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Garcilaso de la Vega


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  1.907 Palabras (8 Páginas)  •  224 Visitas

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Apunte biográfico.

Garcilaso de la Vega nació en Toledo en 1501 y fue de familia noble. Tomó parte en varias expediciones militares en la Isla de Rodas , en Grecia, contra los turcos otomanos; y en Francia (contra Francisco I de Valois en 1522. Estuvo en Italia, en Bolonia. Fue herido por los turcos en Túnez (en África) en 1534 y en Provenza (Italia), se lanzó sin casco ni coraza al frente de sus soldados, fue herido en la cabeza por una

piedra del enemigo, y murió pocos días después en Niza, en octubre de 1536, a los 35 años de edad. Garcilaso casó en 1525 con doña Elena de Zúñiga, matrimonio que no le trajo la felicidad. Un año después conoció a doña Isabel Freyre, dama portuguesa de la emperatriz (María de Portugal [Casa de Aviz]) de quien se enamoró perdidamente y que había de tener gran influencia en su obra poética. Es la «Elisa» de sus versos. Garcilaso de la Vega es, en lo humano, la más perfecta encarnación del ideal del cortesano renacentista, tal como lo había definido Castiglione. Era hombre de gran atractivo personal, tanto por su aspecto físico como por su carácter, su inteligencia, y sus condiciones de hombre de mundo. Fue la cabal fusión del hombre de armas y de letras. Como escritor, realizó la obra poética que mayor trascendencia ha tenido en la lírica castellana. Sabía a la perfección el griego, el latín, el italiano, y el francés. Hombre universal, vivió en su corta vida toda una carrera de amores, de heroísmos, de creación intensa, de acción real y de platónicos idealismos.

Sus obras

Las obras poéticas de Garcilaso fueron publicadas por primera vez siete años después de su muerte, formando un IV libro en la edición barcelonesa del poeta Boscán de 1543. Sólo en 1569, después de 19 ediciones de la obra conjunta de los dos introductores del italianismo (Boscán y Garcilaso), se publicó en Salamanca la primera edición aparte de la obra poética de Garcilaso. En 1574, el famoso catedrático de

Retórica de Salamanca, Francisco Sánchez («el Brocense»), publicó su primera edición anotada de las obras del toledano, convertido en un clásico indiscutible. En 1580 publica Fernando de Herrera (otro poeta renacentista) una nueva edición comentada. En 1622, el erudito toledano Tomás Tamayo de Vargas hace imprimir otra nueva edición comentada de Garcilaso. Finalmente, en 1765, el diplomático aragonés José Nicolás de Azara publica su edición comentada de las obras del poeta de Toledo (Garcilaso).

Tomás Navarro Tomás editó en 1911 las obras de Garcilaso basándose en la edición de Herrera de 1580. El hispanista estadounidense Hayward Keniston publicó en 1925 la primera edicion crítica de las obras de Garcilaso. Elias L. Rivers publicó una nueva edición crítica en 1964, en Madrid y Columbus, Ohío (en la Ohio State University). A pesar de su enorme importancia, la obra poética de Garcilaso es de reducida extensión. Consta de tres églogas , dos elegías , una epístola poética , cinco canciones (canciones italianas [canzone]), treinta y ocho sonetos , y unas pocas composiciones breves a la manera tradicional (en octosílabos). Escribió también tres odas en latín.

Las tres églogas representan lo más perfecto de la poesía de Garcilaso. Las tres fueron compuestas durante una estancia del poeta en Nápoles . La égloga Primera, sin embargo, fue escrita en segundo lugar. Aquí intervienen dos pastores: Salicio, quien lamenta los desdenes de Galatea; y Nemoroso, quien llora la muerte de Elisa. El poeta se desdobla en dos personajes: en el primero, encarna el despecho del enamorado que

asedia a su amada infructuosamente; en el segundo, se resume la honda ternura producida por su pérdida ya definitiva. Mediante un proceso de idealización, el poeta ha transformado la realidad, tal como tuvo lugar, en una creación de arte que eterniza los sucesos y los salva de su destrucción. (El crítico inglés Entwiste, en BHS 2, 1925, mantiene que Garcilaso tiene dos etapas: la primera cuando Garcilaso se alejó de Toledo, dejando allí a Isabel Freyre; la segunda, al producirse la muerte de la portuguesa). El sentimiento se va purificando y espiritualizando progresivamente hasta culminar en la melancólica esperanza con que sueña Nemoroso el amor entre los bienaventurados. O sea, el poeta afirma su fe en una última realidad ideal, en un cielo poético por donde ella camina y en el que él espera acompañarla en un día sin fin, a su

lado, salvada para siempre de todo lo caduco. La égloga primera, según Rafael Lapesa (La trayectoria poética de Garcilaso), marca la más alta cima de la poesía garcilasiana. Ninguna ha llegado a tan estrecha unión del sentimiento y la forma. Los versos fluyen sueltos, límpidos. Al terminar la égloga, creemos volver, como los pastores, de un sueño en que la belleza y el dolor se hubieran eternizado. La égloga II consta de dos partes: en la primera, el pastor Albanio refiere sus amores por Camila, y en la segunda, Nemoroso hace una apología, bajo forma alegórica, de la Casa de [los Duques de] Alba. Según los críticos Menéndez y Pelayo, Keniston, y Navarro-Tomás, Albanio representaría al Duque de Alba y la égloga referiría sus

amores con su esposa, doa María Enríquez. Lapesa rechaza esta hipótesis tradicional y duda a la vez que Albanio pueda identificarse con el poeta (desdoblado). Aquí, según él, Albanio encarnaría la pasión desesperada, y Nemoroso la libertad conseguida tras dura lucha. Queda la posibilidad de que Albanio sea el hermano menor del duque, don Bernardino de Toledo, muerto prematuramente, y que la obra, fundiendo lo pastoral y lo heroico, esté protagonizada por los dos varones de la Casa de Alba: el Duque, cantado como guerrero victorioso, y el joven, compadecido en sus desventuras de amor. La égloga III fue posiblemente la última composición escrita del poeta.

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