Fabula: Los zapatos nuevos del ciempiés

Los zapatos nuevos del ciempiés

Era se una vez, en un bosque hermoso y muy verde, existía una pequeña aldea de insectos de todos los tipos: de todo tipo de colores; altos o pequeños, largos y cortos, con seis y ocho patas, con alas o sin ellas.

Un día en la mañana estaban en el centro la señorita Mariposa salió en busca de todos sus amigos de la aldea, pues se acercaba su cumpleaños y quería hacer una gran fiesta con todos ellos presentes. Ya en el centro de la aldea vio que estaban reunidos varios de sus amigos platicando juntos y quiso aprovechar para invitarlos:

- Muy buenos días chicos y chicas - dijo muy alegre la señorita Mariposa

- Buenos días – contestaron todos en coro fuerte y atento

- que se te ofrece señorita mariposa – pregunto la señora Oruga

- nada amigos, es solo que are una fiesta al rato en la tarde por ser mi cumpleaños, y quisiera invitarlos a todos para que asistan y nos divirtamos juntos – le contesto ella

- esta bien yo iré, pero primero tendré que arreglarme muy bien para verme presentable – dijo don Mantis Religiosa

- todos tendremos que hacerlo – afirmo el joven ciempiés

- pero tu serás la mas hermosa de todos y todas Mariposita – volvió a hablar la señora oruga,

En ese momento al joven ciempiés no le pareció bien el comentario de la señora oruga,

- ¿por qué lo dice señora oruga? – pregunto algo molesto el ciempiés

- por que ella tiene unas alas hermosas y brillantes – le respondió la oruga

La señorita mariposa era una mariposa de alas de Cristal, una especie que tiene sus alas como si fueran de vidrio, transparentes, pero con un reflejo de colores bonitos, suaves y muy nobles: como el azul cielo, un rosa bajito y un poco de amarillo y morado

- ¡Bueno, esta bien, allá nos veremos! – dijo muy fuerte el joven ciempiés

Y fue así como todos se fueron a sus casas a preparase, excepto el joven ciempiés, el decidió mejor ir al mercado, a buscar algo con lo que se pudiera ver mas guapo y brillante,

- tengo que comprarme algo con lo que me pueda ver mucho mejor que esa mariposa fea, algo mejor que sus alas – pensó el ciempiés, pues el quería ser el mejor en todo.

En unos minutos vio la zapatería de la señora cigarra, se animo y entro en ella a buscar los zapatos más brillantes que pudiera encontrar.

- ¿Qué tal doña cigarra? Buenas tardes, ¿me podría vender unos zapatos? –

- ¡Por su puesto! – contesto

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