LA INCOMUNICACIÒN

La imposibilidad de establecer una comunicación fluida entre dos o más personas, se conoce como incomunicación.

Es increíble pensar que en plena era de las comunicaciones, la incomunicación con los que nos rodean sea un problema cada vez mas grave.

Son muchas las personas que tienen problemas para comunicarse con sus parejas, padres, hijos, amigos, conocidos y compañeros de trabajo.

Para evitar la incomunicación debemos mantener un compromiso de honestidad, seguridad, seriedad, respeto y madurez.

Muchas de las causas de la incomunicación se ven reflejadas en el no buen uso del lenguaje, del entendimiento, del significado de la palabra, en el sentirnos engañados, en la falta de confianza y en la desinformación del tema.

La timidez e intolerancia impiden también una comunicación plena, al igual que el rechazo en ocasiones personales, aunque por lo contrario debería ser una relación fluida.

Pero no hablamos solo de una incomunicación de ser a ser, hablamos también de los medios de comunicación al ser, son ellos los encargados de transmitir información sensata de los acontecimientos, pero gracias a la poca importancia que retorna para ellos la noticia, la tratan con superficialidad, desconocimiento, sensacionalismo y como manejo de mercancía. Ellos son utilizados como medio de conversación para tener una plena confianza del mensaje, pero muchas veces no se logra lo que se espera.

¿En qué ha fallado la comunicación e información en los procesos de paz de Colombia?

En los procesos de paz que ha vivido Colombia desde los años 80 hasta hoy algunos periodistas no entienden las complejidades y singularidades que implican e involucran dichos procesos. Son abundantes y graves los casos de periodistas y medios cuya tarea perjudica los procesos, encienden los ánimos y ponen defensas a las siempre difíciles tareas de la paz. En este momento la prensa colombiana tiene que entrar a jugar un papel distinto al que está jugando ahora. Hace falta que algunos periodistas conozcan más y mejor el proceso en sí, que no tiene antecedentes en el mundo. Conocerlo en todos sus matices, justicia, verdad y reparación.

Falta en ocasiones contexto y profundizar en el tema. La información sin conocimiento ni contexto crea expectativas que quizás resulten imposibles de cumplir y contribuye así a cultivar frustraciones.

Vendrán más calumnias y más ataques contra funcionarios del gobierno y contra otros ciudadanos. Pero solo lograrán su cometido en la medida que consigan medios que publiquen esas calumnias. Esto no quiere decir que dejen de informar. Porque se conoce, respeta e impulsa la tarea de la prensa.

Sería una ingenuidad esperar que los integrantes y jefes de estos grupos ilegales, y sus múltiples “asesores” muchos de ellos prácticos en rutas, correos y otros temas del narcotráfico se queden quietos. El poder económico de los grupos armados ilegales es inmenso. En proporción lo es su capacidad de introducirse a los organismos del Estado. Y de involucrarse en los procesos de los medios de información.

El gobierno no ha ejercido, ejerce, ni ejercerá presiones hacia los medios de comunicación. Por el contrario cada día logra mejorar resultados en la defensa de la vida de los periodistas. Que es el mejor aporte pensable a la libertad de prensa.

Nada nos debe detener para que se conozca con toda profundidad ese círculo de narcotráfico y política que lleva 25 años socavando la democracia colombiana. Tenemos que conocer el contexto, entender que está pasando, y también lo que pasó.

Hay una sensación de angustia en sectores de la población por la avalancha de noticias negativas que produce el proceso. Durante un tiempo la cosa empeorará. La comisión nacional de reparación y reconciliación creó una comisión de verdad histórica que arranca su trabajo

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