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IGUALANDIA: un mundo no tan mágico


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2015  •  Trabajos  •  907 Palabras (4 Páginas)  •  643 Visitas

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IGUALANDIA: un mundo no tan mágico.

En un pueblito llamado Villa Flores, cerca de la estación primavera, vivían muchos niños que siempre se reunían al salir de la escuela, todos tenían entre cinco y seis años.

Cierto día estaban reunidos en la plaza del pueblo, y comenzaron a hablar sobre lo que les gustaría ser de grande.

Clara decía: – “A mí me gustaría ser peluquera, como mi tía”.
Mateo agregó: – “Pues… a mi… ¡policía! ¡Para atrapar a todos los ladrones!”.
Lucas:- “¡Buaf! Yo prefiero ser ingeniero y construir robots; o también futbolista como Messi”.
Bruno: – “¡Pues yo quiero ser albañil como mi papá!”
Sofía: – “A mí me gustaría ser arquera de un equipo de fútbol, mi arquero preferido es Casillas”.

De pronto, todos los niños comenzaron a reírse, Sofía se puso muy triste y salió corriendo hacia su casa. Cuando llegó comenzó a llorar. Un poco después, sonó el timbre de su casa, era su amiga Clara, quien había ido para consolarla. Para que dejara de llorar, a Clara se le ocurrió hacer un dibujo, así que tomó un papel rosa, un lápiz y comenzó a dibujar.

Clara se dibujó a sí misma y a Sofía en una peluquería. De repente, empezó a salir una enredadera del dibujo y muchísimo polvo rosa, las dos niñas comenzaron a toser y a estornudar, y cuando el polvo desapareció, lograron ver a un pequeño duende.

Las dos niñas se asustaron pero a la vez estaban muy sorprendidas, pues no entendían bien lo que estaba sucediendo. Después de que el duende se sacudiera su ropa, las niñas comenzaron a reír, se dieron cuenta de que el duende llevaba todo su atuendo de color rosa, también los zapatos.

El duende les dijo: – “Hola, me llamo Rosialfre, vengo del Mundo Igualandia. ¿Saben por qué estoy vestido todo de rosa?”
Sofía dijo: – “Pues claro, eres un chica”.

Las dos niñas comenzaron a reír.

Muy enojado el duende les dijo: –“¡Pues no! Como bien he dicho mi nombre es Rosialfre y soy un chico. En mi mundo no hay diferencias de vida entre chicos y chicas, todos podemos jugar a lo mismo, trabajar en iguales oficios, vestir de todos los colores…”

Las niñas incrédulas, le contestaron que eso no era posible, no podía ser real.

Sofía dijo: – “Entonces… ¿las chicas pueden llegar a ser arqueras de un equipo de fútbol?”
Rosialfre le contestó: – “Por supuesto, arqueras, futbolistas, camioneras… pueden trabajar en lo que deseen. Además tanto las chicas como los chicos hacen las tareas de la casa como barrer, cocinar, lavar los platos… pero ¿no es mejor que ustedes mismas lo vean?”

-  Sofi, no le hagamos caso. Nos está mintiendo. No existe ningún mundo más que el nuestro-, dijo Clara.

– “Si quieres verlo, tienes que decir las siguientes palabras: “Pisotón, pisotán da tres saltitos y a Igualandia entrarás”. – Dijo el duendecito.

Las niñas dieron tres saltitos diciendo las palabras mágicas. De pronto, todo desapareció a su alrededor. Cuando abrieron los ojos se dieron cuenta de que estaban en otro mundo; quizás un mundo mágico. Las casas eran multicolores, los duendes niños y niñas jugaban en el bosque…
El pequeño Rosialfre se acercó hacia una gran puerta y dio dos golpes: “Toc-toc”. De pronto, un gran duende le abrió.

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