Estamos haciendo este estudio, bajo la forma de video, titulado “dentro de la iglesia pero no salvos”. Vamos a hacernos la siguiente pregunta: estar dentro de la iglesia
Victor Sales LòpezPráctica o problema17 de Agosto de 2017
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DENTRO DE LA IGLESIA PERO NO SALVOS
INTRODUCCION
Estamos haciendo este estudio, bajo la forma de video, titulado “dentro de la iglesia pero no salvos”. Vamos a hacernos la siguiente pregunta: estar dentro de la iglesia ¿significa ser salvo?.
Este video va a aparecer publicado en mi blog, que es un blog cristiano, cuya dirección es:
Hay unas palabras de Jesucristo al respecto que, de alguna manera, anticipan una respuesta y que podemos encontrar en:
Mateo, 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Lisa y llanamente, Jesucristo está diciendo que no todo el que lo llame Señor será salvo. En la Biblia, cuando se quiere poner énfasis en una palabra, se la repite. En Isaías, 6 Dios es “santo, santo, santo”.
Isaías, 6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
Aquí se pone énfasis en la santidad de Dios.
Cuando en el pasaje que vimos de Mateo 7:21 Jesucristo dice “no todo el que me dice Señor, Señor (dos veces) entrara en el reino de los cielos”, está queriendo decir que no todo el que le diga Señor “con énfasis” será salvo.
Pero ¿quiénes son lo que llamarían Señor a Jesucristo y podrían no entrar en el reino de los cielos?. ¿Los incrédulos?. ¿Los ateos?. ¿Los científicos?. ¿Los que profesan otras religiones?. Ninguno de estos llamaría jamás “Señor” a Jesucristo: algunos por su incredulidad y otros porque llaman “señor” a otros dioses. Los únicos que llaman “Señor” a Jesucristo son, en principio, los cristianos (católicos y protestantes). Entonces, lo que Jesús está diciendo es que “de entre los que se proclamen cristianos, no todos los que me llamen Señor serán salvos”.
Jesucristo, cuando dijo estas palabras de Mateo, 7:21, estaba anticipando lo que sería una (triste) realidad dentro de la iglesia, a lo largo de su historia: que habría gente que, a pesar de confesar su nombre, no sería salva.
Por estas palabras de Jesucristo podemos llegar a la conclusión de que “no todo el que dice que es cristiano verdaderamente lo es”.
Por último, para comprender mejor este estudio, te sugiero que veas, en mi blog, un video de una predica mía llamado “La salvación”.
LOS TIBIOS
Los “tibios” son aquellos que se autoproclaman cristianos, pero que la Biblia ya anticipa que no son salvos y también estas son “palabras de Jesucristo”:
Apocalipsis, 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
La Biblia habla entonces de lo que podríamos llamar las tres “temperaturas espirituales”:
[1] fríos;
[2] calientes; y
[3] tibios;
¿Quiénes son los “fríos”?. Son los “incrédulos” y, por supuesto, están “fuera de la iglesia”.
¿Quiénes son los “calientes”?. Son los creyentes activos “llenos del Espíritu Santo”, los cristianos verdaderos y, por supuesto, están “dentro de la iglesia”.
¿Quiénes son y donde están los tibios?.
Primero definamos que son: son personas que han confesado a Cristo de labios, pero no lo han creído en el corazón (lo han hecho sin fe), motivo por el cual el Espíritu Santo nunca ha venido sobre ellos para comenzar con su obra de regeneración de Juan, 3.
No se han cumplido, aquí, los requisitos de Romanos, 10:9-10 para ser salvos:
[1] confesar con la boca que Jesús es el Señor (Dios), que Dios lo resucito de entre los muertos; y creer lo anterior en el corazón;
Estas personas normalmente están bautizadas, participan de la Santa Cena e, incluso, de algunas actividades de la iglesia. Pero son personas que no son salvas y que, por lo tanto, continúan perdidas.
¿Cómo sabemos que “están dentro de la iglesia”?.
La iglesia es el cuerpo de Cristo:
Romanos, 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
1 Corintios, 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Efesios, 4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Jesucristo dice que los vomitara de su boca, lo cual significa que los tibios están en la “boca de Cristo”, es decir, están “dentro del cuerpo de Cristo”.
¿Cómo sabemos que no son salvos?.
Jesucristo dice que serán “vomitados”, lo cual implica “salir del cuerpo”. Ellos no participaran del “rapto de la iglesia”, al igual que los incrédulos.
Estos cristianos conocen el Evangelio, pero no están convertidos. Han confesado a cristo pero no han creído (si hubiesen creído, el Espíritu Santo hubiese venido sobre ellos y hubiesen sido transformados). El postrer estado de ellos viene a ser peor que el primero, como dice Pedro:
2 Pedro, 2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 2:22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
No se pierdan el detalle de los anteriores pasajes. Pedro pone énfasis en la palabra “conocer” que viene del griego “gnosis”. La palabra “creer”, en cambio, viene del griego “pistis” y no es usada por Pedro en estos pasajes. Pedro solo usa la palabra “gnosis” en sus diversas formas. Estas personas “conocieron” el Evangelio pero no lo han “creído”. Conocer no es creer. Si hubiesen creído (tenido fe) el Espíritu Santo hubiese venido sobre ellos y serian salvos y no “tibios y vomitados”.
LOS QUE CONFIAN EN SUS OBRAS
Somos salvos por gracia (la causa de la salvación), por medio de la fe (el medio) y no por obras para que, como dice Pablo, “nadie se gloríe”, es decir, para que nadie pueda jactarse de haberse salvado por sus propios actos.
Pablo dijo esto en:
Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Somos “salvos [justificados] por fe”.
Romanos, 5:1 Justificados [salvos], pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
La fe es el “boleto de entrada” a la gracia, que es la causa de la salvación:
Romanos, 5:2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Pedro y Santiago hablan el mismo lenguaje de Pablo en el concilio celebrado en Jerusalén (Hechos, 15):
(Pedro) Hechos, 15:10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos [que los gentiles].
(Santiago) Hechos, 15:24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,
Este es el Evangelio de gracia que predico Pablo:
Gálatas, 2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
En este versículo puede resumirse toda la “doctrina de la salvación por gracia”. Pablo declara que si por nuestras obras (la ley) fuese nuestra salvación (justicia) por demás murió Cristo (Cristo murió en vano).
¿Para que murió Cristo de una forma tan horrible?. ¿No hubiese sido más fácil – y menos doloroso – que Dios igualmente nos hubiese dado su Evangelio y, el creía, era salvo y, el que no, condenado?. Si, en parte, somos artífices de nuestra propia salvación ¿para qué paso Cristo por la cruz?.
Este el gran tema de la Epístola a los Gálatas: las salvación por obras vs. la salvación por fe. No se pierdan el detalle de lo que Pablo les dice a los Gálatas (y también a nosotros) en los siguientes pasajes:
Gálatas, 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3:3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 3:4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. 3:5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Los que, aun reconociendo la obra de Cristo en la cruz, dicen que “para ser salvos hay que obedecer”, olvidan que el Espíritu Santo no viene sobre nosotros por nuestras obras. El Espíritu Santo y la salvación se reciben por fe. Recién ahí, al morar en nosotros el Espíritu Santo, podemos dar frutos como cristianos. La obediencia (entre otras obras) es fruto de la salvación y no su causa. No somos salvos por obedecer sino que podemos obedecer porque somos salvos. Obedecemos a Dios porque tenemos al Espíritu Santo, al cual recibimos previamente por fe y no al revés.
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