ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Gato Bajo La Lluvia


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  1.050 Palabras (5 Páginas)  •  491 Visitas

Página 1 de 5

En el hotel sólo había dos americanos. No conocían a ninguna de las personas con las que se cruzaban en la escalera cuando iban y venían de su habitación. La habitación estaba en la segunda planta, con vistas al mar. También daba al jardín público y al monumento de los caídos. En el jardín público había grandes palmeras y unos bancos verdes. Cuando hacía buen tiempo siempre había un artista con su caballete. A los artistas les gustaba cómo crecían las palmeras y los vivos colores de los hoteles que daban a los jardines y al mar.

Los italianos llegaban desde muy lejos para ver el monumento a los caídos. Era de bronce y relucía bajo la lluvia. Estaba lloviendo. Las palmeras goteaban. El agua formaba charcos en los caminos de grava. El mar rompía en una larga línea bajo la lluvia, retrocedía sobre la playa para volver a coger fuerza y romper otra vez en una larga línea bajo la lluvia. En la plaza donde estaba el monumento a los caídos no quedaba ningún coche. Al otro lado de la plaza, en la entrada de un café, un camarero contemplaba la plaza solitaria.

La esposa americana estaba sentada junto a la ventana, mirando la calle.

Fuera, justo debajo de la ventana, una gata se acurrucaba bajo una de las empapadas mesas verdes. La gata intentaba reducir al máximo su tamaño para no mojarse.

–Voy a bajar a recoger a ese gatito –dijo la americana.

–Ya lo haré yo –se ofreció el marido desde la cama.

–No, lo haré yo. El pobrecito está debajo de una mesa procurando no mojarse.

El marido siguió leyendo, incorporado al pie de la cama con la ayuda de dos almohadones.

–No te mojes –le dijo.

La mujer bajó y el propietario del hotel se levantó y la saludó con la cabeza al pasar junto a su despacho. Su escritorio estaba en el fondo del despacho. Era un anciano muy alto.

–Il piove –dijo la mujer. Le caía bien el propietario.

–Sí, sí, signora, brutto tempo. Muy mal tiempo.

Se quedó detrás de su escritorio, en el extremo en penumbra del despacho. Le caía bien a la mujer. Le gustaba la tremenda seriedad con que recibía cualquier queja. Le gustaba su dignidad. Le gustaba la manera en que quería servirla. Le gustaba cómo asumía su papel de propietario del hotel. Le gustaba su cara vieja y tosca y sus manos grandes.

Pensando en cuánto le gustaba, abrió la puerta y miró fuera. Ahora llovía con más fuerza. Un hombre con un impermeable cruzaba la plaza vacía hacia el café. El gato debía de estar más o menos a la derecha. Quizá podría llegar sin tener que dejar la protección de los aleros. Mientras estaba en la puerta, se abrió un paraguas a su espalda. Era la doncella que les limpiaba la habitación.

–No debe mojarse –dijo en italiano, sonriendo. Evidentemente, el propietario la había llamado.

Con la doncella sujetándole el paraguas, recorrió el camino de grava hasta que estuvo bajo su ventana del hotel. Allí estaba la mesa, de un verde abrillantado por la lluvia, pero el gato había desaparecido. La doncella levantó la mirada.

–Ha perduto qualche cosa, signora?

–Había un gato–dijo la americana.

–¿Un gato?

–Sí, il gatto.

–¿Un gato? –La doncella se echó a reír – ¿Un gato bajo la lluvia?

–Sí –dijo la americana–, debajo de la mesa. —Y a continuación—: Vaya, me moría de ganas de tenerlo. Quería un gatito.

Cuando

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (6.4 Kb)  
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com