Garcilaso de la Vega

Garcilaso de la Vega fue influenciado por la poesía de Petrarca, poeta que se dedicó al amor generalmente, en el momento que lo desterraron a Italia (Nápoles) por asistir a una boda no autorizada. Ahí aprendió lo que a lo largo de su vida reflejó en sus obras, gracias a la lírica italiana. Otro aspecto que lo influenció fue el hecho de que conociese a Isabel Freire, mujer a la que supuestamente está dedicado esta composición. Isabel, o Elisa (nombre con el que se refería a ella en sus poemas), era su fuente de inspiración, ya que se decía que la mayoría de sus obras, hasta las más importantes como las tres églogas, iban dedicadas a ella. Siempre que escribía sobre su señora, su amada, hablaba de su total entrega y amor no correspondido hacia ella, como se aprecia en este soneto. Este fue escrito en el Renacimiento, fundamental movimiento cultural europeo que surgió en Italia en el siglo XV y llegó a España en el siglo XVI. Este giró en torno al humanísimo, que consistía en que el hombre era el centro del universo, cosa que se había perdido por la llegada del cristianismo; y además se recuperaron las tradiciones grecolatinas, lo que permitió el retorno de la perspectiva clásica. Se desarrollaron nuevos modelos métricos como el soneto y el endecasílabo y gracias a la invención de la imprenta la lírica renacentista tuvo la repercusión que tuvo. El soneto pertenece a la lírica, uno de los géneros literarios del renacimiento. Se caracteriza por el uso del endecasílabo, la expresión en forma de soneto, además de utilizar un vocabulario refinado pero sencillo y natural. Garcilaso, la voz poética, tenía la intención de llamar la atención de su amada diciéndole el mal que le causa su muerte y el hecho de que él viva una vida larga sin que ella esté, en modo de texto literario.

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