieja enfermarse a punto de morir por verme tantas veces borracho, un malestar de salud que le pegó en el corazón. Casi se me cayó de los brazos estando yo bajo los efectos del alcohol” aseguró con la voz quebradiza recordando ese día que marcó historia en su vida.

“El

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