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Etica Y Valores


Enviado por   •  28 de Febrero de 2015  •  1.955 Palabras (8 Páginas)  •  151 Visitas

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Ética y Servicio

Se es feliz sirviendo a los demás

Por Karin Schmidt O.

Pretendo mostrar que un trabajo acabado y bien hecho, cualquiera que éste sea, constituye la forma más concreta de servir a los demás: del hecho de cómo seamos capaces de trabajar dependerá la calidad de servicio que logremos prestar. Y que el prestar un buen servicio "ese saber hacer", es algo que tiene mucho que ver con la ética.

Pienso que todos hemos escuchado alguna vez, al agradecer una prestación o simplemente al efectuar una compra, la instantánea respuesta "estamos para servirle". Quisiera que nos detuviéramos a analizar esta respuesta; que, tal vez al oírla o incluso para aquellos que la emplean a diario, resulta una frase a la que no la hemos considerado más que como un mero cumplido. O, y en el mejor de los casos, nos ha parecido una de las tantas formalidades de rigor. Pues, ¿qué significa servir?

Podríamos decir que servir es una actitud interna de colaboración y ayuda que se presta a los demás; la manifestación de una entrega generosa, porque somos conscientes de que tenemos algo que dar a otros.

De algún modo, una persona servicial es alguien que ha sido capaz de vencerse a sí mismo y superar el egoísmo y la comodidad. Por lo mismo, probablemente sea bastante feliz.

Podríamos preguntarnos, entonces, qué motiva o ha motivado a tantas personas que han hecho de su vida un constante servicio a los demás. ¿Qué hace que esas personas muchas veces renuncien, incluso heroicamente, a sus propios gustos y caprichos y, más aún, a algunos nobles ideales humanos, porque ven que hay algo superior por lo cual vale la pena servir a los demás? Me parece que este modo de servir, el hacer de la vida un servicio, no es más que el reflejo de nuestra capacidad de amar. Amar y servir resulta un binomio difícil de separar; pues servir pasa a ser la manifestación más concreta y directa de nuestra capacidad de amar. Es por eso que advertimos paz y alegría profunda en todos aquellos que nos han dado testimonio, con su vida, de la grandeza de alma que constituye vivir para servirnos entre nosotros los seres humanos. Se es feliz sirviendo a los demás.

Se ve, entonces, que la alegría basada en el olvido de uno mismo representa la mejor prueba de amor: no hay mayor grandeza que entregar nuestra vida para poder ser útiles a los demás.

Estamos conscientes de que ser servicial no es algo que traigamos de origen sino que, por el contrario, es algo que se adquiere. Y no de la noche a la mañana, precisamente; sino a base de repetidos y constantes actos en tal sentido: en el plano familiar, en el laboral, en nuestras relaciones de amistad, etc. Es esa atención por las necesidades de los otros y la disposición a querer ayudarles "que va desde lo más doméstico y cotidiano hasta lo más trascendente"lo que hace que digamos que una persona es servicial, que sirve a otros.

La manera que tenemos los seres humanos de servirnos unos a otros es precisamente en nuestros afanes diarios, en nuestro trabajo profesional. Es allí que servimos y cooperamos al bien de los demás. Me vienen a la memoria una serie de ocupaciones que suelen ser poco agradecidas, quizás por el hecho de ser servicios más bien anónimos y que por lo mismo pasan inadvertidos. Por ejemplo, los de quienes trabajan como conserjes de edificios, los basureros, los vendedores de tiendas, una secretaria, el repartidor del diario o el cartero. Hay muchas personas que diariamente nos prestan una multitud de pequeños servicios y que nos ayudan a tener una vida más grata y feliz. A ellos deberíamos estarles profundamente agradecidos, traduciendo nuestro agradecimiento también en un servicio: actos concretos para con ellos, aunque sean cosas pequeñas o de detalles. Tal vez una mirada amable o un saludo cariñoso.

Qué importante resulta saber valorar el trabajo de los demás. Todo trabajo noble tiene un valor en sí mismo, sin importar el tipo de actividad de que se trate. Lo importante es que esa actividad, cualquiera que sea, devenga en ocasión de perfeccionamiento y colaboración con los demás.

Actualmente, es sabido que las empresas tienen gran interés por capacitar a los trabajadores para que presten un buen servicio, ya sea en sus relaciones internas o con los clientes. Se entiende que inculcar una actitud de servicio en los trabajadores es, en buena medida, garantía de éxito de cualquier actividad que se emprenda. Sin embargo, y como paradójicamente lo han señalado quienes se dedican a la capacitación empresarial, resulta ser una de las cosas más difíciles de lograr. ¿Por qué?

Ya lo señalábamos: no es algo que se logre de la noche a la mañana, sino que significa una actitud y predisposición a querer ayudar verdaderamente y, de modo más preciso, a tratar a los otros de acuerdo a como lo merece su calidad de seres humanos, con espíritu de servicio que contribuya a su propio bien.

Hay un autor que, en relación al trabajo, plantea casi como una idea fuerza o leit motiv lo siguiente:"para servir, servir". Teniendo en cuenta que nuestro trabajo profesional constituye un medio de perfeccionamiento y, como hemos dicho, es también ocasión de servicio para los demás, hace falta que lo hagamos bien. Se sirve a los demás hombres con un trabajo acabado, bien hecho, realizado con la máxima perfección material posible dentro de las capacidades de cada cual, haciendo un esfuerzo por ser competentes en aquello que nos toca realizar, siempre dando lo mejor de sí, procurando ser eficientes y eficaces. Esta eficiencia muy probablemente hará que la empresa para la que trabajamos obtenga una mayor rentabilidad, pero, más importante aún, hará de la persona un ser realizado y contento por la efectiva labor que se encuentra efectuando; generando, de paso, un ambiente

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