Empirismo
62667 de Octubre de 2013
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Conocimiento: la reconstrucción (proceso) interna (cerebral) adecuada y una identificación (resultado) de los objetos
externos o internos en el sujeto cognoscente
Experiencia: es el procedimiento por el que conocemos a través de los órganos sensoriales la
existencia de hechos, ya sean internos o externos, al sujeto.
Lo dado: como aquello que se me hace presente a la consciencia de un modo inmediato,
con independencia de que exista en un mundo físico o no
proposiciones analíticas: serían aquellas que, si son verdaderas, entonces su negación es autocontradictoria, es decir, se afirma y se niega
la misma cosa a la vez, y, por tanto, es falsa; en cambio, si son falsas, entonces su negación es
necesariamente verdadera.
proposiciones sintéticas serían aquellas que, si son verdaderas, su negación no es autocontradictoria; y si
son falsas, su negación no es necesariamente verdadera, pudiendo ser falsa.
Verdad:adecuación entre el conocimiento y la realidad (conocimiento verdadero es el que expresa la realidad tal y
como es)
inducción: es el procedimiento por el cuál afirmamos una proposición general a partir de un conjunto de proposiciones singulares que
conocemos por experiencia
duda: Es el estado en el que ni se afirma ni se niega la
verdad de una proposición por ser de análoga fuerza las razones en pro y en contra de la misma (positiva) o
bien el sujeto carece de razones en pro o en contra (negativa).
opinión: Es el estado en que el sujeto se adhiere a la verdad de una proposición, pero admitiendo la posibilidad de error, es decir, de que sea
falsa: el sujeto posee razones en favor de la verdad de la proposición, pero también las tiene en su contra,
siendo las primeras de mayor fuerza que las segundas
certeza: estado subjetivo en el que se afirma la verdad de una proposición sin admitir ningún posible error.
§1¿CÓMO PUEDO CONOCER?
Según dónde se haya situado el
origen del conocimiento humano, las distintas teorías filosóficas que se han
desarrollado se pueden clasificar en tres corrientes:
a. El racionalismo: El conocimiento tiene su origen en la razón, sólo es válido cuando proviene de ella. Hay un
desprecio en general del valor de los datos de los sentidos porque éstos nos engañan. Estos filósofos parten
del supuesto de la existencia de ideas innatas (ya conocidas en una existencia anterior, ya puestas por Dios y
formando parte constitutiva del pensamiento). De esta manera poseeríamos una serie de principios evidentes
no adquiridos por experiencia que sirven de fundamento lógico al resto de nuestros conocimientos. El método
que utilizan para desarrollar el conocimiento acerca de la realidad es el método deductivo (la lógica): Partiendo
de las ideas innatas y mediante el razonamiento derivan todo cuanto se puede saber acerca de la realidad. La
validez y la superioridad del conocimiento basado en la razón, según estos autores, se sustenta en que
aquellas verdades que se basan en la razón son absolutamente universales y necesarias, indudables, puesto
que pensar lo contrario es lógicamente imposible. Del conocimiento basado en la experiencia nunca podemos
tener tal certeza. Por ejemplo: "El todo es mayor que las partes" (verdad de razón). "El sol saldrá mañana"
(verdad de experiencia).
b. El empirismo: El conocimiento tiene su origen en la experiencia sensible, sólo es válido cuando proviene de
los sentidos. El papel de la razón es importante pero hay que evitar sus abusos y especulaciones. Para que
trabaje correctamente siempre lo ha de hacer partiendo de los datos recogidos en la experiencia. Según estos
autores, cuando nacemos, somos como una página en blanco que se va rellenando con los datos que
obtenemos a través de los sentidos. Por lo tanto, niegan cualquier tipo de conocimiento innato. El método
que utilizan para desarrollar el conocimiento acerca de la realidad es el método inductivo: Partimos de la
observación a través de la experiencia de la repetición de un fenómeno en la Naturaleza (regularidad) para
desde esos casos, generalizar y proponer una ley de carácter universal que los recoge y resume. Por
ejemplo, cada día vemos salir el sol, y ese fenómeno se repite de forma regular, generalizamos y afirmamos
de forma universal "El sol sale cada día". La validez y la superioridad del conocimiento basado en la
experiencia, según estos autores, se sustentan en que podemos examinar o confirmar nuestras
afirmaciones contrastándolas con la información que nos proporcionan nuestros sentidos. Ahora, respecto a
la validez del conocimiento así alcanzado, Hume afirma que nunca es universal ni necesario sino que queda
reducido a una simple creencia basada en el hábito o la costumbre. De nuestras leyes obtenidas por
inducción tenemos la esperanza de que lo que hasta ahora ha sido así siga siendo así, pero nunca nos
ofrece una certeza para el futuro porque nada hace imposible pensar lo contrario. Por ejemplo que mañana
el sol no salga.
