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Ensayo ¿Cómo separar al cuerpo del alma?


Enviado por   •  12 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  1.355 Palabras (6 Páginas)  •  236 Visitas

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El casi strictu senso

     ¿Cómo separar al cuerpo del alma?,  Aristóteles dijo; “cuerpo y alma son uno solo, no se constituyen por separado”, y es en cuanto a esto que me atrevo a decir que  en su ensayo, Del cuento breve y sus alrededores (Último round, 1969) Julio Cortázar(…), es un claro ejemplo de disentimiento puesto es la excepción de sus tantas obras literarias que han resultado un éxito como a mi parecer, Final del juego (Continuidad en los parques, 1964). Resulta inaudito como  un maestro de la escritura de merecido reconocimiento puede perder el ingenio y la perspicacia para redactar la obra que mencione al comienzo, no me refiero a los recursos literarios que usa y mucho menos por la manera creativa de darle vida, si no por su ambigüedad y paradojismo.

     La esfericidad es un término con el cual el escritor argentino se refiere a un ciclo perfecto e implacable cuya función es netamente artística que requiere de la participación e inclusión del narrador y el cual utiliza en su obra, Cortázar (1969) afirma.

Dicho de otro modo, el sentimiento de la esfera debe existir de alguna manera al acto de escribir el cuento como si el narrador, sometido por la forma que asume se moviera implícitamente en ella y la llevara a su extrema tensión, lo que hace precisamente la perfección de la forma esférica. (p.35).

     En relación a esto Cortázar nos invita a sus lectores y en especial a aquellos que escriben cuentos contemporáneos a intervenir en sus creaciones sin la necesidad de expresarlo literalmente como tal, tiene razón hasta el punto en que todo autor utiliza a la literatura como instrumento de expresión, de identificación y manifestación, de otra manera es el mundo experimental de estos autores el cual nos es servido en los libros.

     Sin embargo existe y existirá siempre un lazo entre el creador y su creación, una esfera tal cual él la menciona no tiene un inicio ni un final, por tanto constituyen uno solo, es ilógico tratar de dividirla en dos, empezando porque no sabría el autor discernir entre aquello que aporto él como escritor y el punto en el cual comienza a tomar vida la obra por sí misma, tan absurdo como desprender al alma de un cuerpo que sin este es completamente inservible y desechable por más pura y divina se crea que es, es tan solo forma, espíritu, que no por adorno se encuentra atrapada en materia, todo tiene un objetivo y el del cuerpo es darle utilidad al alma.

     Así mismo ir al doctor no  nos curara de la enfermedad, el medicamento será quien quizá lo haga y aun así no estaremos inmediata y completamente curados, lo mismo sucede con los autores, el éxito de sus creaciones esta muchas veces en la tortura que viven estos mismos, anécdotas, experiencias, condiciones de vida, condiciones mentales e “incondiciones”, a lo cual Cortázar considera vanidoso. Estas le dan sean o no con intención credibilidad y familiarización al receptor tanto con el autor como con su obra, así mismo y al igual que el medicamento, narrarle a otros sus enigmas o dilemas no borrara una cicatriz de tal magnitud, tal vez la alivie pero no va a pasar de ahí, Cortázar (1969) platea.

Esto lleva necesariamente a la cuestión de la técnica narrativa, entendiendo por esto el especial enlace en que se sitúan el narrador y lo narrado. Personalmente ese enlace se me ha dado siempre como una polarización, es decir que si existe el obvio puente de un lenguaje yendo de una voluntad de expresión a la expresión misma, a la vez ese puente me separa, como escritor, del cuento como cosa escrita, al punto que el relato queda siempre, con la última palabra, en la orilla opuesta. (p.35)

     La autarquía de la cual nos habla pretende una producción por “bipartición” es decir del creador que es la madre, se desprende su narración y su condición de narrador, aquí ha caído en un contradictorio error, nos pinta un puente que no existe puesto que o estamos en un lado de este, o en el otro, mas no en ambos, pretende este escritor expulsar del cuerpo una narración que cree cobra vida por sí misma y se concibe como enajenada, quedando tan solo separada por un insípido rio… Se le olvido a Cortázar que los puentes fueron creados por que el hombre está en un constante viaje y de la misma manera no habrá rio que pueda interrumpir la relación del autor como demiurgo y su obra, si es así como se vale él para escribir como piensa; a través de un exorcismo, déjenme decirles que nos ha dejado de herencia sus polémicas existenciales, pasionales y hasta enfermedades.

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