“El hombre mediocre” de José Ingenieros

La multitud tiembla por esos delincuentes de su falsedad. Los sensatos no les condonan la desvergüenza de su infamia y organizan contra ellos una complicada armadura defensiva de códigos, jueces y prestigios; a través de siglos y de siglos su voluntad ha sido ineficaz. Forman una tropa extraña y enemiga dentro de su propia patria, intrépida en la asechanza, disimulada en el procedimiento, perseverante en la tramitación alevosa de sus proyectos fatales. Algunos confían su vanagloria al filo de la navaja oculta, siempre lista para empuñarla con esplendorosa rapidez contra el corazón o la dorso; otros fluyen sigilosamente su rápida garra sobre el oro o la señal que estimulan su avaricia con fascinaciones excesivas; estos violentan, como infantiles juguetes, las dificultades con que la sensatez del burgués protege el tesoro recolectado en eternas etapas de ahorro y de sacrificio; aquellos ofenden vírgenes inocentes para aprovecharse, brindando los hechizos de su cuerpo hermoso a la ambiciosa lujuria de sensuales y libertinos; muchos absorben la esencia de la pobreza, en inadmisibles cálculos de lucro, como tenías solitarias que alimentan su interminable ansia en los jugos icorosos del intestino social enfermo; otros atraen conciencias incapaces para explotar los riquísimos provechos de la ignorancia y el fanatismo. Todos son semejantes en el ejercicio de su parasitaria ocupación antisocial, semejantes en la incapacidad de sus emociones más fundamentales. Coincide en ellos una marchita lujuria de instintos y de perversiones que hace de cada conciencia una pústula, empujándolos a malvivir del vicio y del delito. “El hombre mediocre” de José Ingenieros.

Dos líneas de resumen:

La deshonestidad rompe las relaciones humanas, traiciona, engaña, mata, crea dentro del ser humano  sentimientos ruines y de culpabilidad.

Sea lo que sea, pero, la disposición de su inferioridad biológica o social, descubrimos una explicación común en todos los hombres que están bajo el nivel de la mediocridad: la incapacidad inquebrantable para adaptarse a las situaciones que, en cada sociedad humana, restringen la lucha por la vida. Escasean de la capacidad que permite al hombre mediocre reproducir los prejuicios y las falsedades de la sociedad en que se desarrolla.

Resumen de dos líneas:

La mediocridad provoca una conciencia imitadora, sin carácter propio, la persona se torna prejuiciosa, falsa, indolente, mira a los demás como imperfectos e incapaces.  

...