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El viviente y el muerto


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2019  •  Apuntes  •  633 Palabras (3 Páginas)  •  129 Visitas

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Quito, 20 de mayo de 2019.

Elisa Castillo

El viviente y el muerto[1]

Resumen

El capítulo “El viviente y el muerto” (1961) habla de las formas en que los melanesios ven a la muerte y las interferencias que estás tienen con su mentalidad. La vida para el canaco es un sostén que soporta al kamo que en su traducción al español más aproximada es “el que vive”. El canaco está acostumbrado a la flexibilidad de este término mismo que encierra un lenguaje de figuras y símbolos. Por ejemplo, cuando se cuentan leyendas se habla del kamo y este nada, corre, vuela sin que haya la necesidad de especificar si se trata de un animal, un ave, un pez o un difunto.

El kamo es un personaje vivo que no se puede explicar con nuestro concepto de humano, sino que lo podríamos más bien aproximar al concepto de humanidad. Así pues, el canaco puede reconocer el kamo también en animales y de la misma manera si el canaco encuentra a un hombre que no obra de manera humana dirá que no es kamo. Para aquel hombre particularmente bello y bueno el canaco otorga el nombre de: do kamo, es decir, verdaderamente humano.

Debido a que el kamo sobrepasa la imagen física y noción de lo humano sucede que los muertos se mezclan con los vivos. En la melanesia por ejemplo aquellos que fueron creídos muertos y que regresan son recibidos con un protocolo especial y se unen a su familia y comunidad como deidades.

Otro término importante es el bao que es lo que podríamos entender como un dios cargado de significaciones diversas. El canaco utiliza el término bao para las tres siguientes acepciones:

  1. Nefasto: El bao aparece en la noche e inspira terrores. Toda manifestación insólita, anomalía, ruidos o fuegos son obra de un dios.
  2. Fasto: En el aspecto fasto el bao es un dios atávico al que se le ruega en el altar. El bao es un antepasado buscado gracias al cual se han creado las cosas.
  3. Humano: En el aspecto humano el dios toma la forma y la vida de un hombre y vive como él.

El canaco a través de sus conceptos de kamo y bao expresa una realidad mítica que hace posible renunciar a la oposición vida-muerte. Esta supresión de dicha oposición pone además en evidencia la mentalidad de las y los melanesios. Así:

Al no existir la oposición vivo-muerto no hay contradicciones en la naturaleza sino únicamente contrastes. Si no hay aniquilamiento, ni muerte, ni animado ni inanimado verdaderos, no puede haber ahí ningún esquema causal en el dominio exclusivo de lo inanimado. Se lanza una piedra. No es ella, objeto inanimado, la que produce una contusión. El esquema causal es siempre viviente. De donde se adivinan las extraordinarias interferencias mágicas o míticas. Asimismo, el canaco se inserta constantemente en el presento, lo actual, pues a diferencia de nosotros él no ve en la vida ruptura o continuidad al llegar la muerte, no existe para él ninguna delimitación.

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