INCOMUNICACION FAMILIAR
caritolaunica3 de Junio de 2014
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1. INTRODUCIÓN
La familia es el más básico de todos los grupos humanos, es el contexto donde se dan los primeros pasos hacia la comunicación.
La mayoría de los jóvenes se sienten distanciados de sus padres aun cuando buena parte de ellos aseguran tener una excelente relación con sus hijos. Sin embargo, lo cierto es que son una minoría los casos en los que esa aparente interrelación se lleva a efecto.
Los padres deben ser conscientes de las necesidades afectivas y de conocimiento de sus hijos siendo necesario que exista entre ellos una armonía tal que les permita comunicarse sin impedimento alguno. Si eso no se produce desde la infancia cuando el niño llegue a adolecentes no sabrá como acercarse a sus padres, y por tanto, difícilmente podrá llegar a conectar con ellos. De hecho, lo que ocurrirá es que ocultará sus sentimientos. Para evitar que esto suceda es necesario hablar, saber escuchar y saber interpretar los silencios de los hijos, ya que esos silencios delatan muchas veces las omisiones y las carencias educacionales.
La comunicación no resulta fácil para aquellos adolecentes que no han vivido una infancia equilibrada en el terreno afectivo. Y eso no quiere decir que no hayan tenido el cariño necesario. Un hijo puede haber sido muy querido pero si e ha faltado comunicación, entrega, afianzamiento de sus necesidades psicológicas (afecto, valoración, sinceridad) no tendrá equilibrio en su vida.
Los padres deben saber también que cuando el niño llegue a la pubertad necesitará sentirse comprendido, estimulado y aconsejado pero deben respetar su libre elección. Comunicarse bien con los hijos cuando son adolecentes o jóvenes es entregarse a ellos y hacerles saber que ahí están si los necesitan, pero no interfiriendo en su vida, en sus decisiones. El mayor error que puede cometer un padre con un hijo es hacerle sentir que no sabe hacer las cosas por sí mismo.
2. LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA:
2.1. GENERALIDADES
La manera en que la familia se comunica con el medio externo, influye en cómo cada miembro se comunica con su mundo extra familiar. En general podemos afirmar lo siguiente:
Si en la familia los padres mantienen entre ellos una comunicación sincera y clara, los hijos aprenden a comunicarse de una manera semejante dentro y fuera del hogar. Si un adolescente, joven está acostumbrado a vivir en una familia en la que sus padres le comunican claramente sus pensamientos y sus normas, en la que está permitido hablar de los sentimientos de cada uno de sus miembros, el adolescente se comunicará con más libertad, pues sentirá que le está permitido ser sincero.
Si en una familia hay muchos secretos, miedos y mentiras, para los hijos le será muy difícil cambiar esta manera de expresarse y continuará con estas pautas.
Cuando la familia critica frecuentemente el mundo exterior y es tan cerrada que no permite entrar a nadie en el suyo, los hijos tendrán dificultad en aceptar a los demás, tendrán miedo a contar a sus padres las cosas e incluso él mismo será demasiado desconfiado.
2.2 PROBLEMÁTICA:
a) ¿Cómo puede afectar a los hijos la comunicación entre los padres?
En ocasiones, cuando hay problemas de relación y de comunicación entre los padres, éstos involucran directamente a los hijos con la esperanza de poder solucionar sus propios problemas o de demostrar que tienen razón por estar los hijos de su parte.
Si el conflicto entre la pareja es grande, esta actitud separa a los hijos de los padres, a veces sin entenderlo y haciéndoles un daño inmenso que no les permite madurar con normalidad.
Si la relación entre los padres no es buena, los hijos crecen en un ambiente inadecuado y por ello sufren. No obstante, si lo que pasa en casa se habla entre los padres, si cuando los hijos preguntan se les dice la verdad, si no hay mensajes ocultos, la implicación de los hijos es menor y, por lo tanto, el daño también lo es.
Recomendaciones:
• Si te encuentras reflejado en alguna de estas situaciones, no lo dudes, procura dejar fuera del problema a tu hijo.
• No obstante, si tu hijo te pregunta, puedes comentar con él estos problemas, pero sin entrar en los detalles íntimos. No debes intentar que tu hijo los resuelva, pues no puede hacerlo.
b) El Hablar Muy Poco.
Hay casas en las que el diálogo ha sido sustituido por el silencio. Las conversaciones se limitan a "Buenos días", "¿Quieres comer?", "Me voy a estudiar" o "Adiós".
Hay familias en las que se habla poco, sea por desacuerdo entre los padres o por costumbre. Hay muchos motivos por los que, a veces, poco a poco se habla cada vez menos; incluso con frecuencia se piensa que no hace falta hablar, que ya saben todo unos de otros.
