Guía Del Español En America
evelynvasquezi24 de Abril de 2012
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El Español de América
La lengua española fue llevada a América a raíz del descubrimiento y posterior coloniza¬ción de este continente. la difusión de la len¬gua entre la población americana indígena se produjo, como en los casos de las otras len¬guas europeas trasplantadas a América, de una manera paralela al proceso de ocupación colonial de hablantes de la lengua nueva, hecho que generó un bilingüismo progresivo entre la población indígena. La culturización de los aborígenes fue dejando paso al aban¬dono de la lengua materna y a la adopción del español como lengua propia de la cultu¬ra y de las relaciones con el poder.
Parece ser que las lenguas habladas en América en el momento del descubrimiento —lenguas llamadas precolombinas o amerin¬dias— pasaban del millar. Sin embargo, no es posible precisar el número exacto ni las características de muchas de ellas, ya que buena parte de las mismas han desaparecido antes de haber podido ser estudiadas. Sea como sea, resulta sorprendente para los espe¬cialistas la diversidad que presentan las len¬guas amerindias. América es un continente que no fue poblado hasta tiempos relativa¬mente recientes (hace unos 20.000 años); de aquí que los lingüistas no se expliquen cómo en tan poco tiempo las lenguas pudieron diversificarse tanto.
Las lenguas amerindias, que se agrupan en cien familias, tienen una vitalidad varia¬ble según las zonas:
• En algunas zonas han desaparecido.
• En otras se hallan en vías de extinción, como en los territorios que pertenecen a Estados Unidos.
• En otras, aunque gozan de una conside¬rable vitalidad, presentan una gran fragmen¬tación, como en Canadá o Brasil.
• Finalmente, en algunas zonas presentan una gran vitalidad y están en vías de llegar a ocupar posiciones de lenguas de cultura, siendo objeto incluso de cultivo literario. Tal es el caso de la lengua maya, del quechua o del guaraní.
La actitud española en cuanto a la política lingüística adoptada en los territorios coloni¬zados no fue en general de tipo nacionalista. En 1596 Felipe II respondió a los requeri¬mientos del Consejo de Indias diciendo que no creía conveniente forzar a los indígenas a abandonar su lengua, sino que se les ofrece¬ría la posibilidad de aprender la española voluntariamente. También exigió como con¬dición para ser nombrados «curados» (curas) que los aspirantes conociesen la lengua de los indígenas. En 1770 Carlos III se inclinó por una política lingüística asimilista y nom¬bró maestros para que enseñaran español por todos los territorios conquistados, para que «se extingan los diferentes idiomas y sólo se hable el castellano». En 1782, sin embargo, se abandona definitivamente esta política asimilista. Con el propósito del adoc¬trinamiento religioso de los indígenas y de evitar su contacto con los españoles —contac¬to que era considerado peligroso por la baja calidad moral de los emigrados—, los misio¬neros y las autoridades tendían a mantener unidos los núcleos de población alrededor de las lenguas indígenas. Esto hizo que las mayoritarias se conservaran e incluso se extendieran. La orden religiosa que más des¬tacó en este cometido fue la de los jesuitas, a cuya labor se debe el papel preponderante conservado por la lengua guaraní en Para¬guay.
A partir de 1810, con la independencia, los países americanos han seguido, en general, una política lingüística uniformista e integra¬dora de las lenguas amerindias, ya en situa¬ción de clara inferioridad con respecto al español.
Características generales del español de América
A pesar de que ocupa extensas áreas territo¬riales, el español de América presenta una considerable uniformidad. Este es un rasgo propio de las lenguas coloniales. También es una característica colonial la presencia de vulgarismos, tan abundantes en el español de América, aunque distribuidos de una manera irregular según las zonas y en rela¬ción con el origen de los colonizadores y con la época de la colonización.
La concentración de masas de población descendientes de los esclavos traídos de África ha provocado la creación de las llamadas hablas criollas. Esto ha ocurrido con el fran¬cés y el inglés en Haití, en Guyana, en alguna de las Antillas, etcétera. El castellano no ha creado criollos propios, sino sólo formas más o menos vulgares de la lengua, usadas por los sectores de población negra. Los rasgos fonéticos del español de América son básica¬mente coincidentes con el español meridio¬nal o andaluz. Esta coincidencia se explica básicamente por dos razones:
— Se ha demostrado que el porcentaje de colonos andaluces fue más alto que el de los procedentes de cualquier otra zona de la península Ibérica (un 60% de hombres y un 67% de mujeres eran de procedencia andalu¬za). Los otros dialectos meridionales, como el canario y el extremeño, con muchos rasgos comunes con el andaluz, también tuvieron bastante peso en la emigración.
