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LA GRAMÁTICA Y EL TIEMPO


Enviado por   •  27 de Febrero de 2013  •  778 Palabras (4 Páginas)  •  305 Visitas

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LA GRAMÁTICA Y ELTIEMPO

(Ensayo)

El lenguaje no se ha inventado para ser oído sino para ser comprendido. El pájaro canta para ser escuchado; el hombre habla para ser comprendido. “La dificultad de comprensión reside en que nunca se dice lo que se quiere decir. Por tanto, cualquier forma inteligible que lleve a las otras mentes al sentido deseado, es buena” (León Daudí, Prontuario de Lenguaje y Estilo, Barcelona, 1967). Por eso nosotros en nuestro afán de ser comprendidos, echamos mano de las armas que nos proporcionan el uso y la costumbre, y sentimos la necesidad de hacer a un lado, muy a propósito, las reglas impuestas por la gramática.

La gramática priva al hombre de su libertad de expresarse como mejor le parece. Es por eso que tiene algunos enemigos que particularmente le hacen la guerra. El primero de ellos es el uso. A la hora de hablar, mandamos a la gramática por un tubo y decimos las cosas como las sentimos. Conviene decir que lo que nosotros expresamos al hablar, no nace de las reglas gramaticales; sino de nuestras necesidades internas de comunicarnos y de ser comprendidos eficazmente. Los seres humanos somos maestros de la imaginación. Lo que no existe, lo inventamos. Esto se aplica al lenguaje. En este ensayo, me ocuparé de un caso bastante particular, como lo es el lenguaje salvadoreño. En el quehacer cotidiano el salvadoreño es amo y señor de las palabras y las frases. Hace elipsis a su antojo.

La gramática sostiene que todo lo posible se ha hecho ya, y de esta forma deja al margen la creatividad de algunos escritores, la forma de hablar de la gente común, que en último término, es la que tiene el poder de transformar nuestro idioma introduciendo nuevas formas de hablar.

Yo sostengo la idea de que el poder de transformar el idioma y el lenguaje no lo tiene la RAE sino la inmensa mayoría de las masas, compuesta de gente inculta, que se comunica más por necesidad que por profesión. En los tiempos del Imperio Romano, el Senado era nada más el representante del pueblo, ya que en último término, el poder romano estaba en el vulgo, y no en el mármol del Senado como lo advertía Graco. Aquí, en nuestro idioma sucede lo mismo. La máxima autoridad no son los gramáticos sino la mayoría de hispanoparlantes que introducen nuevas formas y las hacen valer a fuerza de uso.

-La costumbre: Consecuencia de ese uso, nace la costumbre de hablar usando palabras y frases nuevas cargadas de inmenso significado, aun cuando carezcan de orden gramatical. El verdadero sentido gramatical de las palabras, y de las construcciones reunidas y catalogadas en el cuerpo sistemático de una gramática se ve estropeado en la conversación.

-El tiempo: Nadie sabe qué nuevas formas de hablar surgirán de aquí a 20 años y en un ambiente pluricultural,

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