Resumen Del Libro El Hombre Mediocre De Jose Ingenieros
marielita1269322 de Abril de 2014
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CAPITULO I
EL HOMBRE MEDIOCRE
En una cierta hora en que el ingenuo pastor se asombra ante la naturaleza que le envuelve, para él todo lo que le rodea es su mundo el único que conoce, la humedad se levanta de todas las hiervas un perfume apacienta el rebaño que está quieto listo para dormir, todo está tranquilo y en el firmamento las estrellas brillan y un lejano rumor de arroyo parece conversar de misteriosos temas, sentado en una piedra en la menos áspera de todas se encuentra el pastor que contempla y enmudece por la poesía natural que le rodea.
Él es solo un objeto en el cuadro de su vida, para él todas las cosas han sido y siempre serán así.
La mayoría de las persona piensan así con la ingenuidad de ese pastor que nunca entenderá los misterios del universo o de la vida, para poder entender se requiere cierto nivel ético y educación intelectual los que no adquieren educación permanecerán sujetos a dogmas que otros les impongan pues no pueden formarse un ideal.
Es entendido que todo ensueño seguido por muchos sólo es pensado por pocos visionarios los que son sus amos. Montaigne suscribe lo siguiente “ Hay una distancia entre tal hombre y entre tal bestia: es decir, que el más excelente animal está más próximo del hombre menos inteligente, que éste último de otro hombre grande y excelente”. El hombre es tan diferente en su inteligencia, en su físico, en su estatus económico en su credo, en su forma de ver la vida…pero la gran mayoría se deja llevar por el sentido común colectivo por lo rutinario el hombre que presente cualquier destello original es segregado como si ser diferente fuera un crimen.
LOS HOMBRES SIN PERSONALIDAD
Individualmente considerada, la mediocridad se define como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo del conjunto de la sociedad.
La personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás; en muchos hombres ese punto es simplemente imaginario sencillamente no tienen voz no tienen sombra son apenas una penumbra. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio, la falta de personalidad hace a éstos incapaces de iniciativa y de resistencia desfilan inadvertidos sin perder ni enseñar, su falta de constancia y fuerza moral háceles ceder a la más leve presión.
EN TORNO DEL HOMBRE MEDIOCRE
El hombre mediocre sólo puede definirse en relación a la sociedad en que vive y por su función social, la humanidad como todas les especies vivientes evoluciona sin cesar y de allí surge el Hombre Normal que en otra sociedad sencillamente no lo es, el hombre decimos ahora es un animal que evoluciona en las más recientes edades geológicas del planeta de allí surge el argumento que dice “ La normalidad humana es relativo a un determinado ambiente social; entonces decimos que el hombre mediocre puede reconocerse por atributos físicos o morales que representen un término medio de todo lo que representa a la especie humana.
El hombre mediocre es justo medio sin sospecharlo, lo es por naturaleza, no por opinión; por carácter, no por accidente. En todo minuto de su vida y en cualquier estado de ánimo, será siempre mediocre, su rasgo característico, absolutamente inequívoco es su deferencia por la opinión de los demás no se expresa no da opiniones no sabe nada solo repite lo que los demás dicen, reverenciara a su más cruel adversario si este se encumbra desdeñara a du mejor amigo si nadie lo elogia. Su criterio carece de iniciativas.
CONCEPTO SOCIAL DE LA MEDIOCRIDAD
Ningún hombre es excepcional en todas sus aptitudes pero no se puede afirmar que son mediocres, todos lo hombres desfilan ante nosotros como ejemplares de historia natural con tanto derecho como los genios y los imbéciles, el medio social en que viven los describe, los compara y los clasifica de igual manera que los naturalistas clasifica a los fósiles.
La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa, la del hombre superior es la imaginación creadora. El hombre mediocre aspira a confundirse en los que le rodean, el hombre superior tiende a diferenciarse de los demás, el hombre mediocre piensa con la cabeza de la sociedad, el hombre superior aspira a pensar con la propia.
Tres elementos que forman la personalidad.
La herencia biológica.
La imitación social.
La variación individual.
El hombre mediocre adquiere el alma de la sociedad imita a los que le rodean piensa con la cabeza ajena es incapaz de formarse ideales propios. El hombre superior es el precursor de nuevas formas de perfección piensa mejor en el medio en que vive y sobrepone sus ideales al de los demás.
