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Fahrenheit 451


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  1.642 Palabras (7 Páginas)  •  296 Visitas

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En un inicio, el inicio de la historia, hay libros, cientos de ellos, siendo arrojados al interior de una casa, siendo rociados con petróleo, para ser incinerados, y destruidos por un bombero el cual nunca pensó en lo que sucedería después de aquel incendio.

Nuestro bombero causante de ese incendio se llama Montag, y él se fue a casa, como cualquier otro día, lo que nunca imagino es que la señorita que se encontraría en aquella esquina le cambiaría la vida. Una joven, como antes dije, se encontró con Montag en una esquina y le empezó a hacer cuestiones como: “¿Sabía que antes los bomberos no causaban incendios sino que los apagaban?” o “¿nunca ha notado la luna?” estas cuestiones afectan a Montag cambiando su forma de pensar y ver las cosas. En tan solo tres días de ver a la joven Clarisse, Montag, se acostumbró, se creó una forma de vida introduciendo a Clarisse en ella, apreciando las cosas y escuchando las locuras que su amiga Clarisse le contaba: “la gente dice que soy insociable. Que soy extraña, se equivocan soy muy sociable, bueno, todo depende de que entiendan por sociable ¿no?”.

Esa vez se despidieron normalmente, después de charlar un rato, pero, a partir de ese día su forma de vivir volvería a cambiar, ya que pasó siete días sin ver a Clarisse, siete días en los que realizaba cosas extrañas dentro del cuartel, siete días en los que dudaba acerca de quemar, al séptimo día, sonó una alarma, y dio una dirección a donde ir como siempre, el cuerpo de bomberos se miraron unos a otros ya que estaban jugando con sus cartas, todos pusieron boca a bajo sus cartas y marcharon a la dirección dada, pero Montag se quedo un momento inmóvil en su asiento, Beaty el jefe de los bomberos le hablo e hizo que reaccionara, y fuera con ellos en el vehículo. Llegaron a la casa, entraron con hachas como siempre y buscaron donde se ocultaban los libros, la mujer dueña de la casa solo se quedó observando, mientras tanto, Montag reviso el sótano, y cuando abrió un armario, cientos de libros cayeron sobre él, y él solo se quedó pasmado, sintió un libro en su mano, y sin darse cuenta lo metió debajo de su axila el libro, y avisó a los demás sobre el montón de los libros, los demás bomberos rociaban combustible por la cas, mientras que la señora de la casa miraba con ojos acusadores a Montag, lo que después aconteció fue que la señora no quizó salir de su casa y abandonar sus libros, así que prendió un fosforo e incendio la casa con ella dentro.

Al día siguiente, Montag fingió estar enfermo para no ir al trabajo, y tal vez leer el libro que tenía debajo de la almohada. Lo que nunca imaginó es que Beaty llegaría a su casa, para contarle la verdad sobre los bomberos, y porque estaban prohibidos los libros, también hizo mención a que todos los bomberos aunque sea una vez habían robado un libro, y que se les daba un día para que lo leyeran y después lo quemaran.

Después de que se fue Beaty, Montag quizó decirle a su esposa Mildred que había robado un libro, pero en vez de eso, abrió la escotilla del aire acondicionado de donde salieron libros de todos tamaños y colores, lo que enloqueció a Mildred y quizó quemarlos de inmediato pero Montag la detuvo y le pidió como un favor que le ayudara a leer los libros que él tenía.

Montag junto con Mildred empezaron a revisar los libros robados, como siempre, Mildred cuestionó a Montag acerca del porque tener los libros, Montag le dijo, que, aunque los autores ya estuvieran muertos, de una u otra manera, lo que decían esos libros se dirigían a Clarisse. Montag sabía que solo tenía 24 horas para leer los libros, así que quizó leerlos todos, y empezó a leerlos muy rápido, pero entonces reacciono y pensó que si solo tenía 24 horas para leerlos cada palabra tenía que ser recordada. Entre los libros que leían Montag encontró uno muy singular: LA BIBLIA. Él quería contarle a alguien sobre esto para que lo guardara y recordó a un viejo maestro que había conocido en la banca de un parque, así que fue, y busco en su cajón en el folder “investigaciones pendientes” el número telefónico que el viejo maestro de nombre Faber le había dado aquella vez, y le llamó, Faber respondió algo nervioso, y cuando Montag le preguntó “¿Cuántos ejemplares de la biblia quedan?” Faber muy descontrolado y nervioso respondió: “ninguno, no queda ninguno tanto usted como yo lo sabemos bien”.

Con esta repuesta Montag afirmó la necesidad de preservar ese valioso libro, así que fue a la casa de Faber, mientras iba en el metro, leía un capítulo de la biblia, pero la música promocional de un dentífrico le evitaba aprenderlo, así que

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