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Papa Goriot


Enviado por   •  30 de Octubre de 2012  •  1.390 Palabras (6 Páginas)  •  954 Visitas

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P A P Á G O R I O T ( Honorato de Balzac)

I. Una pensión burguesa. ( Fragmento

La señora Vauquer, de soltera Conflans, es una anciana que, desde hace cuarenta años, tiene en París una pensión burguesa establecida en la calle nueva de Sainte Genevieve, entre el Barrio Latino y el suburbio de Saint-Marcel. Esta pensión, conocida con el nombre de Casa Vauquer, admite igualmente hombres y mujeres, jóvenes y viejos, sin que nunca la maledicencia haya atacado las costumbres de este respetable establecimiento. (…)

La fachada de la pensión da a un pequeño jardín, de forma que cae en ángulo recto sobre la calle nueva de Sainte-Genevieve, desde donde se ve en toda su profundidad. A lo largo de toda esa fachada, entre el jardín y la casa, reina un empedrado en forma de cubeta, de unos dosímetros de ancho, ante el cual hay un sendero de arena bordeado de geranios, de adelfas y granados, plantados en grandes macetones de cerámica azul y blanca. Se llega a este sendero por un portalón coronado por un letrero en el cual se lee:

Casa Vauquer, y más abajo: Pensión burguesa para ambos sexos y otros. (…)

La profundidad de esta casa comprende dos ventanas que, en la planta baja, tienen por adorno barrotes dy hierro forjado. Detrás del inmueble hay un patio de unos veinte pies de ancho en el cual viven en buena concordia cerdos, gallinas y conejos, y en el fondo del cual se levanta un cobertizo para guardar la leña. Entre este cobertizo y la ventana de la cocina está colgada la fiambrera, bajo la cual se vierten las aguas sucias del lavadero. Este patio tiene una puerta angosta, sobre la calle de Sainte Genevieve, por donde la cocinera tira la basura de la casa, limpiando después esta cloaca con gran cantidad de agua bajo pena de pestilencia.

Destinada especialmente a la explotación de la pensión, la planta baja se compone de una primera habitación iluminada por las dos ventanas a la calle, a la que se entra por una puerta ventana. Esta sala se comunica con un comedor, que está separado de la cocina por el hueco de una escalera, con escalones de madera y losas pintadas y lustradas. No hay nada más triste de ver que esta sala amueblada con sillones y sillas en tejido de crin, con rayas mates y brillantes. En el centro se encuentra una mesa redonda sobre un mármol Santa Ana, decorada con una bandeja de porcelana blanca, con filetes de oro medio desvanecidos, que hoy se encuentra en cualquier parte. Esta habitación de pésimos pisos de tabla tiene un zócalo como de un metro de altura. (…).

Esta primera habitación exhala un olor que no tiene nombre en nuestra lengua y al que habría que llamar olor a pensión. Huele a encerrado, a enmohecido, a rancio; da frío, resulta húmedo para la nariz; penetra la ropa; tiene el regusto de una sala donde se acaba de comer, apesta a cocina, a alacena, a hospicio.

Tal vez podría ser descrita si se inventara un procedimiento para evaluar las cantidades elementales y nauseabundas que descargan allí los aires catarrales y sui generis de cada huésped, joven o viejo. Así, pues, a pesar de esos horrores, si se comparan con el comedor antiguo, esta sala parecería elegante y perfumada como debe ser un vestidor de señora. Esta otra sala, de paredes completamente cubiertas de madera, estuvo antes pintada por un color hoy indescifrable, que forma un fondo sobre el que la grasa ha impreso sus capas, que forman sobre la madera figuras extrañas. Tiene aparadores grasientos adosados a las paredes, sobre los que hay jarras rotas, empañadas, fuentes de reflejos metálicos y pilas de platos de porcelana dura con bordes azules, fabricados en Tournai. En un rincón, hay una caja de casilleros numerados para guardar las servilletas sucias o vinosas de cada pensionista. Allí están esos muebles indestructibles, desechados en todas partes, pero colocados aquí como se aprecian los despojos de la civilización en los Incurables. Allí se ve un barómetro con un capuchino que sale cuando llueve, grabados espantosos que quitan el apetito, todos enmarcados en madera negra barnizada con filetes dorados;

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