— Muchos colonos procedentes de otras zonas de la Península debían permanecer en Sevilla un largo tiempo hasta obtener el permiso para emigrar. Por tanto, es muy probable que al llegar al nuevo conti¬nente ya presentasen rasgos dialectales an¬daluces, adquiridos durante la espera. Sin embargo, parece ser que la peculiar entona¬ción americana es un rasgo que obedece a la influencia del sustrato de las lenguas amerin¬dias.
Algunos rasgos fonéticos andaluces pre¬sentes en el español de América son los si¬guientes:
• Desaparición de la d intervocálica: peazo, venío.
• Yeísmo.
• Aspiración de la h inicial, aunque sólo en el habla menos culta: jarto, jumo.
• Seseo general y ceceo muy minoritario.
• Aspiración de la s (míhmo, por mismo) y la r final (miráh, por mirar).
• Igualación de l y r en ciertos casos.
Otros rasgos fonéticos no andaluces son:
• Distinción entre b y v en determinadas zonas, propia de otras lenguas peninsulares.
• En algunas áreas aparece la r chicheante que encontrábamos en el subdialecto riojano.
• Los sufijos -eco, -eca, que se han aplica¬do a muchas palabras relacionadas con Amé¬rica: guatemalteco.
• La entonación, tal como hemos dicho, parece ser que se debe al sustrato amerindio.
• El hecho de que la lengua quechua sólo posea tres vocales (a, e y u) es probablemente la causa de que en una determinada zona aparezcan «veda» por «vida» y «buda» por «boda».
Algunos rasgos fonéticos atribuibles a vul¬garismos:
• Paso de e a i: vistido, golpiar.
• Cambio de acento: bául, cardiáco.
• Simplificación de grupos cultos: dotor.
En cuanto a la morfosintaxis, el español de América presenta las siguientes peculiari¬dades:
• Creación de formas femeninas de sus¬tantivos y adjetivos de una sola terminación: huéspeda, viajanta.
• Creación de sustantivos postverbales distintos del español peninsular: bailada, can¬tada.
• Preferencia por la forma del pretérito indefinido frente a la del pretérito perfecto: canté con valor de he cantado.
• Forma cantar con valor del pluscuam¬perfecto, es decir, según la etimología latina, tal como veíamos en el gallego.
• Uso de adjetivos con valor de adverbios: Sonríe lindo, ¡Que les vaya bonito!
• Anteposición del posesivo: ¡Oiga, mi amigo!
• No es corriente el leísmo o sustitución del pronombre lo por le cuando se refiere a una persona, sustitución corriente en la península: No hablé con Juan, pero lo vi.
• Sustitución del futuro por una perífrasis: Nos hemos de ver, por Nos veremos.
• Es frecuente el uso de sufijos diminuti¬vos aplicados a adverbios: ahorita, lueguito.
• Uso de adverbios característicos: recién, a cada nada, al tiro.
El voseo es un rasgo característico de gran parte del español de América. Lo hallamos en Argentina, Uruguay, Paraguay, América Central y parte de México. En muchas otras zonas alterna con el tuteo. El voseo consiste en el uso de «vos» en lugar de «tú». En el siglo XV el español usaba la forma «tú» en el trato familiar, mientras que el tratamiento de respeto exigía «vos». «Vos» fue cayendo en desuso al ser sustituido por «vuestra mer¬ced», forma que ha evolucionado hasta con¬vertirse en «usted». El sistema «tú, voso¬tros/vos» fue exportado a América, donde, al confundir con la forma «usted», se modifi¬có de modo distinto. «Tú» cayó en desuso y su lugar lo ocupó «vos», pasando «usted» al lugar correspondiente al tratamiento de respeto. «Ustedes» se usó como plural de ambos.
El voseo no es general, ya que en algunas zonas conviven «tu» y «usted», siendo el plu¬ral «ustedes» como en andaluz. «Vos» se uti¬liza con pronombres de la segunda persona del singular. Según las zonas, se emplean formas verbales de la segunda persona del singular, del plural, o bien formas sin dipton¬gación: vos cantás.
Peculiaridades léxicas
El léxico hispanoamericano, en lo esencial, es coincidente con el español, pero podemos observar ciertas diferencias entre el léxico de algunas regiones de América y el de España, de la misma manera que muchos vocablos que se usan en Salamanca no se usan en Ara¬gón y a la inversa. Algunas palabras norma¬les en América Latina de uso infrecuente en España son las siguientes:
• agarrar, tomar (coger, en Argentina y Uru-guay)
• bolero (limpiabotas)
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