El Susto De Papá

EL SUSTO DE PAPÁ

En el valle del Espíritu Santo, rodeado de grandes montañas, se encuentra el pueblo más hermoso del oriente colombiano; vive allí con su familia en una casona antigua, Julio, un mecánico laborioso, bondadoso, alegre y muy curioso, estimado por todos que de vez en cuando le gustaba departir con sus amigos tomándose unas politas que le ocasionaban dolores de cabeza y muchas preocupaciones a su esposa Ana que siempre lo esperaba reunida con sus hijos, rezándole a la virgencita para que lo protegiera de todo mal y peligro.

Una noche, su esposa, al ver que no llegaba temprano a casa y sabiendo que siempre que llegaba más alegre de lo acostumbrado pasaba al solar de la casa, un lugar tétrico y oscuro, aduciendo que de allí lo llamaban; escondió la llave en el pote del arroz y se reunió con sus pequeños en la habitación de las niñas y empezó a rezar el Santo Rosario. Apenas comenzaba cuando se escucho un ruido extraño al que ella le puso mucha atención y sintió como abrían el cajón de la mesa del comedor, sacaban los cubiertos y lo extendían para luego recogerlos. Ana asustada como estaba no se atrevía a salir de la habitación y con más ahínco siguió rezando. Al rato se escucho abrir la puerta de la calle y pensando que era su esposo, salió de la habitación con todos sus pequeños agarrados de sus faldas, llenos de miedo, pero el que había llegado era su hijo mayor que venía de visitar a la novia. Ana le contó lo sucedido y con él revisaron toda la casa y no encontraron nada raro, un poco más tranquila se fue a la habitación a acostar a los más pequeños, quienes protestando un poco se fueron a dormir y quedándose con ellos esperó la llegada de Julio.

Una hora más tarde llegó su esposo, más alegre que de costumbre y sin decir nada pasó a la cocina, bajo de la repisa el pote del arroz y lo vació sobre la mesa, tomó la llave y antes de que Ana llegará a su lado con el hijo mayor, él entraba en el solar y de un golpe cierra la puerta. Ella muy preocupada intenta por todos los medios posibles abrir pero no consigue nada, lo llama una y otra vez y él no responde, su hijo preocupado llama al vecino, un capitán del ejército, para que le ayude a sacar a su padre de ese sitio pero no lo logran; en ese momento llegan a la casa unos amigos de Julio que venían a pedirle un favor y al ver la situación trataron de abrir la puerta sin conseguirlo. Después de muchos esfuerzos y a punto de renunciar se abre la puerta muy despacio y en el fondo del solar Julio se encuentra tirado en el piso inconsciente, asustados entran presurosos y tratan de reanimarlo pero no lo logran, es trasladado a la habitación y allí ante el asombro de todos se despierta y empieza a hablar incoherencias y a forcejear para volver al solar para luego caer inconsciente nuevamente. Ana bastante asustada pide a José Ángel uno de sus amigos que busque al sacerdote que vive cerca de su casa. Cuando el padre llega, hace salir a todos de la habitación y le pide a Ana que le ayude a desvestirlo, le pone un crucifijo en la boca y le rocía agua bendita porque según el padre estaba poseído por un espíritu, luego de tanto batallar se calma y duerme plácidamente.

Al día siguiente cuando Ana le pregunta ¿qué le había pasado en el solar?, él, angustiado le cuenta que al llegar a casa una voz le dijo que pasara al solar y le indicó en que lugar estaba la llave, al abrir la puerta sintió que alguien lo jala del brazo y al cerrarla lo presiona contra ella para impedir la entrada de alguien más, luego lo empuja hacia el centro del solar donde se le aparece un espíritu vestido de sacerdote con un niño y él sin poder gritar se desmaya sobre una gran piedra.

Los amigos y el vecino testigos de los sucesos, hablan con Julio y lo convencen de averiguar que hay en el solar; durante varias semanas realizaron sesiones de espiritismo, esculcaron por todo el lugar

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