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El aborto.


Enviado por   •  19 de Enero de 2016  •  Trabajos  •  3.024 Palabras (13 Páginas)  •  259 Visitas

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UNIVERSIDAD VASCO DE QUIROGA

BACHILLERATO QUÍMICO BIOLÓGICO 1

6TO SEMESTRE

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El aborto

 

Ensayo segundo parcial

 

 

 

Año académico: 2013- 2014

 

 

 

 

 

 

 

 

Alumna: Celestina Guadalupe Figueroa Beltrán

Matrícula: 11012159

 

 

Profesor: José de Jesús Quiroz García

 

 

 

Ciudad Hidalgo, Michoacán

Marzo 2014

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

 

 

 

El aborto es un tema que ciertamente ha provocado mucha polémica en todo el mundo. La interrogante que causa desacuerdo entre muchos y los hace entrar en argumentación es: ¿El aborto es realmente benéfico? No podríamos tener una respuesta concreta, debido a que existen diferentes posturas ante esta cuestión. Si nos basamos en hechos reales, se puede decir que el mundo de hoy se ha encargado de hacernos ver que el aborto no es un acto inmoral, pero, si nos basamos en nuestra religión, podemos afirmar que el aborto es el homicidio de un ser inocente.  

Otra cuestión que incita a controversias es: ¿Se debe prevenir el aborto bajo toda circunstancia? La mayoría de las personas, inclusive las que están en contra del aborto podrían decir que no, pues cuando ha sido producto de una violación, se practica el aborto para evitar el sufrimiento posterior de la víctima. Otros sostendrán que el aborto no se debe practicar bajo ninguna circunstancia, aún haya sido por violación, pues la criatura no tiene culpa alguna de lo sucedido, y por ello, no se le debe privar de la vida.  

Éstas y otras cuestiones sobre el aborto se tratarán a lo largo de este ensayo. Se expondrán las diferentes posturas sobre el aborto con la finalidad de analizarlas y determinar si son adecuadas. Se pretende responder a estas interrogativas tomando como base principal la religión católica y otras posturas en protección de la vida. El propósito es respaldar a las personas en contra del aborto, hacer reflexionar a personas a quienes les es indiferente este tema, y a invitar a la conversión a todas aquellas personas que de alguna manera están a favor del aborto.  

Primero que nada, se aborda el tema de la vida, para determinar en qué momento se considera que es un ser vivo y un humano. Posteriormente se hablará de la realización del aborto así como sus consecuencias psicológicas y espirituales. También incluye la relación del aborto con la filosofía.

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO I

 

 

La Vida

 

 

 

 

«La vida de cada ser humano,  como que ha sido creación de Dios,  es sagrada y de infinito valor,

 porque El nos ha creado a todos nosotros,  incluso al niño recién concebido.

 La imagen de Dios está en ese niño

que aún no ha nacido». (Madre Teresa de Calcuta)  

 

La vida, desde el punto de vista filosófico, según Aristóteles, es «propia de los seres animales en cuanto tienen en sí mismos una potencia o un principio tal por el cual sufren aumento o disminución en las direcciones opuestas».[1] Aristóteles fue el primero en proponer que la vida era la nutrición y  crecimiento. Con este concepto, podemos afirmar que en el momento que  se  concibe el producto, ya se le atribuye que es un ser que tiene vida porque se nutre y crece dentro del vientre de la madre. Por otro lado, Kant da su concepto de vida como «la capacidad de obrar según la facultad de desear; ésta es la facultad de ser causa, mediante las propias representaciones, de los objetos de estas representaciones».[2] Kant ya no tan solo afirma que el ser vivo es aquel que se mueve por sí mismo, sino que es aquel que tiene la capacidad de desear.

Ya en la época moderna, cuando se desarrolló más la ciencia y la lógica, ampliaron el conocimiento sobre lo que era la vida, pues se establece que, «los fenómenos que la ciencia considera como propios de la vida, o sea, el metabolismo, la plasticidad, la reactividad, la reproducción son justo los fenómenos en los cuales el carácter de autorregulación es evidente».[3] Aquí ya


se obtienen más características sobresalientes de los seres vivos, pues estos son acontecimientos que demuestran que el ser humano tiene capacidad de mantenerse en equilibrio por sí solo.

Con esta información, se puede afirmar que en el momento de la concepción, con la unión del óvulo y del espermatozoide, surge el cigoto, que es un conjunto de células, y éstas se reproducen y se nutren. Esto comprueba que ya existe vida humana desde este momento, pues el cigoto tiene su propio ADN, y es independiente de sus progenitores, aunque esté dentro del vientre de su madre.  

Así lo afirma inclusive José David Salas Garfias cuando dice en su Tesis de la Vida: «Luego que se han fundido el espermatozoide y el óvulo, cada uno con 23 cromosomas, inicia un proceso continuo y graduado de desarrollo que, a menos que alguna causa no interfiera, se completará con el nacimiento de un bebé, de un ser humano».[4] El momento de la concepción, no solo es un conjunto de células, sino es el comienzo de un ser humano. En otras palabras, se podría decir que el fruto de la concepción es la potencia del acto de un ser humano. El término de acto y potencia se manejarán más adelante. A continuación se conceptualizarán los tres elementos fundamentales de un ser humano.

1.         El alma

Los presocráticos creían que el alma surgía de elementos como el aire, el fuego o el agua, ya que creían que de estos elementos provenía la vida, y por ende, también el alma. Después se fue razonando más a profundidad este concepto y fue Platón quien dijo que «Todo cuerpo que desde fuera sea movido es inanimado; al contrario, todo cuerpo que de dentro se mueva de por sí y para sí será animado; tal es la naturaleza del alma».[5] Platón establece en este concepto que el alma existe por sí sola, independientemente de las demás. Platón también afirma que el alma es por lo tanto, «la causa de la vida y en consecuencia es inmortal, ya que la vida constituye su misma esencia».6 En el catecismo de la Iglesia Católica, se afirma y se cree que el alma es inmortal, pues ha tenido un principio, pero no tiene fin. Nuestro cuerpo es el que se queda inmóvil cuando morimos, pero nuestra alma permanece viva. Nuestra religión católica también afirma que desde el momento de la creación, cuando Dios le da el aliento vital al hombre, al insuflar su nariz, el hombre adquiere el alma. Ésta alma es la que nos da la semejanza a Dios, pues nos permite amar, pensar y porque es inmortal, tal como lo es Dios. Analizando esto, podemos afirmar que el cigoto ya tiene un alma, y por ende, tiene la capacidad de vivir, pensar y amar. Al alma también se le adquiere la facultad de inteligencia.

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