c. El criticismo: Teoría del conocimiento desarrollada por I. Kant, que representa un intento por superar las
dos corrientes anteriores. Su afirmación básica es: todo conocimiento, para ser válido, tiene que partir de la
experiencia, pero es algo más que los meros datos de los sentidos. ¿Qué es ese algo más? El sujeto, al
conocer, opera sobre aquello que conoce, es decir, sobre la materia prima que le proporcionan los sentidos
impone una forma que los ordena y unifica. El conocimiento es el resultado de la síntesis (ordenación y
unificación) de los datos de los sentidos que se realiza a distintos niveles desde las diferentes facultades
cognitivas del sujeto mediante las correspondientes formas. Así, cuando avanzamos en distintos niveles de
conocimiento se produce una mayor unificación y ordenación. En este caso no hay innatismo, como en el racionalismo, sino apriorismo: el sujeto, formando parte de su
estructura cognitiva, posee unas formas a priori que preceden a la experiencia y la posibilitan (le permiten
ordenar los datos que provienen de los sentidos).
Principio de Identidad no es cierto, entonces A es no A, y si por A entendemos una proposición como
2+2=4, entonces también sería cierto que 2+2=3.
A partir de esa consideración, los filósofos escépticos han diseñado un argumento, denominado argumento
del dialelo, contra la posibilidad de que exista conocimiento. El argumento en cuestión discurre del
siguiente modo: 1. Hasta que no conozcamos con seguridad que los primeros principios lógicos son
verdaderos, no podemos saber que existan proposiciones verdaderas como opuestas a las falsas. Ya que
eso sólo ocurriría si se supone la verdad de los primeros principios lógicos. 2. Pero si intentamos demostrar
que los primeros principios lógicos son verdaderos, estamos suponiendo que una misma proposición no
puede ser verdadera y no verdadera a la vez; es decir, estamos suponiendo la validez de lo que queremos
demostrar. Por tanto, caemos en un círculo vicioso. 3. Luego no hay forma de demostrar que los primeros
principios de la lógica sean verdaderos, porque a la hora de demostrar que son verdaderos suponemos su
verdad; y como todo nuestro conocimiento depende de ellos, el escéptico saca la conclusión de que
cualquier conocimiento es lógicamente injustificable. Se ha criticado al escéptico diciendo que si él afirma
que no existe la verdad está suponiendo que su frase es verdadera, y por tanto se autocontradice. Pero
éste podría replicar señalando que todo es contradictorio, incluida la frase no existe la verdad. La forma en
que los racionalistas contestan al argumento de dialelo es diciendo que ellos no pretenden demostrar la
verdad de los primeros principio sino que saben que son verdaderos porque su verdad se muestra en una
intuición racional. Y si el escéptico pregunta ¿cómo saben que lo que ven en la intuición racional es
verdadero?, el racionalista diría que es que él ve que es verdadero; es decir, que la intuición racional
conlleva no sólo ver la proposición, sino ver que es verdadera. Muchos filósofos han criticado que ese
ver sea suficiente para justificar la validez de los primeros principios de la lógica. Una manera de criticar el
argumento del dialelo señalaría que los primeros principios no deben entenderse como proposiciones que
puedan ser, o no, verdaderas, sino como las reglas de juego del pensar. Según esto, los primeros principios
son los que establecen las condiciones de aquello que podrá ser denominado posteriormente verdadero o
falso, pero ellos mismos no son ni una cosa ni otra. Son principios válidos para establecer las reglas de
juego del pensar racional, nada más. Y sólo una vez que se aceptan esos principios es cuando tiene sentido
que haya proposiciones verdaderas o falsas, pero no antes. Análogamente, las reglas de cualquier juego
establecen qué jugadas estarán permitidas y cuales prohibidas; pero esas jugadas sólo están permitidas o prohibidas una
vez que se aceptan las reglas del juego. Si las reglas del ajedrez establecen
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