EL ESPIRITU CONSERVADOR
Cada hombre posee un valor de contraste, siempre existe algo que hace que otro al mirarlo sea comparado “ admiramos el vuelo del águila porque conocemos el arrastramiento de la oruga” “ nos encanta el gorjeo del ruiseñor y el silbido de la serpiente nos desagrada y atemoriza” todo esto hace que apreciemos y comparemos, sucede lo mismo con el hombre, es necesario para la sociedad conocer al hombre mediocre y al superior, todo hombre de personalidad firme de mente creadora siempre será hostil a la mediocridad, los mediocres encuentran una justificación para todo. Pero la fuerza de los ideales de los superiores hacen que estos sin mente propia sirvan como elemento de apoyo a los ideales de los superiores que toman a los mediocres en su conjunto para servirse de ellos y concretar sus ideales. Los mediocres son lastres que sirven para el equilibrio de la sociedad.
PELIGROS SOCIALES DE LA MEDIOCRIDAD
Si bien los mediocres no tienen mente propia al amontonarse cuando se arrebañan son peligrosos la fuerza del número suple a la fealdad individual y oprimen a los que piensan diferente los destruyen los confinan los segregan los ignoran y no solo eso los acallan los asesinan.
LA VULARIDAD
La vulgaridad es el aguafuerte de la mediocridad es el tesoro más custodiado del hombre mediocre no les agrada lo sublime simplemente lo ridiculizan, no lo conocen pero lo juzgan son ignorantes no piensan con el corazón.
CAPITULO II
LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL
La rutina es el copiar todos los días el día anterior, es el hábito de renunciar a pensar todo habito es un riesgo con el tiempo estos toman matices naturales se adquieren prejuicios.
Todo los individuos que poseen hábitos mentales que son conocimientos adquiridos facilitan los venideros y marcan su rumbo estos hacen a los hombres originales creadores de sus propios criterios son individuales y difieren de la rutina que es colectiva extrínseca y perniciosa.
Los rutinarios razonan con la lógica de los demás disciplinados por el deseo ajeno, los mediocres son dóciles a la presión del conjunto maleables bajo el peso de la opinión pública. Los hombres excelentes en cambio desdeñan la opinión ajena en la justa proporción en que respetan la propia siempre más severa a la de sus iguales.
Al hombre mediocre no le gusta la lectura les produce efecto de envenenamiento gustan de lo superficial, pues piensan que toda idea nueva es un peligro confunden la tolerancia con la cobardía la discreción con el servilismo.
La caja cerebral del hombre rutinario es un alhajero vacío, pues no pueden razonar por si mismos.
LOS ESTIGMAS DE LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL
En el hombre mediocre la cabeza es un simple adorno del cuerpo, el mediocre pronuncia palabras sin sentido pero en mucha cantidad repetidas una y otra vez pero sin dar sentido a un pensamiento.
Su miopía mental impídeles comprender el equilibrio supremo entre la elegancia y la fuerza, entre la belleza y la sabiduría, la agilidad del pensamiento, la destreza, la flexibilidad que son los dones del alma, la profundidad de la reflexión todo con modestia nada más.
Los mediocres nunca reconocen sus errores ellos son perfectos no tienen falencias, el hombre mediocre que renunciara a su solemnidad quedaría desorbitado no podría vivir, llaman modestia a la prohibición de reclamar los derechos naturales del genio.
Los hombres mediocres son incapaces de guardar un secreto; confía en ellos y tu secreto estará guardado en una caja de vidrio donde todos podrán verlos.
La mediocridad individual hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso. Cuando no le envenenan la vanidad y la envidia.
LA MALEDICENCIA
La murmuración es la maledicencia los mediocres siempre murmuran los maledicentes afloran doquiera están en todos lados en el trabajo, en la academia, en las familias, en las profesiones, todos hablan de todos y especialmente el hombre mediocre que es hipócrita por naturaleza y que prefieren en muchos casos la calumnia y la cobardía.
Hablan a media voz con recato constantes en su afán de taladrar la dicha ajena, es cobarde como el solo no afirma pero insinúa llega hasta desmentir pero lo corrobora con una frialdad natural, la mentira es espontanea en él.
El que no es cobarde grita cara a cara una injuria el que denuncia a voces un vicio ajeno y todo, las consecuencias que vienen después deben ser pensadas antes de proferir dichas afirmaciones. Sencillamente es mejor ser original ser reales en lo moral en lo intelectual en todo sentido ser honestos es difícil, podemos herir a alguien es mejor ser así que ser hipócritas como los mediocres.
EL SENDERO DE LA GLORIA
La vanidad empuja la hombre vulgar a perseguir un empleo expectable en la administración del Estado, indignamente si es necesario si tiene que pisotear a otro lo hace.
El hombre excelente se reconoce porque es capaz de renunciar a toda prebenda que tenga
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