. La incomunicación conduce a no entenderse, a malentendidos y a una sensación de soledad que invita a hablar cada vez menos.
A los jóvenes les gusta estar solos, tener su espacio privado. Pero eso no quiere decir que no necesiten el diálogo. La comunicación entre padres e hijos es imprescindible para entenderse, para estar a gusto en casa.
¡Procura que el diálogo no falte en tu casa! En un ambiente en el que se habla poco es difícil que apetezca contar tus cosas, reina el silencio, generalmente acompañado de sentimientos de soledad y tristeza. Por el contrario, en un ambiente más comunicativo en el que cada uno dice las pequeñas cosas diarias es más fácil que tu hijo también cuente sus preocupaciones y se sienta más acompañado.
c) Causas.
- Falta de tiempo en la dedicación a los hijos.
- Es cierto que las preocupaciones laborales y los quehaceres diarios nos distraen frecuentemente; además, muchas veces no apetece hablar, ni escuchar; lo único que se desea es leer el periódico o ver la T.V.
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- Si en la familia los padres mantienen entre ellos una comunicación sincera y clara, los hijos aprenden a comunicarse de una manera semejante dentro y fuera del hogar.
Cuando la familia critica frecuentemente el mundo exterior y es tan cerrada que no permite entrar a nadie en el suyo, el adolescente tendrá dificultad en aceptar a los demás, tendrá miedo a contar a sus padres las cosas e incluso él mismo será demasiado desconfiado.
2.4. ERRORES QUE DEBEMOS EVITAR PARA TENER UNA BUENA COMUNICACIÓN CON NUESTROS HIJOS.
• No escuchar: Debemos darnos tiempo y tranquilidad para escuchar adecuadamente.
• Hay que prestar atención para entender lo que se nos está hablando.
• No escuchar positivamente. Una actitud positiva y optimista facilita mucho el diálogo. Si, ante cualquier comentario, sólo ves lo negativo, el emisor acabará no teniendo ganas de hablar contigo.
• Menospreciar sus las ideas Debemos respetar las ideas aunque no estemos de acuerdo con ellas y transmitirle tu opinión con respeto, sin hacerle sentirse inferior.
• Ponerse a la altura del adolescente. Hay momentos en las discusiones en que es fácil creer que hablas con un igual y en que puedes sentirte como si fueras tu hijo adolescente. No hay que olvidar que como padre eres su educador, no igual a él. En esos momentos recuerda que le estás educando y que tienes autoridad sobre él.
PRINCIPALES ESTILOS DE COMUNICACIÓN:
Hay fundamentalmente tres estilos de comunicación: agresivo, pasivo y asertivo.
a) Agresivo: este estilo generalmente no tiene en cuenta la opinión del interlocutor o, si la tiene, parece que quiere imponer sus deseos sin respetar los derechos de los demás.
b) Pasivo: Este estilo acepta todo lo que el interlocutor le dice sin hacer respetar sus propias opiniones, sus propios derechos. No expresa de un modo directo a los demás sus pensamientos, sentimientos o necesidades, de manera que, al no comunicar sus deseos, no consigue resolver las situaciones de manera satisfactoria.
c) Asertivo: Cuando se expresa de forma que respeta tanto los derechos ajenos como los propios. Es capaz de exponer su punto de vista y defender sus derechos de una manera clara y sin hacer daño a su interlocutor.
Son signos de esta actitud mirar a los ojos, exponer claramente las cosas y un tono de voz tranquila.
Tanto en la relación entre personas iguales como entre las que no lo son el estilo más adecuado de comunicación es el llamado asertivo, ya que, cuando lo usamos, escuchamos y entendemos a quien nos habla, a la par que también expresamos con delicadeza nuestros derechos. Si usas este tipo de comunicación, tu hijo adolescente se sentirá escuchado y tú, respetado.
4. Actitudes y métodos para mejorar la comunicación. (SOLUCION)
4.1. Escucha activa
La escucha activa es una habilidad que ayuda a comprender a la persona que nos está hablando y transmitirle el mensaje de que está siendo entendida y aceptada.
En la escucha activa la actitud que adoptes es mucho más importante que las palabras que digas a tu hijo. Si la actitud no es comprensiva, cualquier cosa que le digas será recibida e interpretada como rechazo. Tus palabras no le engañarán. Recuerda que la comunicación no verbal, la que transmite los sentimientos, es la más importante.
Escuchar activamente es fundamental para comunicarte bien con tu hijo, pues con esta actitud le invitas a continuar hablando.
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